Al cierre de la campaña por la Rectoría de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), el secretario general con licencia Ángel Román Gutiérrez aseguró que su propuesta de “Inclusión universitaria” es una apuesta por la gobernabilidad, el diálogo y la transformación con base en la experiencia acumulada por su equipo. A lo largo de su recorrido por las unidades académicas y espacios de la UAZ, dijo haber recogido nuevas inquietudes de la comunidad que reforzarán su plan de desarrollo, y convertirá en políticas institucionales.
Entre las demandas recurrentes, mencionó la necesidad de garantizar una mejor conectividad a internet en todos los espacios universitarios, así como el fortalecimiento del sistema de transporte, comedores y capacitaciones para el uso de la inteligencia artificial. Destacó que la salud mental se ha vuelto una de las principales exigencias estudiantiles tras los cambios que dejó la pandemia.
Añadió que se han presentado conflictos cuando los docentes exigen reponer contenidos perdidos por interrupciones académicas, lo que somete al estudiantado a una presión.
Román Gutiérrez se propone ampliar el número de universitarios adscritos al Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII), pasando de 500 a 750 u 800, y brindar mejores condiciones laborales tanto a docentes como administrativos. Para estos últimos, mencionó que trabajadores de laboratorios han solicitado equipo para proteger su salud al manejar sustancias potencialmente peligrosas.
En cuanto a la reforma universitaria, aseguró que su administración la impulsará desde el Consejo Universitario con un enfoque integral y participativo. Criticó los intentos anteriores por haber sido “reformas abstractas” y mal canalizadas. En su propuesta, participarán estudiantes, docentes, trabajadores, padres de familia y actores externos como el sector empresarial. La reforma −dijo− abarcará aspectos académicos, administrativos y normativos.
Consultado sobre las críticas de que su equipo representa una continuidad del poder universitario, respondió que la experiencia acumulada es una fortaleza. Aunque reconoció que en ambas planillas hay perfiles que han ocupado cargos, defendió que la suya es la que “más conoce la universidad, ha dejado huella y tiene respaldo”. Afirmó que su paso por la administración (como exdirector de la Unidad Académica de Historia, coordinador de personal y secretario general) le brinda una posición privilegiada para ejercer la rectoría.
Sobre las acusaciones de encubrimiento de casos de violencia de género dentro de la universidad, Román sostuvo que está “totalmente en contra de cualquier manifestación de violencia”.
Aseguró haber impulsado el protocolo de cultura de paz desde la Secretaría General y afirmó que está por publicarse el nuevo protocolo institucional contra el acoso y hostigamiento, elaborado por la Oficina de Equidad de Género. Añadió que ese instrumento debe generar normativas con equidad y derivar acciones concretas como la creación de espacios sin violencia para las mujeres.
Reconoció que aún no existe una cultura sólida de denuncia en la universidad, pero defendió que su proyecto contempla fortalecer la Defensoría, el Tribunal Universitario y los Consejos de Unidad para que se sancione a quien se tenga que sancionar.
Subrayó que la persona agresora debe ser retirada, no la víctima, y sostuvo: “Se sanciona y también puede ser liquidado quien se tenga que liquidar”, en referencia a las consecuencias para quienes ejerzan violencia”.
Concluyó que su proyecto se basa en el conocimiento acumulado dentro de la Universidad, pues quienes integran su equipo “vienen de las direcciones de unidades académicas grandes, importantes, de peso, con tradición e identidad universitaria”. Al llamar a los universitarios al voto, afirmó que “Inclusión Universitaria será una administración de puertas abiertas y del diálogo”, y advirtió que “una institución compulsa, inestable, pues no avanza”.