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jueves, 28 marzo, 2024
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El laberinto del Poder Judicial

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Por: RICARDO ARTEAGA ANAYA •

La corrupción en México alcanzó todos los niveles y poderes de gobierno, sin distinción alguna, carcomió todo el sistema político e institucional, desde una presidencia municipal, hasta el nivel más alto en el Gobierno de la República, desde un juzgado local, hasta el máximo cargo en el Poder Judicial de la Federación, nuestra clase política se esmeró en ampliar sus redes de corrupción.

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El Poder Judicial no fue la excepción, el nepotismo, la corrupción y la podredumbre de un sistema político, también ha sido característica del encargado de la impartición de justicia en el país, jueces, magistrados y ministros, han tejido sus redes de corrupción al interior de dicho poder, así mismo, esta descomposición al interior del Poder Judicial, ha sido consecuencia del pago de cuotas entre los diversos grupos y partidos políticos que han conformado al Poder Legislativo, dependiendo de éste la designación de ministros y magistrados, los grupos y corrientes políticas que han conformado el Legislativo, se han repartido dichos espacios para allegados y así sostener las redes de corrupción con protección desde la impartición de justicia.

El mejor ejemplo de lo aquí señalado, resulta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y el escándalo derivado de la destitución del Magistrado Presidente de dicho tribunal por parte del pleno del mismo, acusado de enriquecimiento ilícito y otros delitos, fue removido de su encargo como Presidente del Tribunal.

Los magistrados del tribunal electoral, son designados por los legisladores federales, presentados en una terna y electos por el Senado, existiendo toda posibilidad de que los cargos de magistrados, sean designados no en torno a principios, capacidades o aptitudes, sino que pueden ser designados por el pago de cuotas entre los partidos políticos, repartiéndose magistraturas con el objetivo de poder controlar en un futuro el curso de litigios en materia electoral en favor o en contra de determinados actores políticos, así lo que no se gana democráticamente puede ganarse en la mesa, con el voto a favor o en contra de los magistrados electos por los diversos grupos políticos o simplemente tener la posibilidad de entorpecer la participación de determinados actores como lo vimos en Zacatecas en el pasado proceso electoral.

La corrupción en materia de justicia electoral es evidente e innegable, la repartición de magistrados según afinidades en el Legislativo es una realidad, la manipulación de magistrados y del sentido de las sentencias de los mismos es una práctica que en Zacatecas hemos atestiguado, el recién nombramiento de algunos magistrados electorales locales, trajo consigo una serie de sentencias que evidentemente habían sido trabajadas para perjudicar a determinados actores políticos, entre pasillos la contratación de personal deliberadamente por actores ajenos al mismo tribunal, así como la orden de ejecutar sentencias en cierto sentido por estos actores, atendía a que la gestión de su encargo se había dado por el mismo personaje con el encargado de repartir las magistraturas en el Senado.

Gran cantidad de sentencias emitidas en el tribunal electoral local, fueron contradichas por la sala superior, evidenciando el vergonzoso actuar de los magistrados locales que tan descaradamente obedecían a intereses de quienes les habían gestionado el encargo, en lugar de atender a los intereses de los involucrados en los asuntos.

El Tribunal Electoral es la mejor muestra de que la corrupción cimbró al Poder Judicial de la Federación, si bien no podemos generalizar, pues una gran cantidad de servidores de dicho poder cuentan con las capacidades, aptitudes y principios, otros tantos han llegado a sus encargos por ser familiares de jueces. magistrados y ministros, los altos sueldos, prestaciones excesivas y un sin fin de prácticas inmorales son consecuencias de la corrupción de nuestros sistema político e institucional.

Una reforma al Poder Judicial es urgente si se desea transitar a un país en el que el Estado de Derecho sea una realidad, el nombramiento de magistrados, jueces y ministros de dicho poder, no debe continuar siendo en torno a cuotas y cuates, un nuevo mecanismo para nombrarlos debe implementarse y arrebatársele a los grupos políticos representados por las bancadas partidistas en el Poder Legislativo, la posibilidad de nombrar a los representantes del mismo, es una reforma pendiente que sin duda debe ser planteada y pensada por la cuarta transformación, no puede hablarse de un cambio en el país si no se piensa en reformar nuestros sistema de justicia. ■

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