Las elecciones del domingo 4 de junio tuvieron el resultado esperado. Terminaron por ser, como escribiría el clásico, la crónica de unos comicios anunciados. Se confirmó lo que ya se esperaba. No hubo sorpresas. Ganaron los que ya se sabía que iban a ganar, si bien, no con el margen que habían predicho las encuestas, que rara vez aciertan. El desenlace estaba cantado.
Vayamos por partes.
Coahuila. El PRI, con su alianza, tuvo como abanderado a Manolo Jiménez, un exitoso alcalde de Saltillo y que gozaba de una gran popularidad. Ganó de calle en una proporción cercana al tres a uno sobre el segundo lugar. El tricolor de los Moreira con una maquinaria bien aceitada, se llevó carro completo en los 16 distritos, ganó la gubernatura y todo el territorio. Una victoria soñada. Morena, que hizo una campaña sin los partidos satélites que se le sumaron en alianza en el 2018, ahora contendió en solitario. Su candidato fue un político perdedor, el empresario carbonífero dueño de minas, Armando Guadiana. Con su inseparable texana, sombrero que nos hacía recordar a don Perpetuo, el personaje de los comics de Rius, se pasó la campaña acusando al candidato del PT, Ricardo Mejía Verdeja, y al del Verde, Lenin Pérez, de traidores y de estar al servicio del gobernador coahuilense. Indescriptible, aunque explicable, resulta el que, faltando una semana para los comicios, los dueños de las franquicias de estos partidos rémoras se sumaran de palabra en apoyo al partido guinda. Demasiado tarde, cuando ya no se podían quitar de la boleta los nombres de los candidatos. Estos partidos rémoras ganaron por partida doble: por un lado, al cuarto para las doce, pensando en el negocio y el número de representantes en las cámaras y ayuntamientos que puedan alcanzar y las prerrogativas correspondientes, que les representa en el 24, ir como aliados del movimiento obradorista, se adhirieron a la alianza con Morena. Por otro lado, sobre todo en el caso del PT que, sin tener estructura, con su candidato que no dimitió, logró el registro y las consiguientes prerrogativas en un estado en el que prácticamente no existía. La supieron hacer.
El PRI y sus aliados ganaron porque contendieron con un buen candidato, popular y con presencia en el estado, por tener una mejor estructura y organización territorial muy superior a la de su oponente principal. Ahí están los resultados.
Estado de México. Este que, sin duda, es la joya de la corona electoral del país, por ser el que mayor número de electores, el más poblado y el de mayor presupuesto, era el que la Alianza va por México (PRI, PAN, PRD) buscaba ganar. Como Coahuila, el PRI en el poder buscaba retenerlo. Aquí contendieron representando la alianza citada, Alejandra del Moral y a Morena y sus aliados, Delfina Gómez, que repitió como candidata. Hace seis años rasguñó la victoria, ahora con Morena en la Presidencia, y teniendo a AMLO como su principal promotor y propagandista, logró derrotar a la del Moral. Sin que necesariamente, como tantos sostienen, no siempre ocurre que quien gana el Estado de México gana la presidencial. Pero en términos de recursos, es una entidad que representa un aporte considerable para contender con ciertas expectativas de éxito. En la elección presidencial, es la mayoría de los votos de los ayuntamientos, distritos y estados la que determina al ganador. Con el Estado de México, las guindas tienen ya en el costal 23 gubernaturas. El descalabro que le propino a los aliancistas opositores no es poca cosa. El 24 ya comenzó y los precandidatos morenistas inician con ventaja en una lid que será sino parejera por lo menos cerrada.
Raymundo Cárdenas revisitado. El libro autobiográfico sobre sus memorias, que comprende su trayectoria personal y su paso por la política de Raymundo Cárdenas, cumplió con las expectativas, por lo que hace a la asistencia en su presentación. Quienes esperábamos un texto en el que se abordaran y analizaran los temas de la política, de manera un tanto más extensa, el autor escogió narrar en primera persona, mediante una prosa y estilo sencillos, a la vez que amena. El libro habla de sus ancestros directos, de su infancia, juventud, su incursión en el deporte y su participación en la política. Para hacer más interesante su lectura, los pasajes que va describiendo los enriqueció con fotografías alusivas a los momentos y experiencias que menciona. Muy recomendable su lectura, sobre todo porque nos enteramos del contexto social y político de la ciudad de Zacatecas, incluido el ICAZ, que devendría en la UAZ con sus maestros y actores políticos.
Dijo que pensó en escribir sus memorias pensando en que sus hijos, familia y parientes lo leyeran y no dejar en el olvido lo que él vivió para contarlo. En otras palabras, Raymundo escribió un libro para lo leyeran sus parientes y también sus cuates.
