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lunes, 12 mayo, 2025
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Los muchachos de antes no usaban gomina

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Por: QUITO DEL REAL •

  • El son del corazón

El día de hoy, 6 de diciembre de 2015, puede ser una de esas fechas excepcionales, raras, que cargan mucha energía y producen fenómenos sociales de resultados imprevistos.

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Lo digo, en primer lugar, por el conflicto que se presenta en el Distrito Federal y, más en específico, en la avenida Chapultepec, donde un proyecto urbanístico-arquitectónico y comercial, promovido por poderosos empresarios de la industria inmobiliaria y las autoridades del Gobierno del DF, tensó de manera irresponsable las cuerdas de la sensibilidad política contra los habitantes de esa zona, y generó un movimiento ciudadano opositor, que crece conforme pasan los días porque, según los dirigentes vecinales, esa propuesta lleva en secreto una maniobra de despojo.

Lo digo, en segundo lugar, porque luego de esta fecha, después de esta jornada ciudadana, posiblemente observaremos con frecuencia el mismo patrón de movilizaciones, no sólo en el Distrito Federal sino en varias regiones del país, cuyos nudos conflictivos surgirán de la expoliación de espacios urbanos, de manantiales de agua dulce, de regiones simbólicas, de reservas y manglares, de costas preciosas, de zonas ricas en minerales raros, gas e hidrocarburos y, en fin, de los problemas típicos que aparecen donde pone un dedo la desaforada cleptomanía de los corporativos empresariales.

 

La raza anda muy cabreada

Hoy, 6 de diciembre, se efectuará una consulta pública para decidir, con un sí o un no, si es aceptable, para quienes viven en la zona Roma-Juárez-Condesa del centro de la ciudad, construir un pasaje cultural con decenas de locales comerciales que, según los promotores, dará facilidades a la movilidad con una enorme plancha aérea, y rescatará de la ruina a los monumentos y edificios que quedaron lesionados en el terremoto de 1985.

Pero el vecindario opina que el proyecto solo es pretexto para adueñarse de una avenida rica en antecedentes históricos, para convertirla en espacio de actividad comercial y de especulación inmobiliaria. El tamaño de tal locura, organizado por algunos funcionarios y hombres de negocios que se creen propietarios de la ciudad, intensificó el enojo y la oposición de los vecinos organizados, hasta llegar a su radicalización.

La conciencia de los habitantes de Roma-Juárez-Condesa ha cambiado en tres meses. Saben que en este proyecto predominan los intereses de las grandes empresas inmobiliarias, representados por un agente comedido y visiblemente engominado, de nombre Samuel Levy. La gente de la zona terminó por desoír las recomendaciones de este hábil y mentiroso personaje, cuyo programa no difiere de otros que ya fueron destinados, con fines depredadores, a otras partes de la ciudad.

Desde la época de la administración de Marcelo Ebrard, la población ofendida creció sensiblemente, porque casi nunca se abordan las disputas citadinas con el uso del diálogo y la buena política. Es interesante recordar las severas madrizas, tundidas con toletes, gases y chorros de agua, contra los habitantes de la Delegación Azcapotzalco, opositores a la construcción de la Arena de la Ciudad de México, propiedad de Televisión Azteca, o contra los colonos que viven en las bandas aledañas de la Súper Vía Poniente, quienes fueron magullados hasta producir gran abundancia de chipotes y mole, en los estrechos acorralamientos ejercitados por la policía del DF.

 

La inocencia perversa de Mancera

Miguel Ángel Mancera demuestra diariamente su deplorable conducción política. El crecimiento escandaloso de los desarrollos inmobiliarios, en amplias áreas de las delegaciones Miguel Hidalgo, Azcapotzalco, Gustavo A. Madero y varias más, dañó la opinión que tenía la ciudadanía, favorable al jefe del DF, con todo y sus buenas maneras y su pelo engominado.

La parte más imprudente y clasista de sus métodos de contención social, que asume con violencia en cuanto crece la organización del vecindario, apareció con las obras del túnel de Río Mixcoac y con el absurdo de recortar la Ciudad Deportiva, para convertirla en un área dedicada al esparcimiento de la gente de dinero, al ampliar y reconstruir el autódromo y, sobre todo, al haber cedido obsequiosamente un gran pedazo de terreno, para hacer realidad el sueño dorado del contador público y filántropo, bolsista y banquero Alfredo Harp Helú: un estadio de beis-bol.

No debe omitirse el conflicto superlativo que se incuba en la construcción del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde ya están integrados, de manera compacta y desde mucho antes, para construirlo, los desarrolladores y financieros más poderosos del país. Esto amén de los grandes intereses económicos que buscan beneficios en la extensa área dejada por el viejo aeropuerto, donde predominarán edificaciones comerciales, zonas habitacionales, áreas verdes, malls  y oficinas públicas.

Todo esto explica la estruendosa caída de imagen del señor Mancera.

En realidad, el jefe político del DF no oculta su insuficiencia de operación política. Estos menesteres los deja a su subalterno, Héctor Serrano Cortés, singular arquetipo de ave de mal agüero, reconocido por su eficaz operación en cañerías y albañales, de pelo engominado y ADN priista, quien mantiene a la oposición social del DF en una “regularidad administrativamente estable”.

Pero, de acuerdo a lo que acontece en la Roma-Juárez-Condesa, este periodo corre el riesgo de concluir, por la huida persistente, por el falso candor, por la cruda incompetencia y por no atender sabiamente a los capitalinos, del señor Miguel Ángel Mancera, quien solo brilla en las concesiones asignadas a los desmesurados empresarios de la construcción.

Con esto se podría vislumbrar que la decisión última para nombrar al dirigente del DF, provino de la marrullería prospectiva de los empresarios desarrolladores, no de Marcelo Ebrard quien, entre paréntesis, también pudo ser producto de la misma conspiración.

 

A la baja, los bonos políticos de Ricardo

Sorprende el nado de muertito de Ricardo Monreal, jefe político de la Delegación Cuauhtémoc. Si bien suscribe la transformación de la avenida Chapultepec, no se interna en debates y opiniones. La cosa es grave, delicada, porque el conflicto se escenifica en una parte de la Delegación que sería plataforma de su ascenso político. Chitón.

Su corazón late, siempre ha latido, latirá, a favor de los dueños de la lana, pero siente en su frente la aguda mirada del jefe del Morena. Nunca antes, el muchacho astuto y engominado había sido tan señalado.

No pocos militantes del Morena observan con suspicacia los movimientos dubitativos del delegado político. Sus declaraciones son leídas con lupa, para ver el tamaño de su capitulación y coqueteo con las empresas inmobiliarias.

Monreal sabe que necesita la pachocha de los desarrolladores, para construir sin carencias sus futuras empresas políticas. Por el momento, no encuentra el camino del deslinde, pero no halla otro que lo resguarde de las tormentas venideras en el Morena. ■

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