Rosa Luxemburgo, en un ensayo de septiembre de 1898 –“Reforma o revolución”-, aparecido en el Leipziger Volkszeitung, nos recuerda el esquema de falansterios de François Marie Charles Fourier, con el que el socialista francés pensaba transformar los océanos en limonada. La idea de Fourier le parecía fantástica, y usó la imagen para compararla con las ideas que sostenía Edouard Bernstein respecto de la transición pausada, mediante reformas, del capitalismo al socialismo, que le parecían igual de fantásticas. Las ideas de Fourier, sin embargo, corren todo a lo largo de la obra de Marx y Engels: desde la Ideología alemana donde las ideas sobre la familia que sostuvo Fourier fueron defendidas contra Kart Grun, pasando por El origen de la familia la propiedad privada y el Estado, hasta las cartas y notas más tardías de Marx. Lo que proponía Fourier era fantástico, ya que según él, el trabajo, que para la mayoría de los seres humanos es un gran desconsuelo, lo tengan o no, se debe transformar en una aventura erótica movida por las pasiones de atracción en un mundo radicalmente distinto que Fourier nombraba “Armonía”.
Las propuestas de Fourier tenían ensanchar los límites del deseo humano, que son empequeñecidos bajo las condiciones del trabajo capitalista. Casi toda proposición radical se centra en la cesura que instauran las condiciones actuales entre el gozo y el trabajo. “Gozo” y “trabajo” son cosas distintas que se realizan en espacios y tiempos separados, y por su naturaleza no están nunca juntas. Mejorar las condiciones de vida de los trabajadores equivale a transformar el suplicio que implica trabajar en un verdadero goce humano. Así que la declaración de principios de los sindicatos es un pálido reflejo de esa aspiración, que se difumina en la palabrería y frivolidad de los líderes. La huelga del Spauaz vive, o vivió, de esa idea: mejorar las condiciones de vida de los docentes, pero al no tener una perspectiva clara y global del asunto se decantó por la confusión y naufraga en sus aporías. La primera crítica que se debe lanzar a la conducción que ha llevado el Comité Ejecutivo y su comité de huelga es que no han tenido la capacidad de establecer con claridad, desde el principio, lo que planteaban por objetivos del movimiento.
Y la prueba de esta afirmación es que han cambiado de puntos centrales en al menos una ocasión. Si aunamos a eso que los líderes, y con ellos su comité de huelga, alegan que no comprenden las propuestas de la Rectoría la confusión crece a niveles fantásticos. La segunda crítica es hacia la extravagante estrategia de “desconocer al rector como interlocutor”, a sabiendas de que hacer eso es condenarse al soliloquio, porque las atribuciones de negociar y decidir sobre la UAZ corresponden al Rector y a nadie más. La tercera crítica está dirigida hacia la poca capacidad negociadora del Comité de Huelga, que rechazó de manera total la primera propuesta de la Rectoría del día 26 de febrero del año en curso y que contenía la oferta de docimar mensualmente, a razón de 7 millones por mes, 84 millones de pesos. Misma propuesta que se reiteró en los ofrecimientos del 2 de marzo pero a los que la Rectoría añadió la corrección de que ya no estaba sobre la mesa la propuesta de los 84 millones, sino una avalada por Gobierno del Estado mediante oficio, en la que se ofrecían alrededor de 30 millones de pesos. A partir de ahí comenzó una discusión estéril sobre 84 millones fantasma. Más confusión, porque se adujo que nadie sabía si habían sido retirados de la negociación. Todos estos son errores menores, en principio inevitables cuando los problemas son tan complejos y no se tiene el tiempo de analizarlos en detalle. Pero hay un punto que sí es grave, y es la aporía que contiene el planteamiento básico del Spauaz.
En principio podemos resumir la ambición del sindicato en dos puntos centrales: el pago de la seguridad social de todo el año de 2015 y la garantía irrevocable de que habrá procesos de contratación definitiva. La primera petición se hace, se dice, porque es la manera de detener el atraco hacia los docentes en su seguridad social, y de darle viabilidad a una institución que vive endeudada. En este punto es confuso el planteamiento, porque se toma como causa de la deuda el atraco hacia la seguridad social, cuando el origen de ella reside en la contratación realizada sin presupuesto y que se financia de la partida para seguridad social –que si tiene soporte presupuestal-. Debido a esto es que no es muy notorio que la petición de contratar de manera definitiva lo que hará será incrementar el déficit financiero porque habrá más plazas sin soporte presupuestal. Se aduce que no cuestan, pero aparte de incrementar el déficit esas contrataciones implican a futuro promociones que sí implican gasto, y negárselas a los docentes es romper de inmediato la idea de mejorar sus condiciones laborales, antes se les están empeorando al no permitirse su promoción y mantenerlos indefinidamente en una situación de explotación intensiva. ■