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viernes, 19 abril, 2024
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Migraciones, el poema infinito de Gloria Gervitz

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Por: RAFAEL CALDERÓN •

La Gualdra 525 / Poesía

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Llegar a los versos de un poema que no tenía punto final, sino que registra el itinerario de la escritura y su autora lo perfecciona a lo largo de los años: lo escribe y también deja sentir su evolución literaria. El poema registra que el 19 de abril del 2022 su autora finalmente signa el punto final, termina su escritura, cierra la travesía lírica que abarca poco más de cuatro décadas. Ese poema es Migraciones, de Gloria Gervitz, quien inició a escribir en 1976. Sería imposible de mi parte decir cuándo y en qué momento lo leí por primera vez. Lo que puedo afirmar es que fue en este siglo bajo el esquema de su aspiración, la búsqueda de la voz que lo va perfeccionando y se vuelve parte de mis lecturas y la presencia es inconfundible por su voz, el ritmo, su búsqueda; despliega su fuerza lírica. La escritura del poema sucede por la manera de ir captando imágenes y la sonoridad de la música.

Puedo afirmar también que la primera lectura sucedió por alguna de las ediciones del FCE (en 1991 salió con tres partes; aumentó a seis en 2002); la editorial mexicana que hasta hace unos años atrás publicaba poesía y tenía programas de difusión literaria, ahora, tal parece que su labor se encuentra entredicha, ninguneada y el género de la poesía prácticamente abandonó (y aquel tiempo ido del FCE, tal vez, fue la época de oro de la poesía). 

Migraciones es un poema que permite reconocer su nivel de gran obra por ese primer ciclo que salta de tres a seis apartados y consolidarse. Ante el poema y su capacidad de movimiento está presente por ediciones recientes; tengo predilección especial por la de Mangos de Hacha; he de resaltar que no se trata de una recopilación ni de una antología y ni siquiera de la poesía reunida sino del poema Migraciones que ha llegado con mayor profusión a los lectores durante el último lustro. Para destacar que edita el poema más importante escrito en el país y confirma ese periodo de cuatro décadas; sobresale el formato y la tipografía empleada para gozar esos pasajes extraordinarios y volverse memorable para poesía mexicana. 

El poema permite identificar que, entraña huellas de ese río de aguas cristalinas, y su perfección se va dotando de una poética entre la suma del lenguaje, el idioma y la exploración de la escritura; se trata de un poema grande, extenso entre los grandes poemas, su lectura está presente en todo el orbe de la poesía hispánica y ha sido traducido a varios idiomas. Hay que anotar que, por fragmentos o versiones completas, se ha traducido indistintamente por lo menos a 18 idiomas: en inglés, alemán, sueco, árabe, esloveno, etcétera.

Hace algunos años atrás surgió en Morelia el intento por publicar bajo el espíritu editorial de jitanjáfora la Colección Poesía Los Cuarenta que consideraba incluir autores nacidos en el país entre los años 1940-49; los editores responsables de la colección fueron Gaspar Aguilera Díaz, José Mendoza Lara y Marco Antonio Campos. Por lo que no sorprendió que la colección fuera inaugurada con un fragmento de Migraciones (2003); más bien celebró su poesía y rindió homenaje a su voz concentrada. Su inclusión fue un ejemplo de madurez al sostener la perfección del poema largo y extenso e intenso; esa primera edición buscaba ir lejos y la colección pretendía incluir toda una generación y sumar los poetas mexicanos nacidos en diferentes partes del país. 

A la edición de Migraciones, de Gervitz, le siguió una antología de Elsa Cross, publicada ese mismo año. Por desgracia la continuidad de la colección se truncó. Pero Migraciones pondera el ejemplo del poema largo y recuerda autores novohispanos como Sor Juana y su Primero sueño. Migraciones exige ir a la senda del poema extenso e intenso y queda visible por la selección y prólogo de Raúl Dorra y Blanca Alberta Rodríguez, quienes señalan, que, en 1976, “comenzaría una deriva poética de la que sin duda no podría saber -aunque tal vez algo en la profundidad se lo indicara- hacia dónde la llevaría”. Por eso hay que reconocer justamente el parentesco del poema largo con los Cantos, de Ezra Pound; y resulta imposible olvidar la cercanía obvia con Altazor, de Huidobro.

Migraciones es la obra infinita; por su independencia, supera la huella de Ezra Pound y señala distancia del poema de Huidobro; Gervitz consolida el verso largo y corto y sucede el encuentro personal, suma identidad y reconoce su voz, tanto de la cultura judía como por raíces familiares; con esa directriz teje y desteje ciclos y estaciones, escala por su lengua materna e indaga y explora raíces familiares; asimismo, sucede el encuentro cultural con las palabras del idioma español y con este construye su verdadera torre de Babel.

Ante la noticia del fallecimiento de Gloria Gervitz el pasado 19 de abril, el mejor homenaje es seguir leyendo su poesía: “mejor soñar que estoy muerta/ y no morirme de los tantos sueños que me inventan/ me vuelvo a dormir y ya no sueño/ y la luz atropellándose en el filo del día/ y el grito de los árboles ensordeciéndose/ y la tarde solo dice lo mismo/ no abre esa pausa entre lo real/ único espacio habitable/ geometría momentánea/ insomnio lento y cerrado/ el alba desaguándose/ un sol de abejas”.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la-gualdra-525

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