Editorial Gualdreño 676
No ha dejado de llover en Zacatecas desde hace días y la gente, sobre todo en el campo, lo celebra; se espera que haya buena cosecha este año y los paisajes empiezan a reverdecer. Hay muchas creencias populares que hacen referencia a la “temporada de aguas” que se extiende hasta el mes de septiembre, como la relacionada con San Isidro Labrador, al que se le pide el 15 de mayo que haya buen temporal; o la de pedir a la Virgen del Refugio -cuya celebración es el 4 de julio- que proteja las cosechas. También hay quien dice que el mejor mes para que inicie la lluvia y beneficie los sembradíos es junio, de ahí que también se diga en algunos lugares que “agua de mayo ni pa´l caballo”, de acuerdo con la tradición popular.
A propósito de la Virgen del Refugio van dos datos que me parecen muy interesantes: en el altar izquierdo del crucero del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, se conserva desde 1821 una imagen de esta virgen, la pintura de caballete del Convento Franciscano de Nuestra Señora de Guadalupe, Zacatecas, “fue restaurada y devuelta a su comunidad religiosa por la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en el umbral de la celebración de la Semana Santa” (1), en abril de 2024; es una obra hermosa que puede ver en su próxima visita al Pueblo Mágico de Guadalupe. El segundo dato es que el 4 de julio de 1845 una imagen de esta virgen fue llevada a Acámbaro, Guanajuato, por cinco franciscanos desde Zacatecas y desde entonces es la patrona de los acambarenses; lo que demuestra el fervor que los franciscanos le tienen a esta virgen en particular.

La lluvia, también ha sido un tema al que han recurrido poetas como Jorge Luis Borges, Federico García Lorca y Octavio Paz, entre muchos otros; de este último, comparto con ustedes “Como quien oye llover” para iniciar bien la semana:
Óyeme como quien oye llover,
ni atenta ni distraída,
pasos leves, llovizna,
agua que es aire, aire que es tiempo,
el día no acaba de irse,
la noche no llega todavía,
figuraciones de la niebla
al doblar la esquina,
figuraciones del tiempo
en el recodo de esta pausa,
óyeme como quien oye llover,
sin oírme, oyendo lo que digo
con los ojos abiertos hacia adentro,
dormida con los cinco sentidos despiertos,
llueve, pasos leves, rumor de sílabas,
aire y agua, palabras que no pesan:
lo que fuimos y somos,
los días y los años, este instante,
tiempo sin peso, pesadumbre enorme,
óyeme como quien oye llover,
relumbra el asfalto húmedo,
el vaho se levanta y camina,
la noche se abre y me mira,
eres tú y tu talle de vaho,
tú y tu cara de noche,
tú y tu pelo, lento relámpago,
cruzas la calle y entras en mi frente,
pasos de agua sobre mis párpados,
óyeme como quien oye llover,
el asfalto relumbra, tú cruzas la calle,
es la niebla errante en la noche,
como quien oye llover
es la noche dormida en tu cama,
es el oleaje de tu respiración,
tus dedos de agua mojan mi frente,
tus dedos de llama queman mis ojos,
tus dedos de aire abren los párpados del tiempo,
manar de apariciones y resurrecciones,
óyeme como quien oye llover,
pasan los años, regresan los instantes,
¿oyes tus pasos en el cuarto vecino?
no aquí ni allá: los oyes
en otro tiempo que es ahora mismo,
oye los pasos del tiempo
inventor de lugares sin peso ni sitio,
oye la lluvia correr por la terraza,
la noche ya es más noche en la arboleda,
en los follajes ha anidado el rayo,
vago jardín a la deriva
entra, tu sombra cubre esta página.
Ojalá la lluvia entonces nos traiga buenas noticias esta segunda mitad del año que recién inicia.
Que disfrute su lectura.
Jánea Estrada Lazarín
[email protected]
(1)https://www.inah.gob.mx/boletines/inah-entrega-restauracion-de-la-virgen-del-refugio-pintura-del-convento-de-nuestra-senora-de-guadalupe-zacatecas