Autor: Juan Fernando Lechuga Ramos
Residencia: Guadalupe, Zacatecas, México
Dicen que un virus chino
que escapó de un negro tul
con Dios hizo un pacto
de poner a la Muerte azul.
Para viajar en un resfriado
hasta contagiar todo el mar,
primero se llevó a los viejos
y a los nuevos los puso a secar.
Y así vaga por la tierra,
en un oleaje diamantino;
no tiene cuerpo, es del tamaño
de un astro en un ombligo.
Si nos juntamos, vence;
si nos separamos, fenece.
Es lo que no había logrado ser la Muerte,
una ausencia para siempre.