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domingo, 20 abril, 2025
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El feminismo no es más que un camino que cobija a las mujeres: Nallely de León

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Por: SCARLETT LLAMAS •

■ El movimiento feminista está presente también en la vida personal: Marcela Gándara

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■ Nuestra generación nació en un mundo donde se pueden tomar decisiones: Diana Oliva

■ Descubrir el feminismo, aunque tarde, me ayudó a ratificar que no era una vieja loca: Palacios

 

Para Nallely de León, el feminismo ha tenido un gran impacto en su modo de vivir, aseguró, porque a partir de este movimiento, que a su vez funciona como ideología, la activista ha generado conciencia sobre su actuar hacia otras personas, sobre todo mujeres; en la actividad cotidiana, con su hija, le ha servido para tener una relación más llevadera, “con más cariño y empatía”.

Incluso en la convivencia con los varones, le ha permitido determinar un modo distinto de cómo permite que la traten.

Para su generación, que consideró medianamente de jóvenes, la convivencia con relaciones entre mujeres es lo que más se ha marcado o fomentado, reiteró, es decir, reconocer la forma de ver la existencia de otras mujeres, especialmente en el entorno.

El feminismo, sostuvo, “no es más que un camino que cobija a las mujeres, sin importar la edad, que se centra en saber relacionarse”; sin embargo, advirtió, “no es fácil entrar al movimiento, pues uno se da cuenta de cosas que a la larga duelen”, dijo, y a partir de las cuales es necesario “rehacerse, deconstruirse”, mientras las demás están para apoyar, aseguró.

En este sentido, la discrepancia es un modo de socialización, y aunque no siempre se puede estar de acuerdo en todo, estar en desacuerdo funciona para aprender de otras personas”, comentó; contrario a lo que se cree, que las diferencias podrían ser algo malo o divisorio, es algo enriquecedor que deja enseñanzas al movimiento, dijo.

De este modo, el 8M se trata de un día de visibilización, señaló; si bien la lucha feminista “es de todos los días”, esta fecha funciona para dar a conocer las acciones y demandas que como mujeres se tienen día con día, que se dan a conocer a modo de distintos tipos protesta, detalló.

Además, dijo, se dan a conocer avances como organización, pero también lo que falta por hacer.

Este lunes, de manera física, se realizará una marcha con protocolos de higiene y sanidad, mientras que en lo virtual, quienes no quieran exponerse por la contingencia sanitaria, pueden mostrar su apoyo compartiendo la transmisión de la protesta, y asistir a los conversatorios y conferencias preparados sobre el tema; “hay mucho por hacer”, aseguró De León, y las compañeras feministas siempre estarán para escuchar y orientar a las mujeres que lo necesiten.

Llegué al feminismo
a una edad avanzada
Gabriela Palacios llegó al feminismo a una edad avanzada, ya siendo madre y con su padre teniendo pocos años de fallecido, sin embargo, la rebeldía y el cuestionamiento ante las reglas de la casa y sobre cómo debían vivir las mujeres surgió desde que era muy joven; ahora, a sus 50 años, mantiene la llama de la rebeldía, pero ahora con un aquelarre que la acuerpa.

Desarrollando su historia de rebeldía, Palacios reveló que desde niña, a la hora de la comida, entendió que existía una diferencia entre ella y sus hermanos; ella tenía que servirles a ellos y a su papá, porque ella era la niña.

Por suerte, posteriormente, tuvo la oportunidad de estudiar con el apoyo de sus padres, pero avanzando en edad llegaron los cuestionamientos sobre matrimonio: ¿por qué no quería casarse? ¿Qué dirían de ella?

Con un ejemplo fuerte, su abuela materna que quedó viuda a temprana edad y fue el sostén de su familia a pesar de las circunstancias y la opinión pública. La intuición y el sentido de ser libre le decían que ella podía marcar su propio camino, y eso fue justo lo que hizo.

Gabriela no niega que aún mantiene muchos rasgos de cómo fue formada; por ejemplo, cuando enfermó su madre, ella, al ser la hija mujer, fue quien tuvo que tomar el papel de cuidadora, “con jornadas dobles, triples y hasta cuádruples”, con su trabajo más las actividades en casa.

Asimismo, quedó la costumbre de servirle a sus hermanos de comer, sin embargo, ellos lo agradecen y se lo demuestran de distintas formas.

A la hora de ser madre, también se reveló, y dejando de lado las enseñanzas que tuvo, le comentó a su hijo la participación en las tareas del hogar y en el cuidado de su abuela, antes de que falleciera.

Descubrir el feminismo, aunque tarde, le ayudó a ratificar que “no era una vieja loca”, como quisieron hacerle creer, sino una mujer con ideas actuales como muchas otras.

Ahora, Gabriela se prepara para continuar con la lucha de sus derechos y de las demás mujeres al lado de sus compañeras feministas, pues asegura que no dejará que decidan por ella ni nadie, ni se violen sus derechos y libertades.

Hoy, en la marcha conmemorativa del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Gabriela saldrá “toda tapada”, para cuidarse ante la contingencia sanitaria, pero no con menos ánimo de lucha.

“El feminismo me ha dado todo”
“Sin el feminismo Marcela no existiría”. Marcela Gándara, docente de la Unidad Académica de Letras de la UAZ, a propósito del 8 de marzo, Día internacional de la Mujer, reflexionó sobre la importancia de la perspectiva feminista en su vida personal, así como en el ámbito que se desarrolla, el educativo.

De acuerdo con la académica, el feminismo le “ha dado todo”, ya que, sin el movimiento, “no habría podido estudiar, no habría podido trabajar, no hubiera podido tomar decisiones sobre mi cuerpo”, además de que, sin el feminismo no tendría conciencia del impacto que tienen sus decisiones y palabras en sus alumnas, aseguró.

En este tenor recordó la precisión de Marcela Lagarde, en la que afirmó que “es importante la visibilización, incluso desde el mismo término”, por lo que hablar de perspectivas feminista es “fundamental” en la educación, pues sin ella “no se puede construir una sociedad realmente crítica”, así como no se puede aspirar a una democracia, aseguró.

Es necesario, también, porque las mismas instituciones, en este caso la Universidad, “son instituciones jerarquizadas que no van a promover los cambios por iniciativa propia”; estos entes deben estar atentos a los cambios sociales, aseveró.

“Es importante integrar la perspectiva feminista desde la modificación de programas de estudio, las relaciones de respeto” hacia las y los alumnos, y atendiendo “el llamado de justicia” de las víctimas que, “con valentía” reconocen los abusos a los que han estado sometidas, “aunque eso ha existido desde hace mucho tiempo”, dijo.

Cabe señalar que como parte de una “generación bisagra”, el proceso no fue como lo propone; mientras “las predecesoras habían marcado una pauta”, no había un movimiento de masas como el actual, “sino una reacción intuitiva” a no repetir los roles de género; sí, se reconocía la labor de madres y abuelas, pero no había un deseo de repetirlos; además estaba presente una intuición “que iba de la mano de un descontento social generalizado”.

Todo lo anterior “sin formación teórica, eso llegó después” y no a todas, una característica que les diferenció, por ejemplo, de las generaciones más jóvenes donde sí hay acceso a la información más fácilmente.

En este sentido, la docente y feminista aseguró que lsa nuevas generaciones están dando el que mensaje de que construyen “un movimiento horizontal donde prevalezca el bien común y no el protagonismo”, contrario a lo que conocen los políticos.

“Puede haber casos que problematicen el movimiento, pero aún así es el movimiento de masas más poderoso que existe en el mundo en los últimos años, particularmente en América latina, donde las desigualdades acentúan la necesidad de justicia en todos”, afirmó.

Con lo anterior en mente, el 8 de marzo, “primero es una oportunidad para visibilizar que en nuestro caso, como mexicanas, el estado tienen una deuda histórica con las mujeres”, pero también, a través de la visibilización se puede “sensibilizar a la sociedad, y a las mujeres hacerlas conscientes de lo que han conseguido, pero también de los derechos que faltan”, señaló.

Gándara resaltó que es importante visibilizar e informar ante los prejuicios, como la estigmatización del término “feminismo” en una sociedad conservadora, así como a quienes se resisten a entender “los latidos de la sociedad y el cambio de contexto”.

El feminismo dio una libertad
que se suponía existía
“Nuestra generación nació en un mundo donde se pueden tomar decisiones” y la educación se da por sentada, “era algo obvio”, sostuvo Diana Oliva, una de las fundadoras de la Colectiva Las Sin Sostén; incluso la profesionalización, pues generaciones y luchas pasadas le dieron esa seguridad a las mujeres jóvenes, así como el voto, etcétera, ahora “ojalá que nosotras podamos conseguir el derecho al aborto para las mujeres que vienen”, dijo esperanzada la activista.

Señaló que el feminismo dio una libertad que se suponía existía, pero que no fue establecida sino a partir del movimiento, para la toma de decisiones con menores prejuicios, como en la sexualidad, al hacer a quienes forman parte del movimiento la virginidad es un constructo social y que una vida sexual activa no demerita o tiene un impacto en la vida diaria.

En lo personal, el feminismo ha ayudado a Oliva aceptarse a sí misma, y entender que “las expectativas y estándares de belleza no son reales y no dictan el valor de las personas”, asimismo, no cumplir con ideas o roles de género, como el de ser ama de casa, tampoco definen a las mujeres.

La perspectiva feminista, al maternar, también muestra aspectos positivos, señaló, pues permite criar en un sentido más comprensivo, con herramientas que muestren de forma natural que hay otras posibilidades; y educar con una mirada de respeto.

Asimismo, promueve la confianza y evita ciertos tipos de violencia de género al “escuchar y creer a las niñas, fortalecer su confianza y amor propio”, asegurándoles que como sea que sean las niñas, está bien, se promueve además que no vean como competencia a las otras niñas.

Oliva se siente orgullosa de “ser parte de un movimiento que está avanzando en Zacatecas”, aunque puede haber diferencias entre colectivos o ideas, “igual se avanza y hay un apoyo enorme”, y es “bonito ver que un estado tan religioso se pinte de morado”, señaló.

En su opinión, el 8 de marzo u “8M” es un día para conmemorar la lucha de las mujeres trabajadoras, mensaje que se ha perdido debido a que marcas se han adueñado de consignas para vender “cosas feministas”, cuando en realidad lo que se busca es “visibilizar los tipos de violencia que podemos sufrir”, y mostrar que la lucha sigue, “ aunque se han conseguido derechos, no todo está bien”.

Como ejemplo planteó que, aunque se asumen derechos, “no todas las mujeres de todos los contextos tienen las mismas oportunidades”, mientras, desde cierto privilegio, la activista pudo estudiar, otras más “no pueden elegir si quieren estudiar, cómo vestirse”, y demás, incluso en un país donde se supone que la educación es obligatoria; de igual forma, de haber acceso las circunstancias son distintas, acotó, dependiendo de la región, la educación puede o no ser de calidad; el acceso puede o no ser limitado; y las niñas pueden o no ser apoyadas.

En este sentido, “la lucha sigue y es de todos los días”, afirmó Oliva.

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