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lunes, 12 mayo, 2025
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El servilismo paga

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Por: Víctor Santa Rita Villa •

El apuntalamiento de las reformas ha demostrado a cabalidad, que su tan mencionado objetivo de beneficiar a las mayorías, como en la totalidad de los actos de los gobiernos del partido oficial es mera demagogia; de inicio, el reforzamiento de las fuerzas represivas del estado con la incorporación de cuerpos de golpeadores y gatilleros como lo es la gendarmería es la prueba fehaciente de que el objetivo perseguido por el actual gobierno es mantener al pueblo sometido, ante el inminente despojo de sus derechos, su tierra y la paz.

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Resulta evidente que a donde se desea “mover a México” es a tiempos previos a la tan mancillada Carta Magna, cuando las personas eran consideradas parte de los recursos de una hacienda, sus derechos, completamente inexistentes, dependían totalmente de la misericordia del hacendado y subsecuentemente en la cadena de mando de los capataces, quienes a su vez, resultaban ser la mayoría de las ocasiones más represivos y desalmados que los propios “amos”, imponiendo su ley, por la fuerza y con el mérito que la frase “lo manda el amo” les confería, obteniendo del acto de mantener a las masas trabajadoras sometidas y bajo miedo constante, el beneplácito del patrón y en consecuencia algunas migajas más, que dichos “funcionarios” podían llevar  a sus jacales.

Hoy la desventura del pueblo mexicano resulta no sólo similar, sino empobrecida aún más, y en el caso de los empleados de gobierno, como  son los trabajadores de la Educación la situación es agravada,  pues el México que se dividiera en encomiendas y sus respectivas haciendas, es fragmentado en gubernaturas y sus respectivas secretarías, que no son otra cosa que círculos de poder que se manejan al antojo y deseo de los personajes dispuestos a modo, con el único fin de blandir la ley como arma, no siempre con su pleno conocimiento, pero sí con la antigua consigna de los capataces “lo manda el amo”, aunque transfigurada en la actualidad en “lo dice la norma”, es decir, las enmiendas constitucionales, dispuestas según la publicidad, para el mejoramiento de las instituciones, impuestas, evidentemente, por el Poder Ejecutivo, con el único fin de ejercer el despojo de los derechos logrados con décadas de lucha, movimientos gremiales y muertes, que aún hoy, las nefastas y sanguinarias huestes de golpeadores del estado siguen aumentando.

Este servilismo institucional, aunque sigue pagando con migajas, lo hace en nuestro tiempo con curules y la esperanza de iniciar una “carrera política prominente”, los requerimientos aunque la época ha cambiado, son los mismos: la carencia de escrúpulos, el trato soez y prepotente hacia sus subordinados y la disposición a pasar por encima de quien sea, demostrando, que los títulos rimbombantes aún de escuelas extranjeras, son mero adorno, porque sin importar cuanto hayan estudiado, pasaron por la escuela de noche, porque las personas que estudian y no se humanizan, siguen siendo ignorantes y que la convocatoria, sobre todo en el caso del partido tricolor en Zacatecas, está abierta principalmente a funcionarios públicos que hayan cumplido satisfactoriamente con la consigna de minimizar al sindicato (SNTE, si no es que ya era del todo nulo), derogar los derechos laborales e incluso más, prestándose a la dilución del sistema educativo nacional y al exterminio de derechos de los docentes y trabajadores de la educación que busca, sin tregua, la reducción de la plantilla, que traerá como consecuencia la desaparición de la escuela pública.

Evidencia de todo esto son las declaraciones del senador Alejandro Tello, porque sin importar el nivel, la intención es desaparecer la educación gratuita y pública, el pretexto falta de presupuesto, argumentando que “la UAZ ha crecido mucho”, como si esto se tratara de algo problemático o vergonzoso y no  su escandaloso sueldo y el de todos los políticos o su forma de acceder a esos puestos, dilapidando patrimonio, sirviendo de tapete a intereses particulares y mostrándose siempre empáticos con los ricos y altaneros con el pueblo, pese a que los últimos son los que mantienen sus aberrantes sueldos y su estatus de “realeza”. Sin duda estas demostraciones de parte del gobierno, son las primeras consecuencias de las reformas estructurales, que a corto plazo, resonarán en situaciones y comentarios similares sobre la educación básica, porque mucho más que la educación superior ha crecido exponencialmente, sin cubrir las necesidades de todos los mexicanos, pero demasiado como para lograr satisfacer las ambiciones y hambre de dinero que tiene la clase política mexicana, que sigue haciendo uso del fraudulento sistema, el compadrazgo y la selección de las almas más podridas como son los capataces de las secretarías, para lograr perpetuar su círculo de poder y su fuente inagotable de sueldos de economía de primer mundo. ■

 

*Profesor de primaria y disidente

 

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