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miércoles, 17 abril, 2024
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Acoso callejero continúa viéndose como algo normalizado: Mujeres para la Salud

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Por: SCARLETT LLAMAS •

■ “Las mujeres aprenden a vivir con miedo y se sienten indefensas”

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Transitar por la calle, una actividad cotidiana, no es tan libre y segura para todos, o, mejor dicho, para todas. Según la organización de Mujeres para la Salud, el acoso callejero es cuando quien acosa, por lo general un hombre, se cree con el derecho de decirle a la acosada, comúnmente una mujer, lo que piensa de ella, de su físico, o hacerle insinuaciones sexuales, incomodándola y generándole un malestar.

La organización señala que esta acción continúa viéndose como algo normalizado, hasta el punto de que muchas veces no es llamamos acoso, sino “piropos”. El acoso puede escalar e ir de palabras a un hecho físico, y en todos sus casos vulnera la dignidad de la víctima.

Una mujer joven, quien prefiere quedar en el anonimato, narró su experiencia para La Jornada Zacatecas, donde contó que una vez, ella y su grupo de amigas caminaban por en centro de la ciudad cuando “un señor nos vio, él iba en su carro, se bajó y nos alcanzó y nos empezó a decir que si nos daba rait”, las chicas se negaron y continuaron su camino sin esperar más de la situación, sin embargo, no terminó ahí.

“Después nos volvió a alcanzar y me dio una nalgada y se fue corriendo”. El acoso evolucionó y llegó a la máxima consecuencia del delito llamado “acoso”, de haber progresado se podría hablar de crímenes graves.

Otro testimonio, de la misma persona, narra que en el camión, al ir sentada en los asientos que están en un lado del pasillo, “un señor iba parado y estaba a un lado de mí, pero cada que podía se me insinuaba acercando su cadera a mi cara”, y lejos de corregir su conducta o disculparse, culpaba a los movimientos del autobús.

El acoso puede escalar e ir de palabras a un hecho físico

La organización ya mencionada establece que las mujeres aprenden a vivir con miedo al acoso callejero y se sienten indefensas ante un espacio al que aprenden a temer porque hay hombres que pueden ejercer violencia sobre ellas. Ese temor las hace tener falta de confianza en sí mismas, así como sentirse inseguras en un entorno que está dominado, como tantos otros, por los hombres.

Al ser cuestionada sobre qué se podría hacer para prevenir y resolver este tipo de asuntos, la entrevistada admitió que creía muy difícil que se lograra algo, sin embargo, invitó a sus congénero a ser más atentas sobre su entorno y “no quedarse calladas, si notas algo raro exponlo en el momento, sé valiente, también hay personas buenas que te pueden ayudar”, así como denunciar este tipo de
casos.

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