Con la reforma al Poder Judicial, lo que realmente está en debate y confrontación es el proyecto del llamado humanismo mexicano, de corte nacionalista, soberano, democrático y promotor de los derechos y las libertades sociales impulsado por la Cuarta Transformación bajo el liderazgo del actual presidente de México Andrés Manuel López Obrador. Por el otro, está el proyecto del patrón de crecimiento económico neocolonial (el liberalismo), promovido por capitales transnacionales y sus gobiernos imperiales vorazmente interesados en transferir las riquezas nacionales (bienes de la naturaleza y también la parte del plusvalor que resulta del llamado colonialismo industrial, que espero explicar en otra ocasión) a sus matrices ubicadas en las naciones altamente industrializadas.
El humanismo mexicano aboga por el bienestar de las mayorías y eso se convierte en el resorte y motivación del crecimiento y desarrollo económico de ese modelo. En cambio, el proyecto neoliberal funciona de manera opuesta: su objetivo es la persecución de la ganancia y la concentración de la riqueza a favor del capital transnacional; aunque acepta compartirle dividendos secundarios, bajo condiciones de subordinación, a la oligarquía económica de México. Así, el capitalista nacional, y más el extranjero, acrecienta sus haberes mientras aumenta el desempleo y la miseria; porque se trata de un proyecto económico que succiona toda forma de riqueza: bajos salarios, precios altos, exención de impuestos, inyección de recursos públicos a sus negocios privados, privatización de bienes y servicios públicos a los que se les pueda extraer valor, subsidios y estímulos de todo tipo.
Todo eso, así resumido, constituye la causa central y real. Y esa realidad es inconfesable por sus propios beneficiarios, porque es tanto como reconocer que han sometido social, económica, política, jurídica e ideológicamente al pueblo mexicano para poder saquear las riquezas nacionales. Que nuestra miseria, subdesarrollo y atraso, mayormente es producto del robo y saqueo neocolonial de que hemos sido objeto, con el apoyo de los monopolios de la comunicación, las viejas instituciones y toda la clase política de derecha, entre ella, a los partidos políticos conservadores a los que arrastraron al ya extinto PRD.
Por eso (y ese es un segundo nivel de sostén), para que el neoliberalismo pudiera cumplir sus propósitos fue tejida una estructura política e institucional, una ideología neocolonial y un Estado de Derecho que diera viabilidad, estabilidad y certeza jurídica al patrón de crecimiento neoliberal; todo bajo la dirección de los organismos internacionales imperiales (BM, FMI, OCDE, CEPAL, BID) y la subordinación abnegada de nuestros gobiernos apátridas de De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto. Estructura en proceso de desmantelamiento que inició a partir de la presentación del Plan Nacional de Desarrollo en el que AMLO declaró la abolido del neoliberalismo en México.
El tercer nivel que defiende la derecha corrupta de México son los modelos institucionales, políticos e ideológicos nacionales, porque son los puntales sobre los cuales se ha sostenido el modelo social del neoliberalismo. Por eso, la derecha extranjera y la CIA, a través de la embajada de EEUU en México, financian sus actividades opositoras y conservadoras, algunas de expresiones francamente fascistas. La nueva dinámica social los tiene ya desgastados, porque son las marionetas que dan la cara en la defensa de los intereses extranjeros y nacionales colonizadores. Dentro de esas instituciones en disputa está el modelo de funcionamiento actual del Poder Judicial el que da protección jurídica al capital extranjero, al capital nacional, a los delincuentes de cuello blanco (los delincuentes pudientes, adinerados e influyentes políticos) y al crimen organizado.
Como parte de la economía de las actividades ilícitas el crimen organizado, así como la corrupción, es especialmente fundamental para el capital de los Estados Unidos, porque (como lo he detallado en otros artículos) contribuye a la reactivación de algunas ramas importantes de la economía de esa nación, aún a costa de los miles de jóvenes que mueren por el consumo de drogas. Podrá entenderse que la liberación de éste tipo de delincuentes no es casual. No hay solo elementos de corrupción, sino también forma parte de la política neoliberal que se alimenta económicamente de todas las fuentes posibles, así sean inmorales e ilegales.
Los defensores del actual modelo de Poder Judicial no esgrimen argumentos sólidos y verdaderos. Tampoco han sido capaces de presentar una iniciativa alterna. Pareciera que no piensan, solo obedecen y repiten mentiras e imprecisiones. Si la 4T no logra la mayoría calificada en el Senado de la República, no por eso la derecha obtiene el triunfo legislativo, sólo lo pospone porque la mayoría de los mexicanos ya nos dimos cuenta.
Por si fuera poco, la derecha se evidencia al tener legisladores involucrados en hechos de corrupción con las transnacionales; como Ricardo Anaya, Manlio Fabio Beltrones y por poco a Cabeza de Vaca.