La Gualdra 577 / Aniversario Gualdreño 12
Si convenimos, como Galileo Galilei, que las matemáticas son el lenguaje de Dios, dentro de todo ese idioma con el cual nos explicamos la realidad, la naturaleza (porque eso son las largas ecuaciones y otras mediciones que hacemos del universo, una forma de asir y explicarnos el cosmos y aquello que percibimos), el número doce tiene un papel relevante: medimos el tiempo en un lapso de veinticuatro horas, sí, pero dividimos al día en dos grandes bloques de doce horas, el día y la noche, y si echamos números, una hora podemos dividirla en bloques de doce que al sumarlos nos dan los sesenta minutos, por eso los relojes (aquéllos que todavía usan relojes y no se conforman con ver la hora en el celular pueden confirmarlo) van del uno al doce y, claro, doce son los meses del año. Los mayas medían el tiempo en ciclos de doce años y la luna gira doce veces alrededor de la luna en ese baile de máscaras que conocemos como resonancia orbital. Doce son las notas musicales.
Nuestra religiosidad también está plagada por este número, doce fueron los apóstoles de Jesús e igual número los hijos de Job, doce son las puertas del cielo según el libro de Apocalipsis. Quienes tenemos un sentido religioso más etéreo y semanalmente revisamos qué nos depara el futuro según las constelaciones, sabemos que doce son los signos zodiacales, y dato importantísimo para mi generación, doce son las casas zodiacales en que pelearon los caballeros al servicio de Atena para salvarla.
¿Ven? El número doce es un número fantástico y a los humanos nos encanta. Históricamente está asociado a la perfección, la pureza y la unidad, muchos de los mitos e historias que más resonancia tienen en nosotros ostentan en su construcción este número, en la leyenda del Rey Arturo doce eran los caballeros de la mesa redonda, en la mitología griega éste era el número de los dioses del Olimpo, podríamos seguir por varias hojas enumerando las coincidencias de este número: yo tenía doce años cuando por primera vez leí poesía y ahora ésa es la forma en la que vivo la vida.
¿Qué posibilidades hay que un suplemento cultural alcance su aniversario número doce? Pocas, sin embargo, La Gualdra celebra su duodécimo aniversario contra todo pronóstico, en un país donde la nota roja y cruel llena a nuestro pesar los encabezados, o tal vez precisamente por eso, porque necesitamos un descanso de la violencia, no para obviarla o negarla, sino para recordar que hay motivos para ser valientes, para hacer comunidad, para resistir. La cultura, el arte, o como usted quiera llamarle, es una de esas formas de resistencia.
Doce también son las uvas que uno come en año viejo para materializar nuestros deseos. Justo ahora no es Navidad sino una primavera calurosa, pero mis doce uvas, mis doce deseos, son uno solo: doce años más a La Gualdra.
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