Washington. Congresistas hispanos del partido demócrata criticaron con dureza al gobierno del presidente Barack Obama el miércoles, a raíz de las familias centroamericanas detenidas recientemente por las autoridades migratorias estadounidenses.
La presidenta del bloque de congresistas hispanos demócratas, Linda Sánchez, calificó las redadas en Georgia, Texas y Carolina del Norte de «inhumanas» porque incrementan el trauma sufrido por las familias guatemaltecas, hondureñas y salvadoreñas que entraron a Estados Unidos sin autorización, huyendo de la violencia y la pobreza.
«Nuestro gobierno federal no debería estar separando a padres de sus hijos», dijo la congresista por California en un comunicado. «Al comenzar una nueva sesión legislativa, debemos encontrar una mejor manera de manejar a estas madres y niños recién llegados».
Al presidente Barack Obama le están lloviendo las críticas, incluso dentro de su propio partido, después de que el pasado fin de semana agentes de inmigración detuvieran al menos 121 adultos y niños centroamericanos y mexicanos indocumentados en varios estados en las primeras redadas de deportación de 2016.
Activistas, religiosos, organizaciones pro inmigrantes y políticos demócratas hispanos han denunciado las redadas llevadas a cabo en los estados de Georgia, Texas y Carolina de Norte. Organizaciones inmigrantes aseguraron que también ha habido redadas en Illinois y Maryland.
«Nuestro gobierno federal no debería estar separando padres de sus hijos», dijo a través de un comunicado la congresista demócrata Linda Sánchez, presidenta del Caucus (grupo) Hispano del Congreso.
«Como madre de un niño pequeño, me es fácil imaginar lo traumatizante que puede ser para un niño ver cómo agentes de inmigración entran en casa de alguien y separan familias», señaló la congresista, que añadió que «estos menores podrían ser nuestros hijos y sobrinos».
El congresista demócrata Luis Gutiérrez también criticó a la administración Obama por las redadas, que han sido «lanzadas para infundir miedo en las casas de los inmigrantes durante las fiestas de Navidad, Año Nuevo y el Día de Reyes».
«Las redadas no traen orden, las redadas traen miseria», dijo hoy en un discurso en el Congreso Gutiérrez, que junto a otros congresistas han pedido al secretario de Seguridad Nacional que explique por qué estas redadas de deportación eran necesarias.
Al congresista de origen puertorriqueño, uno de los que más ha luchado en el Congreso por una reforma migratoria, también le gustaría saber por qué los centros de detención familiar que él y otros congresistas han intentado en vano cerrar están ahora «llenos de nuevas familias a la espera de ser deportados».
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) confirmó que el pasado fin de semana realizó redadas de deportación. El foco de las operaciones policiales fueron familias indocumentadas que habían llegado a Estados Unidos con posterioridad al 1 de mayo de 2014, que tenían una orden final de deportación y que habían agotado ya todas las opciones de apelación y de solicitudes de asilo o de ayuda humanitaria previstas por la legislación estadunidense.
Tras su detención, los adultos y niños han sido trasladados a un centro de detención para familias de ICE para se les expidan documentos de viaje y sean embarcados en un vuelo de regreso a sus países de origen.
La mayoría de los deportados son inmigrantes centroamericanos que llegaron recientemente a Estados Unidos huyendo de la violencia y la pobreza en sus países de origen.
«Las naciones del Triángulo del Norte de El Salvador, Honduras y Guatemala tienen las tasas de homicidios más altas del mundo. Debemos reconocer que estas familias están huyendo de la violencia feroz y afrontar las causas de esta crisis humanitaria de raíz», dijo el senador demócrata Bob Menéndez.
«Si estas familias son deportadas -y la mayoría de ellos serían mujeres y niños- serán devueltos a los lugares de los que escaparon para evitar ser asesinados, violados o torturados», señaló Kica Matos, portavoz de la organización pro reforma migratoria.
Tras la llegada masiva de familias y niños indocumentados no acompañados en primavera y verano de 2014, la administración Obama estableció como prioridad para las deportaciones a los criminales convictos y aquellos que sean considerados una amenaza para la seguridad nacional. También da prioridad para la deportación a aquellos inmigrantes indocumentados que han entrado ilegalmente en Estados Unidos con posterioridad al 1 de enero de 2014.
Con estas redadas la administración Obama quiere enviar un mensaje a potenciales inmigrantes de que si cruzan ilegalmente la frontera no habrá «permisos» y que serán deportados a sus países de origen.
Varias organizaciones pro inmigrantes han convocado el próximo viernes una protesta delante de la Casa Blanca contra las redadas de deportación.