La Gualdra 616 / Libros / Poesía
“¿Cómo hacen estas mujeres para hacer con lo terrible literatura? Literatura y no una enumeración de hechos”, leemos en el prólogo escrito por Gabriela Aguirre.
Lo terrible y el horror definitivamente nos asechan en varios momentos del poemario. Es aterrador ver pasar toda una vida como si fuera el mismo día.
“De los cuerpos conoce el abandono. el grito de los pájaros fugaces al caer la tarde. mi madre conoce sus manos. una serie de caminos hacia el paracetamol a altas horas de la noche”, leemos, y se hace evidente el cansancio, el agotamiento, la monotonía y la inevitabilidad abrumadora.
Es un orden impuesto al sinsentido para fingir un sentido aparente, kafkiano y burocrático.
“Una chica se duerme
con el uniforme puesto
cuando despierta
ha envejecido
lo único que reconoce
frente al espejo
es su uniforme impecable”
Para mí, nacida en Polonia socialista, es un recuerdo de la pesadilla de la visión de la vida uniformada y gris. Aquí tenemos a los empleados bien uniformados saliendo del trabajo en las tiendas departamentales, caminando por las calles mojadas por la lluvia tropical.
La multitud no es igual que la masa. La multitud preserva todavía a los individuos; los individuos en la multitud todavía son diversos, parecidos, pero no iguales. La masa, sin embargo, ya es tibia y uniforme, y pastosamente gris. Max Stirner nos advertía que los individuos cuando se homologan, se vuelven una masa, la que luego llamamos la humanidad, más esa “humanidad” sigue siendo una fantasmagoría. Sin embargo, lo uniformado, lo que tiende a desindividualizarnos, siendo una amenaza a la vez, nos protege ¿quién soy?
Indudablemente no es mi libro, empero lo considero tan cercano, tan importante y tan trascendental que me siento en el deber de darle la mejor bienvenida posible, inclusive alentar a todos ustedes, a que se dejen llevar por la magia de la poesía de Ileana Garma-Estrella.
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