De la política zacatecana habrá mucho que decir, por ejemplo, que desde hace un buen rato ya no esperamos nada de aquéllos que escogimos como representantes hace tres años. Desde donde yo veo las cosas, y sé que no soy la única, no fueron los tres años suficientes ni siquiera para hacer algo relevante por el Estado, comenzando por la gran incertidumbre perceptible en nuestra vida cotidiana, y la grave inseguridad. Si tan sólo dejaran de tomarse los puestos públicos para enriquecerse personalmente seria otro cantar. Esto nos mueve a pensar en si hemos escogido a las personas ideales.
Una vez que se hizo pública la noticia de la candidatura de Luis Medina Lizalde al senado, hubo en el ambiente zacatecano opiniones al respecto. Las más a favor. No pasó por desapercibido su anuncio, ni mucho menos. ¿Pero qué significa realmente esta candidatura? De entrada Luis Medina es conocido por su gran trayectoria política, periodística y académica, es decir, que no es un candidato que pretenda llegar al electorado a través de la pinta de bardas, pegosteando taxis o mediante meros bailes en tik tok. Significa que bien llegue a la curul o no, sabe muy bien cuantos artículos tiene la Constitución Política y el contenido de los artículos 3° y 27°. Significa que lo dejen o no, gestionará para Zacatecas, para la gente, más allá de sus diferencias políticas.
El Oso representa a aquella generación de jóvenes zacatecanos que por allá de los años 70 dirigieron una izquierda más respetable, instruida en lecturas interesantes; que si hoy les parecen comunistas los libros de texto gratuito, aquellos eran cosa seria. Una izquierda que contribuyó al surgimiento de un Zacatecas más cultural, más de mundo. Y perdón si tengo imprecisiones sobre tema, el cual conozco por la lejana cercanía que tengo con algunos de ellos. Pero de que el Oso es distinto al resto de los precandidatos, vaya que lo es. Desafortunadamente de ningún otro podemos decir lo mismo, y lo digo con pena, porque qué mejor que todos ellos fueran igual de capaces en cuanto a desarrollo político. Incluso una mente tan distraída como la mía sabe que ya es necesario tener digno representante de Zacatecas en la cámara de senadores. Y hablando de eso ¿donde están los que nos representan ahora?
Es tiempo de afianzar los valores críticos como sociedad y como ciudadanos, de reconocer que si alguien es vecino de Zacatecas es precisamente el Luis Medina. Que si alguien en el partido hegemónico a nivel local es de izquierda es él, y no se hace alarde de ello para conectar con algún sector en específico. Si me preguntan, tampoco es incongruente en lo que piensa y en lo que hace.
Queda también por demás analizar el hecho de que ningún partido es dueño de una ideología concisa, y se diga lo que se diga, por desgracia solemos votar influenciados por los medios de comunicación y las redes sociales, sin convertir ese valioso acto de voluntad ciudadana en el producto de la reflexión. Sufragios que encumbran a políticos menores, a caciques impresentables. No puede legítimamente hablarse de sufragios de calidad, sencillamente porque cada uno de ellos vale lo mismo al momento de la elección. Un voto ya en la urna se ve y es igual a los demás en ella depositados. Lo que sí es materialmente posible es la búsqueda de la calidad en las candidaturas de la izquierda. Si el programa de Morena es una crítica al sistema político y electoral heredados del neoliberalismo, muy bueno sería imaginar y aplicar mecanismos más democráticos y encaminados a elevar la calidad de los cuadros políticos. Pero volviendo a Luis Medina, a quien sí tengo la suerte de conocer como candidato de calidad, no me queda por decir, más que se trata de la mejor carta que tiene la 4T en Zacatecas.
Por ahora está la propuesta sobre la mesa, falta un tiempo para que este proceso vaya tomando color, sin embargo es agradable ver la pasión con que nuestro amigo se entrega a su vocación, que está interesado en escuchar a cada persona, saber cuál es el sentir del pueblo, en momentos en los que sabe que la política nacional ha decepcionado a más de uno.