Durante años nuestra clase política y gobernante en México encontró la clave para mantener el poder sin que los ciudadanos se interesaran en la toma de decisiones, mucho menos se preguntaran el destino del recurso público, la televisión y los grandes medios jugaron un papel importante para mantener al mexicano distraído de la toma de decisiones y del actuar de nuestros políticos, mientras nos distraían con información falsa, montajes televisivos, noticias sin importancia y hasta telenovelas, quienes ocupaban cargos de representación se llenaban los bolsillos cual botín.
La cultura política fue centrada en el hecho de que la participación ciudadana solamente trataba de salir el día de la jornada electoral a emitir el voto por quien se consideraba mejor opción y olvidarse el resto del encargo de las decisiones que tomaban, sin importar si se cargaba la mano al mexicano cuando una crisis nos azotaba o cuando una empresa particular quebraba y pasaban la deuda de unos cuantos a todos los mexicanos. Fue así que logaron sembrar en nuestro país el modelo neoliberal que terminó por privatizar todas las empresas paraestatales y que pasara por desapercibido frente a la opinión pública.
Los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto fueron clave para concluir con la etapa de privatizaciones, pero también trajeron un cambio en la conciencia colectiva, tal vez un despertar de conciencia ciudadana que en el 2018 le dio un triunfo aplastante a la hoy oposición y a los grandes medios de comunicación que en la actualidad no han logrado consolidarse frente al mexicano como una opción, sino que por el contrario han incrementado su rechazo y se han ido desapareciendo en el escenario electoral del país.
El costo para llegar a los mexicanos ha incrementado, antes contaban con el recurso de gobierno federal y de los gobiernos estatales para comprar la línea editorial de los grandes medios y así manipular el ejercicio ciudadano, destinaban cientos de millones de pesos de forma mensual para comprar la opinión de comunicadores como Loret de Mola, periodistas, youtuberos, columnistas, etc., ahora tienen que recurrir al recurso aportado por grandes empresas mexicanas y transnacionales que ven en la guerra sucia una oportunidad para deslegitimar el proyecto de nación de Andrés Manuel López Obrador y regresar a los gobiernos donde se beneficiaban con grandes contratos.
La clave para el Presidente y su gobierno de la 4T ha sido la conciencia ciudadana que los mexicanos hemos ido adquiriendo gracias a diversos factores, entre ellos las redes sociales y otras fuentes de acceso a la información que surgieron tras el crecimiento del internet, la base y la fortaleza del gobierno de la cuarta transformación, es pues, un cambio en la cultura política del mexicano, por así decirlo, el fortalecimiento del ejercicio ciudadano.
Hoy en día, los mexicanos nos involucramos más en la toma de decisiones y en la vida política del país, incluso los que hace algunos años sostenían que de nada servía participar porque creían que todo continuaría igual, sin embargo, hoy son fuertes críticos de las acciones gubernamentales y de nuestra clase política, las redes sociales son centros de debates en torno a la vida pública, las comidas familiares, reuniones, etc., se convierten en espacios de intercambios de puntos de vista sobre los gobiernos.
El cambio en la cultura política del mexicano es la clave para una transformación profunda de nuestro país, convertirnos en críticos y en observadores del actuar de nuestros políticos, frenará toda posibilidad de que regresen al poder políticos corruptos cuyo objetivo es regresar al poder para beneficiarse del mismo, Andrés Manuel se va en el 24, muchos se disfrazarán detrás del discurso de un cambio, combate a la corrupción y un país más justo, el ciudadano mexicano ahora los identifica y los rechaza en las urnas.
Otra cultura política se construye en México y el resultado consolidará la transformación del país, un ejercicio ciudadano sólido terminará por enterrar el modelo neoliberal en nuestro país y con ello la posibilidad de que unos cuantos continúen saqueando al país, es necesario reformar nuestro sistema de partidos y acabar con las prácticas de acarreo mediante programas sociales y dádivas, es un proceso complejo y que tardará años, sin embargo, es un camino que ya andamos.
