En el año de 1988, la Escuela de Odontología contaba con siete clínicas distribuidas entre Zacatecas, Guadalupe y Tacoaleche para cumplir con la función de extensión y servicio de atención. Entre 1984 y 1988 se atendieron 22 mil 250 pacientes, a través de un modelo de atención acorde a las necesidades de la población, lo que permitió que los estudiantes de la escuela realizarán más horas-clínica y, por lo tanto, obtuvieran capacitación práctica. Una de las características de la administración de Juan Manuel García González, como director de la Escuela de Odontología, durante ese periodo, fue compartir, con elementos opositores a la dirección, cargos de importancia, abanderándose de esta forma la pluralidad.
García González les otorgó la libertad necesaria en ámbitos como INIVO para que sus propios integrantes formularan las propuestas de coordinación y normatividad. Si en algún momento se llegaron a frenar las acciones de individuos o grupos, fue por considerarlas lesivas para la vida de la Institución, mas nunca se actuó en detrimento de las relaciones de trabajo propuestas por su administración. A los alumnos se les exhortó a constituirse en una organización capaz de definir sus lineamientos políticos y académicos con el propósito de reivindicar permanentemente sus legítimos intereses.
Se persistía en la investigación como el eje rector de la vida académica de la Escuela de Odontología, a pesar de que, en su opinión, “su práctica no era tan difundida y que su poco ejercicio dejaba mucho qué desear”. Opinaba que “la investigación debía ser retomada para su reorganización y para determinar sus características, tanto en el proceso educativo como en su nivel superior de aplicación. Se afirmaba que el Instituto de Investigaciones Odontológicas había dejado diluir su proyecto central – no obstante tener varias investigaciones en proceso –, desapareciendo con ello sus ejes de desarrollo propuestos, lo que repercutió en la ausencia de seguimiento en las investigaciones, una nula vinculación de éstas y la inexistencia de contenidos entre el SEM y este espacio científico”.
Según palabras del director de la Escuela de Minas, Metalurgia y Geología, Rubén del Pozo, durante el periodo 1985-1988, la escuela asumió “un compromiso más serio y responsable al elevar la calidad de la enseñanza para fortalecer el acervo tecnológico de nuestro sector, mediante la superación académica y estando presentes para coadyuvar, de acuerdo a nuestras posibilidades, en la solución de los problemas del área en el estado, la región y el país”. Aseguró: “hoy tenemos una escuela que busca contribuir en la preparación de personal calificado para atender los problemas tecnológicos que se presentan en la minería y en las ciencias de la tierra de nuestra nación”, agregó que “el medio minero recibe a nuestros profesionistas en sus empresas, sabiendo que tienen la capacidad para enfrentar retos que el trabajo exige en esta industria”. Una acción importante fue la implementación de la licenciatura de Ingeniero Geólogo, con especialidad en Minería y Geohidrología.
En los programas impartidos en la Escuela, la relación teoría-práctica se encontraba equilibrada, las prácticas tenían un peso equivalente a la teoría. En el equipamiento de la escuela se logró reforzar el laboratorio de Mineralogía y Petrografía con dos microscopios metalográficos y tres estereoscopios; el de Mecánica de Rocas con dos cilindros y una bomba hidráulicos de dos velocidades. También fueron beneficiados el de Análisis Químicos y Pruebas Metalúrgicas, y el equipo de pruebas de campo y el topográfico. Un logro importante de la escuela fue colocar al total de sus cinco últimas generaciones de egresados (37), al concluir sus estudios profesionales. En el aspecto de la extensión y servicios, la escuela realizó la estructuración del proyecto de una mina, desde sus estudios geológicos hasta el minero y el metalúrgico.
Al inicio del periodo 1981-1988, la Escuela de Derecho operaba un plan de estudios copiado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante poco más de treinta años; el servicio social se justificaba con constancias que acreditaban un número de horas/servicio, prestado en dependencias oficiales, las labores administrativas eran irregulares; no había control de asistencia de los maestros; el 23 por ciento de la planta docente (30 maestros) eran de tiempo completo y el resto hora-clase; los programas no estaban regulados; no se contaba con instrumental para el apoyo didáctico; los maestros no estaban organizados en academias y no existía reglamentación alguna; no había una orientación en la formación profesional y, por lo tanto, no existía perfil de egreso y, en general, las instalaciones de la escuela estaban deterioradas.
Con el Foro Nacional sobre la Enseñanza del Derecho, convocado el 22 de marzo de 1982, se sentaron las bases para la discusión de una nueva alternativa académica que definiera, en lo fundamental, el perfil de egreso. El plan de estudios que surgió de la reforma fue seriamente cuestionado por unos, y defendido por otros. Para el director de la Facultad de Derecho, Lic. Aquiles Gonzáles Navarro, el plan de estudios era uno de los más acordes con la realidad social del país en ese momento, por lo que quizás se debieran revisar solo algunas materias. Durante el periodo señalado, se crearon las academias, así como su reglamento; el 60 por ciento de los maestros impartió sus clases con un programa estructurado y se logró promover a un gran número de maestros de hora clase a medio tiempo y de medio tiempo a tiempo completo. Se creó el Departamento de Servicio Social y el Bufete Jurídico. En septiembre de 1987 se declaró la conversión de Escuela en Facultad de Derecho con motivo de la creación de la maestría en Ciencias Políticas.
Los estudios de posgrado se lograron gracias al apoyo de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, el Centro Mexicano de Ciencia Política, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y el Colegio de México. Al año y medio de funcionamiento, las publicaciones de resultados de la investigación fueron: Reinterpretando el subdesarrollo, del maestro y Coordinador de la maestría, Dr. Víctor M. Figueroa Sepúlveda, coeditado por la UAZ y Siglo XXI; Elementos para una interpretación de la historia, de la maestra Margarita Hofner Long, libro editado por el Departamento Editorial de la UAZ; y se encontraba en proceso el ambicioso trabajo de investigación titulado Zacatecas en los ochenta, que se derivaba de un proyecto nacional denominado México en los ochenta, y que coordinaba el eminente Dr. Pablo González Casanova. Los siguientes datos muestran el crecimiento de la Facultad de Derecho de 1968 a 1988. En 1968 había 128 alumnos; en 1981 eran 698; en 1988 la población estudiantil era de 1 mil 246 alumnos. De 1968 a 1981, obtuvieron su título 294 egresados; de 1981 a 1988 los egresados fueron 364, con el 70% titulado.
En el periodo de 1984 – 1988 en la Escuela de Enfermería, a partir del taller de Análisis de la Práctica Docente realizado en 1985, se elaboró un programa de formación de profesores del que surgió el proyecto del “curso complementario de licenciatura en enfermería” con un modelo educativo innovador, que se propuso reconocer y valorar los límites propios de la conceptualización de las ciencias de la enfermería. Como resultado de los resolutivos de las dos fases del Congreso de Reforma Universitaria, la Escuela de Enfermería entró en un proceso de modernización en el aspecto educativo. El proyecto de servicio social se debía coordinar con las instituciones de salud y responder a las necesidades del servicio social profesional de enfermería, así como a las expectativas de salud de cada comunidad. Tanto el servicio social como la extensión se encuadraban en una concepción interdisciplinaria del conocimiento.
A través de la investigación se proponía la elaboración de “Marcos de teoría” con el mayor rigor científico posible y “Marcos de referencia” que caracterizaran la problemática a resolver en las aulas, en la investigación y en el servicio: se proponían cambios en las actividades y métodos de enseñanza para el estudio de la realidad. En el marco del IV Curso complementario de la licenciatura en enfermería, Ana Hilda Martínez Quiñonez, Gloria Botello Rodríguez y Alejandro Rosales Encino presentaron el trabajo “Algunos efectos de la contaminación en el hombre por aguas negras”, en el que realizaron una descripción técnica, científica, social y económica de los efectos que causan las aguas contaminadas en la ciudad y en el campo.
Sé parte de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia (LUMAT). Informes: http://lumat.uaz.edu.mx/; https://www.facebook.com/LUMAT.UAZ; https://twitter.com/LumatUaz.
*Docente Investigador de la Unidad Académica
de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia. LUMAT.