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viernes, 19 abril, 2024
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Editorial Gualdreño 563

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Por: JÁNEA ESTRADA LAZARÍN •

¿Zacatecas es una ciudad enferma?

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“Las ciudades pueden enfermar al igual que las personas porque son organismos vivos”, escuché decir esto a un arquitecto especialista en espacios públicos y quien además dice que las enfermedades de la ciudad pueden prevenirse y en un determinado momento, erradicarse; se trata del arquitecto Felipe Leal, quien hace unos pocos días estuvo en Zacatecas y recorrió a pie algunas de las calles de nuestro centro histórico antes del acto protocolario en el que se instaurara en Zacatecas la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana. Él preside este Seminario que tiene, desde la década de los 40 del siglo pasado, la encomienda de difundir y promover la cultura, la ciencia y la educación en todo el país, siguiendo los preceptos vasconcelistas. En el espacio de YouTube de La Jornada Zacatecas se puede ver en video completo: https://youtu.be/p-DznrwplZk

Cuando hablamos de las enfermedades de las ciudades, no pude evitar pensar en la nuestra, en esos síntomas que evidencia de unos años para acá, que nos dicen que, a pesar de lo indiscutible de su belleza, hoy podemos percibir en ella una cierta depresión. Las causas son muchas, cada vez más se observa un proceso de gentrificación que obliga paulatinamente a sus habitantes a salir del centro para buscar lugares más tranquilos y/o más baratos para vivir. El centro histórico se está quedando sin habitantes y eso, a la larga, ocasionará que sea más inseguro y conflictivo. Bajo la premisa de propiciar su progreso económico se ha permitido que se cambie inexplicablemente el uso de suelo de este espacio protegido por la UNESCO y cada vez son más, por ejemplo, los bares que, sin anuencia vecinal, se abren ocasionando la molestia de los vecinos que siguen viviendo aquí.

El derecho al espacio público y el derecho a la ciudad son dos conceptos que están establecidos en nuestra Constitución e incluso la Comisión Nacional de Derechos Humanos se ha manifestado en torno a estos temas, incluyendo además el de los derechos culturales.[i] Son derechos que están garantizados por la ley, y sin embargo, poco conocemos de sus alcances e implicaciones, por lo mismo, pocas personas también se manifiestan para exigir que se defiendan.

Esta rispidez y rijosidad que nos invaden últimamente, y de las que hablábamos la semana pasada con el Dr. Javier Garciadiego, nos han impedido a los ciudadanos generar opciones consensuadas que estén a favor del bienestar común. Pareciéramos estar embarcados en una discusión sin fin en la que no podemos ponernos de acuerdo porque todos queremos ganar, sin escuchar al otro, sin considerar que también puede tener opiniones que favorezcan a la comunidad. Esa polarización que criticamos constantemente, pero de la que parece no podemos salir, ha evitado que se generen acciones preventivas para que nuestra ciudad no enferme más, o para sanarla en la medida de lo posible.

Hoy una de las discusiones está en torno a si debe haber festival o no, por ejemplo; he visto opiniones tremendas en las que se manifiesta una especie de odio a la ciudad por la inseguridad que padece, cuando no es la ciudad la culpable de esto… me parece que eso es tan absurdo como culpar a nuestro cuerpo por enfermar, cuando sabemos que son múltiples los factores que ocasionan el deterioro de la salud; o tan absurdo como culpar al coche por desvielarse después de que no le pusimos aceite en años y forzamos su motor.

Nuestra ciudad no tiene la culpa, en ella habitamos todos y por supuesto que nos causa preocupación que la inseguridad siga aumentando, pero más preocupación me causa a mí que cedamos nuestro derecho a tener espacios públicos y una ciudad sanos, habitables y seguros -siempre, no nada más en Semana Santa-. Mucho se ha hablado de la pertinencia de que las actividades culturales aumenten para revertir los procesos de descomposición social, incluso durante las campañas pasadas se habló reiteradamente de esta necesidad y en discursos políticos se puso como ejemplo el caso de Colombia que logró, mediante el impulso de la cultura y las artes, recuperar esos espacios que había ganado el crimen organizado. A mí no se me olvida, ahí están los videos. No permitamos que el enojo nos gane, conciliemos, dialoguemos; insisto, no hablo solo del festival cultural, hablo de nuestra vida cotidiana y de esta ciudad, nuestra casa, que nos necesita unidos hoy más que nunca.

Que disfrute su lectura.

 

Jánea Estrada Lazarín

[email protected]

 

 

                https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_563

 

 [i] Respuesta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos al cuestionario sobre derechos culturales y espacios públicos. En: https://www.ohchr.org/sites/default/files/Documents/Issues/CulturalRights/Call/20_NHRI_Mexico.pdf

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