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viernes, 29 marzo, 2024
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Entrevista a Jon Lee Anderson

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Por: ÓSCAR GARDUÑO NÁJERA •

En Los años de la espiral. Crónicas de América Latina (Sexto Piso 2020), Jon Lee Anderson reúne trabajos periodísticos que van del 2010 al 2020. Toda una década enfocada en temáticas que van desde estallidos sociales, hasta el populismo autoritario. Sin duda, un trabajo periodístico cuyo excusa, nos cuenta Jon, es “seguir explorando el mundo y descubrir cosas nuevas”. Tuvimos oportunidad de charlar con él.

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Jon, ¿cómo hacerle para no escribir a favor de alguien, para no caer en las tentaciones del poder?

“Mira, en ocasiones uno tiene que lidiar con sus propias simpatías, pero una cosa es sentirte bien con ciertas personas o personajes estando en la reportería, pero una vez que vuelves al escritorio y tienes que escribir, ahí caen los naipes como caen, es decir, si hay que criticar a alguien que en otros aspectos lo encontraste simpático, pues hay que hacerlo, sobre todo si son figuras del poder, es el deber de uno”.

Sobre todo si es para un medio como The New Yorker…

“Eso ayuda porque es lo que esperan de mí, no esperan que yo pase dos o tres semanas con una figura y escriba un halago, sino que lo exploro en todas sus dimensiones, y eso me vino más o menos fácil, pero me era lógico después de escribir la biografía del Che Guevara, que aunque era alguien muerto, tuve que sacar todos los clavos, es decir ahí está el hombre con sus verrugas y todo, o sea el que lo quiere, encuentra lo que busca, y el que busca verrugas también las va a encontrar, porque así somos”.

Jon, ¿te ha ocurrido que te han tentado por parte del poder, que te han hecho ofrecimientos y también, en el caso contrario, te ha ocurrido que has recibido amenazas por trabajos que has publicado?

“Sí, los que me vienen a la mente ahorita son experiencias en África y en Medio Oriente de intentos de soborno directamente y de amenazas. En América Latina ha sido distinto. Cuando estamos hablando de figuras del poder, sobre todo…”.

¿Amenazas directas?
“No se me ocurren amenazas como tal de mandatarios y sus allegados. De sentirme entre gente que me podía hacer daño, sí, en Colombia, en Brasil, entre ambientes del hampa y también políticas reaccionarias, pero intentos de cohesión, es implícito a veces cuando uno está lidiando o intentando perfilar a alguien del poder, o si no ellos, alguien cercano, intentan seducirte, es parte de su trabajo, como cualquier relación pública, entonces son como gajes del oficio, y uno entiende ese proceso. Yo nunca hago promesas que no puedo cumplir, si yo digo al principio yo quiero hacer un perfil y seré justo y sincero, soy justo y sincero en mi intención, ahora si tú crees que yo te voy a hacer halagos quiere decir que no me escuchaste bien, porque no hago promesas de hacer una biografía de nadie, pero por supuesto que muchos esperan eso, es natural, no es fácil ser perfilado por nadie, y uno siempre busca poner su mejor cara, pero a veces demuestras la otra también, y claro que uno como perfilador lo estás buscando, sobre todo con figuras del poder, y algunos salen mejor parados que otros”.

En este caso, en los gobernantes, hablando a la manera de Conrad, el novelista, ¿qué es lo que te lleva al mismo corazón de las tinieblas de algunos de los más terribles gobernantes de América Latina, a su recuento, a sus principales características, qué es lo que te lleva a buscarlos, a retratarlos?

“Siento que uno no podría quedarse con las víctimas, porque el victimaje no tiene dimensión de crecer, el estado de víctima es así, es estático, mientras que el perpetrador, el que hace el mal, el poderoso, el malandro, sea alguien con nombre y apellido en el poder o sea alguien en una favela o un sicario, yo me quedo en vilo con la gente que ha ejercido el poder y también con la violencia política”.

Y a eso has dedicado buena parte de tus trabajos…

“Son los dos hilos entrelazados que han sido un poco el estudio de mi vida como periodista. Yo siempre he hablado con un montón de gente sanguinaria y siempre he querido saber de su propia voz por qué hacen lo que hacen, cómo lo hacen y por qué y cómo es que conciben el mundo”.

¿Por qué?

“Considero que de ellos podemos aprender más que de sus víctimas, si entendemos su psique, su psicología y algunos de ellos inclusiva se jactan de cómo han conseguido el poder, no es que yo sea un psiquiatra que busque soluciones, pero siento que si entendemos cómo llegan y cómo lo hacen, podemos evitarlo, podemos encontrar los instrumentos para prevenir y estar prevenidos, supongo que es eso, entonces me interesa, y siento que yo puedo hablar con ellos, porque creo también que soy capaz de cualquier cosa, a lo mejor ellos sienten que están con un ser afín, que no les está juzgando”.

Y también tiene su dificultad esa afinidad, no cualquiera la tiene…

“Pero yo me di cuenta, desde muy joven, en el periodismo, que a cierto tipo de hombres les gustaba hablar conmigo, por ejemplo, hubo una época en que hablé con un montón de mercenarios, asesinos, miembros de escuadrones de la muerte, y por supuesto yo me quedó con esa información, y no es fácil, en un deber ético y moral, el escribirlo, me pasó en Irak, hasta hace pocos años, el hombre que era mi chofer, mi traductor, mi guardaespaldas, ingresó en la guerra y se confesó conmigo, mi última historia en Irak en parte es su historia, y había matado a 20 personas en una venganza sanguinaria y, bueno, tuvimos muchas conversaciones al respecto, pero él quería que yo conociera la historia, quería, incluso, que yo lo juzgara, entonces para mí es parte de lo que hago, yo lo huelo, por ejemplo, cuando anduve con Popeye en Medellín él era un fanfarrón, que le gustaba exhibirse, pero yo estaba en vilo por lo que yo sentía en la atmósfera de Medellín, cuáles eran sus nexos con Álvaro Uribe, hombre que él clamaba todavía como presidente y del que no quiso hablar, sentí que él todavía estaba en el narco, pero era solo sensación y lo era, a los pocos meses lo pillaron en el cumpleaños del heredero del cartel de Medellín, alías Tom”.

Oye el ser un gran periodista no te exime del miedo, ¿cómo le haces con el miedo?, el miedo que en ese momento sientes cuando estás en situaciones como la que me acabas de describir.

“Mira, en el caso del Popeye, sabía que nada me iba a pasar porque él tenía cierta protección, aunque sentí que no debía quedarme mucho tiempo, me sentía expuesto, sabía que estaban muchos ojos puestos en mí”.

A eso me refiero, a situaciones así…

“Pero el miedo es algo que tú puedes controlar sobre todo si tienes experiencia y eres intuitivo, no sentía que él me podría hacer daño, cuando uno sospecha de las circunstancias en las que uno está y estás con desconocidos es donde te puede agarrar el miedo, por lo tanto intento no ponerme en situaciones donde eso pueda pasar”.

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