Es patente la falta de agua en Zacatecas. Y la solución que ha ofrecido el gobierno es traerla desde Jiménez del Teul, a más de 300 kilómetros. Se trata de agua superficial que se acumula en una de las cuencas más productivas (de cosecha de agua) del estado. Sin embargo, uno de los argumentos que hacen pensar en la conveniencia del así llamado ‘proyecto milpillas’ es la preocupación de que al traer el agua de Jiménez, el alto desperdicio de agua en zonas de riego agrícola y el propio uso inadecuado de las zonas urbanas, continúe. El uso indebido del riego, según cálculos de expertos en estudios hídricos, es equivalente al déficit que se quiere reponer con la donación de milpillas. En otras palabras, que si se logra detener el riego rodado y las fugas en las zonas urbanas, habrá agua para los zacatecanos de la zona metropolitana. Pero no sólo eso, sino que el uso prudente de los acuíferos sobreexplotados puede mejorar la calidad del agua y la sostenibilidad de la misma. Son los dos elementos centrales de una política de agua sustentable.
No significa que esté mal el proyecto de Milpillas per se, lo que afirmamos es que debe transitar a un planteamiento sostenible: si se estableciera la condición de aprobación del proyecto milpillas en el hecho de eliminar de tajo los sistemas ineficientes de riego, a través de una ley que prohíba ese sistema de irrigación y el apoyo decidido del gobierno para reconvertirlo. De tal manera que se disminuya la extracción de los mantos y se diera oportunidad de que los niveles de recarga se equilibren con los de aprovechamiento. Lograr eso sería realmente sustentable. Así las cosas, si el proyecto de milpillas se acompañara de un programa preciso y certero de reconversión del uso agrícola, entonces valdría la pena. Pero si van a traer agua para cubrir un déficit, y el brutal desperdicio del agua del subsuelo continuará, es mejor que no se realice.
Es evidente que la preocupación mostrada por Jiapaz y Conagua, en el sentido de que ya no es sostenible por más tiempo la falta de agua para consumo urbano en la zona metropolitana del estado, es cierta y auténtica. Sin embargo, hace falta que hagan propuestas de mayor profundidad. Y que Gobierno del estado trabaje propuestas creativas y viables, y realice la tarea de gestión con eficacia. Hasta ahora ha dejado mucho de desear, la Secretaría de Gobierno ha resultado completamente rebasada por la realidad. Hacen falta funcionarios a la altura de la realidad y con apoyos técnicos más idóneos. Porque si la Secretaria de Gobierno es incapaz de lograr acuerdos entre los actores en conflicto y una propuesta creativa que haga del uso del agua una política sustentable, ¿quién más puede hacerlo? Es muy difícil conseguir un sustituto de Godezac en la mediación y la solución de este problema estratégico para el estado. Por ello, si lo hace mal todos los sufriremos por un largo tiempo.
