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viernes, 19 abril, 2024
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Informes, pan, circo y conformidad ciudadana

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Presentar un informe desde cualquier ámbito de poder, debe significar mucho más que una pasarela donde aparecen lambiscones y suspirantes a los próximos cargos; en la práctica, se olvida que el puesto representa una responsabilidad grande que ha sido adquirida generalmente, por el voto de la comunidad a la que se debe tal o cual actor político. En principio, en el ámbito federal se debe informar sobre el estado que guarda la Administración Pública Federal y el modo en cómo se han ejercido los recursos del pueblo y, lo deseable sería que se tomara en cuenta al Plan Nacional de Desarrollo para tener la certeza de que hay avances, pues debemos recordar que el citado Plan es la brújula por donde navega todo el gobierno y su quehacer. De igual forma, en el Estado de Zacatecas debió presentarse ya un progreso diferenciado a tres años del Gobierno de Alejandro Tello y con apego al Plan Estatal de Desarrollo orientado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, objetivos que deben cumplirse desde la perspectiva de cada dependencia de la Administración Pública Estatal. En ambos casos, Federal y Estatal, es fundamental contar con un conjunto de funcionarios aptos para cumplir los compromisos de campaña adquiridos, de lo contrario, la ciudadanía incrementará su desconfianza en la cabeza de poder y sus extensiones administrativas. El pueblo ya no quiere el teatro de palabras y protagonismos nada creíbles, lo que exigimos son acciones y logros que hagan que el cúmulo de derechos humanos por fin sean una realidad para los millones de mexicanos que contribuimos desde cada una de nuestras trincheras en la consolidación de una mejor calidad de vida en colectivo. Lamento mucho ver que están todavía muy lejos los tiempos en los cuales sepamos exigir verdaderos resultados; cada que puedo, me asomo a los informes y analizo la algarabía que pulula entre la gente, como si se tratara de otro país, otro estado u otra universidad. Veo lugares apartados para los privilegiados, los invitados especiales, los ungidos de poder por la buena o por la mala, colocados como si no hubiera igualdad en México ni siquiera para escuchar mentiras, no todos somos lo mismo para los actores del poder, más bien, hay élite, grupúsculos y sectas que tienen el honor de estar adelante con su cara de importantes para escuchar que no hay avance sin tomar en cuenta que allá afuera está el pueblo esperando un cambio real, que afuera está la gente que se parte la madre todos los días para que su clase política viva a sus méndigas tal como se ha hecho desde siempre y hasta que decidamos que ha llegado el fin a tanto descaro. En nuestra entidad no hay progreso, no hay seguridad, no hay protección al ambiente, no habrá agua y si existirá una agudización de los arraigados males que hemos heredado desde varias décadas anteriores. Para nosotros los del colectivo social, todos los días podrían ser de informe, ni los vemos, ni los leemos, ni los oímos, aquí tenemos que seguir trabajando bajo el manto de nuestra terrible realidad, sin privilegios, sin oportunidades, sin reconocimiento a nuestra labor, reducidos a simples espectadores del avance de los iluminados, de los que nacieron con buena estrella y no estrellados como muchos de nosotros. El pan y el circo están puestos en Septiembre, la fiesta brava en donde los políticos se sienten españoles, ni saben pero fuman puro, usan gorras gallegas y gritan olé a la menor insinuación de embestida del astado, demostrando su amplio desconocimiento de la tauromaquia, si acaso, el más congruente es mi carnal Martín como ejemplo de luchador social que se opone como yo, al arte de matar con ventaja. En los espectáculos, hay artistas que no son ejemplo de arte ni de espectáculo y, en la cantina más grande del mundo, a la salida los ciudadanos estarán al asecho del hipócrita alcoholímetro del gobierno que por un lado motiva el consumo de alcohol y, por el otro, con su rostro moralista, detiene a los enfierádos que se amanecen como si tuvieran el dinero suficiente o el trabajo garantizado; los que también ganan son las casas de empeño pues ante tal despilfarro, la pantalla, la plancha de pelo o la estufa son bienvenidas a cambio de raquíticos préstamos amañados. Ante este escenario, la fiesta, la desfachatez y la ignorancia de una gran parte del pueblo, nos lleva a amalgamar estos ingredientes para aparentar que nada pasa, que vamos bien, que somos muy mexicanos por el simple hecho de colocar una banderita de 20 pesos en el carro y lo peor, le decimos a la gente en el poder, que para el próximo año nos den más de lo mismo, simulación, retroceso y cifras falsas, al fin que con el pan y el circo, estamos conformes. VIVA MÉXICO CABRONES. ■

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*Integrante del Consejo Mundial para la
Defensa de los Derechos Humanos y
Secretario General del Consejo Zacatecano
de Protección al Ambiente

[email protected]
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