Tequila, Jal., La vinaza, un residuo líquido contaminante derivado del agave durante la elaboración del tequila, ha sido desechado por la industria jaliscience durante varios años en los cuerpos acuáticos del estado, entre otros, los arroyos Atizcoa y Las Ánimas, en la región Valles. Este asunto no ha sido atendido por las autoridades, mientras los productores justifican que no realizan los procesos de tratamiento de aguas residuales por el alto costo del equipo y la tecnología.
En un recorrido de La Jornada se detectó que esto sucede en destilerías vinculadas con la familia Orendain, La Arenita y La Mexicana, instaladas en los números 36 y 206, respectivamente, de la calle Tabasco, donde las vinazas son vertidas desde hace años al arroyo Atizcoa, perteneciente al municipio de Tequila, a través de canales al aire libre.
Estos residuos son resultado de la destilación, tienen alto contenido de materia orgánica, gran demanda química de oxígeno y un PH bajo, lo que ha provocado la muerte de peces y otro tipo de especies de un cauce que hace décadas era usado para riego en los hogares.
Aunado a la falta de fiscalización y sanciones para este caso, Francisco Xavier Orendain de Obeso fue nombrado en 2018 coordinador general estratégico de Crecimiento y Desarrollo Económico de Jalisco, organismo que encabeza el gobernador Enrique Alfaro, del partido Movimiento Ciudadano (MC).
Rafael Orendain Parra es otro empresario vinculado a gobiernos de MC y ocupó, hasta octubre pasado, el cargo de coordinador de Proyectos Estratégicos en el gobierno de Guadalajara, al frente del cual estaba el actual gobernador electo Pablo Lemus.
Entre los miembros de esta familia también figuran banqueros, organizadores de bodas de lujo, asociaciones y lienzos de charros.
La productora Casa Sauza, propiedad de la trasnacional japonesa Suntory, informó en un texto de 2017 (https://shorturl.at/u8KCk), firmado por Gonzalo Osorio, especialista en tratamiento en aguas residuales, que descarga sus desechos en el Atizcoa ya diluidos.
“Desgraciadamente este arroyo ya viene contaminado por las demás tequileras y población en general; sin embargo nuestras emisiones ayudan a mejorar la calidad global de estas aguas.
Un canal contaminado en Tequila, Jalisco, donde industrias tequileras vierten desechos conocidos como vinazas. Foto Arturo Campos Cedillo
La industria tequilera no ha adoptado en general esta práctica debido al alto costo del equipo y tecnología de una planta de tratamiento de aguas residuales que llega a costar varios millones de pesos. El equipo es sólo el costo inicial ya que el mantenimiento, gastos como energía eléctrica y personal capacitado llegan a ser también altos
, justifica.
En 2021 colapsó estructura para secar las vinazas
En 2021 en el pueblo Ayotlán de la región Altos de Jalisco, colapsó una estructura para secar las vinazas y millones de litros cayeron al arroyo Las Ánimas hasta llegar a la presa de San Onofre, lo que provocó la muerte de al menos 100 toneladas de peces, y la putrefacción del agua afectó a los pescadores.
En junio de 2011, en la región Sierra de Amula, hubo muerte masiva de peces en el río Tuxcacuesco, luego de que desde uno de sus afluentes, el río Tonaya, se encontró una alta concentración de aguas negras y vinazas de empresas destiladoras.
Sólo en 2023 se produjeron alrededor de 600 millones de litros de tequila y se estima que por cada litro de la bebida se generan de 10 a 12 litros de vinaza como desecho, lo que significa que el impacto residual fue por lo menos de 6 mil millones de litros sin que se sepa cuántos de ellos recibieron algún tipo de tratamiento.
Alfaro reconoció la crisis ambiental por las vinazas y desde octubre del año pasado se comprometió a que antes de terminar su gestión, el próximo 5 de diciembre, sería inaugurada la primera planta de tratamiento pública.
Sin embargo, adelantó que se cobrará a las empresas, aunque con costos accesibles
.