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martes, 6 mayo, 2025
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¿Podrán EUA y México revertir su tendencia decreciente?

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

La economía estadounidense tuvo una caída de su actividad económica de -0.3% anualizada y la mexicana solo creció en 0.2% respecto al 4º. trimestre del 2024.

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Ante ello cabe preguntarse si las autoridades monetarias y fiscales de ambos países bajarán la tasa de interés e incrementarán el gasto público para revertir la desaceleración de su economía. En las crisis del 2008-09 y en la del 2020, la Reserva Federal (FED) en EUA bajó la tasa de interés al 0.25% y el gobierno de dicho país incrementó el gasto público y el déficit fiscal para salir de la crisis. En cambio, México no lo hizo y de ahí que la economía cayó en 8.2% en el 2020. Hoy en día la FED está preocupada por que los aranceles pueden incrementar costos y precios, por lo que no se pronuncia por bajar la tasa de interés que pueda provocar mayor liquidez y alza de precios. Por su parte, el gobierno estadounidense ha venido recortando el gasto y Donald Trump propuso el 2 de mayo 2025 un recorte de 163 mil millones de dólares en el gasto federal para el 2026, lo que implica una disminución del 23% para el gasto no militar y en cambio incrementa el gasto en defensa en 13% y en 65% el gasto de seguridad nacional. Ello, junto a la dificultad de que los aranceles logren aumentar la producción nacional y las exportaciones, al no configurarse condiciones para el incremento de la inversión productiva, llevarán a la recesión a la economía de dicho país.

Si la FED baja la tasa de interés, no necesariamente aumenta la inversión, pues se requiere que aumente la demanda que garantice la ganancia que busca la inversión. El problema es que la contracción del gasto público mantendrá restringida la demanda por lo que es difícil que los aranceles impulsen la inversión y la sustitución de importaciones, por lo que no se dará el crecimiento y la reducción del déficit de comercio exterior que el gobierno espera.

Ante las expectativas de desaceleración de la economía de EUA que ocasionan los aranceles a sus importaciones, se ha desestabilizado el mercado de acciones y de bonos y el dólar se ha devaluado, lo que evidencia que dicha economía no cuenta con capacidad productiva, ni con política económica para ganar la guerra arancelaria que ha desatado. La inversión no está creciendo ante la incertidumbre generada por los aranceles y por las expectativas negativas presentes. De hecho, el gobierno ha bajado aranceles de aquellas importaciones que ellos no producen y que son indispensables para el desarrollo de industrias prioritarias, evidenciando que la sustitución de importaciones de estos productos no es fácil. La caída de la actividad económica de EUA, junto con los aranceles a las importaciones afectarán la economía mundial, debido a que caerán las exportaciones del resto de los países.

En lo que respecta a la economía mexicana, a Banxico y Hacienda no les importa la desaceleración de la economía nacional que ha originado la política monetaria y fiscal. Solo se abocan a seguir el libro de texto neoliberal que les indica que para bajar la inflación hay que aumentar la tasa de interés y restringir el gasto público para disminuir consumo, inversión, empleo, mantener bajos salarios y así reducir la inflación. Y a pesar de que no logran llevarla al nivel objetivo de 3%, no modifican su política económica.

Priorizan el bajo crecimiento de la economía, el alto subempleo y bajos salarios para bajar la inflación y no consideran que ésta se origina por problemas de oferta, de escasez de productos derivada de la propia política que contrae la inversión y con ello la producción, por lo que configuran un contexto recesivo inflacionario.

La alta tasa de interés que mantiene Banxico promueve entrada de capitales que aprecian el peso, abaratan al dólar y los productos importados, los cuales desplazan a la producción nacional y frenan el crecimiento, el ingreso de empresas e individuos e incrementan el déficit de comercio exterior que lleva a la economía a seguir promoviendo la entada de capitales, por lo que Banxico no baja la tasa de interés. Se sacrifica el crecimiento económico para seguir actuando a favor de los dueños de dinero.

No se vislumbra que las autoridades monetarias y hacendarias de México vayan a modificar su política económica para contrarrestar la caída de exportaciones, de remesas y de inversión extranjera que ya están presentes. Aducen que no tienen márgenes de política para incrementar el gasto público y bajar la tasa de interés, debido a que no quieren mandar señales al mercado financiero de que se puedan presentar alza de precios, devaluación del peso y mayor déficit fiscal, del sector externo y más deuda. Sus posiciones se sustentan en el enfoque convencional de que deben mantener la estabilidad cambiaria y el “equilibrio” de las finanzas públicas y del sector externo. No reconocen que sus propias políticas son las causantes del déficit fiscal, del aumento de la deuda pública, como del déficit del sector externo que han colocado a la economía en el estancamiento y en el contexto de fragilidad en que se encuentra. No dimensionan que las variables externas (exportaciones, remesas, inversión extranjera) ya no actuarán como lo venían haciendo, por lo que no se podrá financiar el déficit externo, ni mantener la estabilidad peso – dólar. Los tomadores de decisiones en el país no pueden mantener su política económica restrictiva, pues mayores serán nuestros problemas y más difícil será superarlos. Tienen que instrumentar una política económica que impulse al sector productivo y el empleo y reduzca el déficit externo para aumentar el ingreso de empresas e individuos y evitar la recesión y la crisis, y de no hacerlo, serán los responsables de los mayores problemas que enfrentará el país.

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