La decisión de Estados Unidos de reducir su apoyo financiero a agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) genera preocupación en la comunidad internacional, en un contexto en el que el gobierno estadounidense aporta el 47 por ciento de la ayuda humanitaria global, según cifras de 2024. La Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), Unicef y el Alto Comisionado para los Refugiados (Acnur) podrían enfrentar recortes importantes, afectando a millones de personas que dependen de sus programas.
Estados Unidos ha sido históricamente uno de los mayores contribuyentes a la ONU. Sin embargo, en los últimos años ha reducido o suspendido su apoyo en varias ocasiones. Por ejemplo, en 2020, el gobierno estadounidense anunció su retirada de la OMS, lo que representó una pérdida de 200 millones de dólares para la organización, equivalente al 15 por ciento de su presupuesto bienal.
Aunque Estados Unidos reanudó su participación en 2021, los fondos no se han restablecido por completo, dificultando la respuesta a emergencias sanitarias y el fortalecimiento de sistemas de salud en países en desarrollo, señala la ONU.
El PMA, que ya enfrenta una crisis de financiamiento, también podría verse afectado. Estados Unidos, su principal donante, ha aportado más de mil millones anuales en años recientes. Una reducción en su contribución limitaría la entrega de alimentos a millones de personas en zonas de conflicto y desastres naturales.
En 2023, el PMA brindó asistencia a 128 millones de personas en más de 120 países, según datos de la organización. Un recorte en su presupuesto afectaría regiones críticas como el Cuerno de África, con 23 millones de personas que enfrentan inseguridad alimentaria aguda, y Yemen, donde 17 millones de habitantes dependen de la ayuda humanitaria.
Por su parte, Unicef y Acnur, que dependen en gran medida de contribuciones voluntarias, podrían perder una parte sustancial de su financiamiento. En 2023, Acnur reportó que más de 110 millones de personas en el mundo se encontraban desplazadas forzosamente. Unicef, por su parte, brindó apoyo a 36 millones de niños en situaciones de emergencia en 149 países durante el mismo año. La reducción de fondos impactaría programas para la protección infantil, la educación en emergencias y la asistencia a refugiados.
La ONU ha destacado casos específicos de afectación, en respuesta al retiro de financiamiento decretado por el gobierno de Donald Trump. “La ausencia de su apoyo afectará, por ejemplo, a casi 600 mil personas en Bangladesh, y a 1.7 millones de personas en Pakistán, entre ellas 1.2 millones de refugiados afganos, que se verán privados de servicios de salud sexual y reproductiva vitales, con el cierre de centros sanitarios”, expone el comunicado.
Detalla que en Afganistán se incrementará la mortalidad en madres por complicaciones evitables del embarazo, siendo uno de los países más mortíferos para las mujeres que dan a luz.
Más un millón de refugiados rohingya en el campo Cox’s Bazar en Bangladesh, que ya enfrentan “condiciones calamitosas”, verán reducido el progreso que se ha logrado con servicios esenciales que incluyen que la mitad de los partos tienen lugar ahora en centros sanitarios, expuso Pio Smith del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), agregando que se requieren más de 308 millones de dólares para mantener el apoyo tan solo en los tres países citados, durante 2025.