Vivimos tiempos difíciles, todo cuestionamos y con razón, los políticos fallan, las instituciones, la democracia, la economía y la seguridad por igual. Estamos todos perdidos en nosotros mismos, en el pesimismo realista que no se siente representado. Políticos que miran para otro lado, muy lejos del interés común.
Efectivamente, es momento de ser críticos y exigentes, pero para ello hay que poner ideas encima de la mesa, ser proactivos y no reactivos. La nueva política se hace de otra manera, sentándose en la mesa, no sólo con los que piensan como tú, eso es muy sencillo, si no sentándote con quienes piensan diferente.
El valor del diálogo franco y respetuoso debe ser una cotidiana forma de trabajar por nuestra tierra, como verdadero instrumento natural de la democracia.
Se escucha y se ve sencillo, pero el cambio de actitud no es fácil, se requiere determinación, firmeza y sabiduría, y sobretodo sujetos capaces de hacer posible esta nueva etapa. Sin duda, el sector público debe ser el promotor, pero necesita de los partidos políticos, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, intelectuales, universidades, los diferentes actores sociales y los actores económicos.
Ahora, el diálogo es importante para discutir con optimismo el futuro compartido. Pero ¿hacia dónde? En el cuento de Alicia en el país de las maravillas, ella pregunta al gato, -¿podrás decirme por favor, que camino debo seguir para salir de aquí? – El gato respondió: -¡eso depende en gran parte del sitio al que quieras llegar!- dijo Alicia, – no me importa mucho el sitio-, a lo que el gato contestó, -entonces tampoco importa mucho el camino que tomes- .
Así como Alicia, desde hace tiempo que hemos perdido el sentido claro de hacia dónde caminar, me refiero a todos, el gobierno, la sociedad y la iniciativa privada. Las varias crisis superpuestas han creado un profundo sentimiento de desorientación generado en la sociedad. Y surge la pregunta: ¿seremos capaces de construir una sociedad próspera, más libre y más democrática o nos dejaremos llevar por la marea?
Ha llegado el momento de convertir la indignación y preocupación en acción e ilusión. De discutir, escuchar a todas las opiniones y buscar acuerdos para trabajar por Zacatecas, por nuestras causas, por las causas comunes. Se acabó el tiempo de la resignación, de los incondicionales; es la hora de la esperanza, de los ciudadanos.
Son muchos cuestionamientos que debemos hacernos juntos, con diálogo responsable y constructivo, aprender a distinguir lo principal de lo accesorio. ¿Cómo identificar el reto de fondo que tenemos como generación?, ¿es la corrupción?, ¿la desigualdad?, ¿estamos rezagándonos en el camino de la modernización y el progreso económico?, ¿la inseguridad?, ¿la eficiencia en la generación de empleos?, ¿debemos corregir el actuar del gobierno? En fin.
Hemos visto en Zacatecas, que el crecimiento económico ha tenido su motor en los empleos de salarios bajos que nos han dejado las inversiones externas y la minería. Efectivamente, la política está definida por las tendencias y las pasiones locales, pero el dinero se ha hecho global, debemos tenerlo presente. La explosión del dinero global es un arma de doble filo, han creado abundantes y nuevas fuentes de financiamiento y empleo. En países como China y Brasil han logrado sacar mucha gente de la pobreza y no hubiese sido posible sin la inversión extranjera. Pero el dinero también es cobarde, veloz y despiadado, cuando los inversionistas se asustan salen igual de rápido que como se instalan y dejan los empleos que generan en la nada. Aún no hay fórmulas que nos permitan proteger la economía de los vaivenes del dinero. Ahora, ¿Cómo impulsar un nuevo modelo de crecimiento sostenido? Esa es una buena tarea para el nuevo gobierno, sobre todo ahora que están por diseñar y confeccionar el Plan de Desarrollo.
Los minerales algún día se terminarán y debemos aprovecharlos al máximo mientras existan, sólo falta encadenamiento con la proveeduría local. Sin embargo, debemos partir de una conciencia de la realidad que vivimos, y sentar bases mediante una acción conjunta consciente y decidida a largo plazo, una renovación a profundidad del proyecto que requerimos para Zacatecas y apostar por lo local (desarrollo regional y sectorial) y la inversión extranjera claro, pero fundamentalmente, en el desarrollo de habilidades y capacidades de la población. Debemos dialogar con optimismo por el futuro compartido, es el momento. ■
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*Presidente de Educar e Innovar para Progresar AC