La Secretaría de Economía está impulsando un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Corea del Sur y en puerta también se contemplan más TLC con otros países, sin hacer evaluación alguna de lo que han significado para el país los tratados comerciales que están operando. México ingresó al Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés, lo que hoy es a Organización Mundial de Comercio) en 1986, dejando así de lado las políticas proteccionistas que habían impulsado el desarrollo industrial y agrícola en el país. En 1980 la industria manufacturera era el 23% del PIB y la agricultura era el 5.1% del PIB y éramos autosuficientes en granos básicos. Gracias a las políticas proteccionistas y a la rectoría del Estado en la economía, donde tenía el control de los sectores estratégicos; regulaba al sector bancario y éste era funcional al desarrollo productivo; no se permitía la libre movilidad de mercancías y capitales; había política monetaria y fiscal a favor del crecimiento, llevó a la economía a crecer al 6.4% promedio anual. La situación cambió con las políticas neoliberales de austeridad fiscal, autonomía del banco central, libre comercio, libre movilidad de capitales, la cual exige trabajar con estabilidad del tipo de cambio. A ello le ha acompañado la desregulación del sector bancario-financiero, el creciente proceso de privatización y extranjerización de la economía. Las políticas neoliberales predominantes han actuado a favor del sector financiero, como de las empresas transnacionales y en detrimento de la manufactura, la cual en el 2021 solo representa el 16.2% del PIB, reflejando una clara desindustrialización en el país. El sector agrícola ha perdido la autosuficiencia alimentaria e importamos más del 48% de los granos básicos que consumimos. Se ha reducido el tamaño y participación del Estado en la economía, se ha incrementado la economía informal, se ha reducido el crecimiento económico, la capacidad productiva y se ha incrementado la desigualdad del ingreso.
Hemos dicho en artículos anteriores que el sector secundario está en niveles del 2006 y la inversión fija bruta está en los niveles que teníamos en el 2011, y a la Secretaría de Economía se le ocurre seguir impulsando los tratados de libre comercio y ahora con Corea del Sur donde no tenemos competitividad alguna frente a ellos, como no la hemos tenido frente a los otros países con los que tenemos TLC, y de ahí las consecuencias que han generado.
Corea del Sur tiene el décimo lugar en el ranking mundial del PIB y México está en el número 16. Corea del Sur está catalogada como la más innovadora del mundo según Bloomberg y Brasil está en el número 46, el mejor lugar de América Latina y México no aparece. En el índice de competitividad, Corea del Sur está en el lugar 13 y México en el lugar 48.
La Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin) se ha manifestado contra el tratado comercial con Corea del Sur, debido a que implicará mayor destrucción de cadenas productivas y se pronuncia por que se avance en la sustitución de importaciones. El problema es que la Secretaría de Economía no ha presentado política industrial alguna que sea factible para impulsar el desarrollo tecnológico, la sustitución de importaciones, los mayores encadenamientos productivos que aumenten el valor agregado nacional de las exportaciones y de la producción nacional. Siguen con la posición neoliberal de Serra Puche (Secretario de Comercio negociador del TLC con Estados Unidos y Canadá en el gobierno de Salinas de Gortari) de que “la mejor política industrial es la que no existe”. Una política industrial requiere de gasto público para dinamizar el mercado, de subsidios, de bajas tasas de interés, de aranceles, de tipo de cambio competitivo y nada de eso tenemos.
El gobierno de la 4 “T” está dando malos resultados en lo económico. El PIB de fines del 2021 hemos dicho, está en los niveles del PIB del tercer trimestre del 2016 y no se vislumbra perspectiva alguna de revertir en los próximos tres años tal situación, y menos con la falta de política económica para encarar los avatares derivados de las consecuencias económicas mundiales que ya estamos enfrentando. Esas son las consecuencias de colocar a economistas neoliberales en la toma de decisiones en Banxico, en Hacienda y en la Secretaría de Economía.
