(PRIMER LUGAR DEL 7 CONCURSO DE CUENTO CORTO DE LJZ)
Este cuento está dedicado a mi conejo Brinquitos.
Había una vez un conejito que tuvo grandes aventuras, porque a pesar de que era muy pequeño, era muy valiente y nunca se daba por vencido; su nombre era Brinquitos.
Brinquitos era un conejo muy especial y diferente a los demás porque tenía un mechón dorado atrás de sus orejas, pero sobre todo, porque nació con sólo tres patitas, las de adelante y una de atrás.
Él vivía en una granja y los otros conejitos lo dejaban atrás porque corrían más rápido, porque ellos sí tenían todas sus cuatro patas, pero Brinquitos seguía intentando alcanzarlos para jugar con ellos y se esforzó tanto que hasta su única patita trasera se hizo el doble de fuerte y logró correr tan rápido como los otros conejillos.
Antes, para Brinquitos, las cosas eran muy difíciles, pero luego se hicieron fáciles. Brinquitos podía trepar en su hábitat, atravesar el campo, correr y brincar por todas partes y hasta escapar de su jaula usando su patita trasera. Él no le tenía miedo a nada, ni siquiera a los perros.
Un día llegaron muchos niños a la granja, a la fiesta de adopción y pascuas. Los conejitos estaban muy emocionados, a todos los tenían cargados y jugando, pero había un conejito que estaba muy quietecito y tranquilo, esperando que lo adoptaran; era Brinquitos.
En eso llegó un niño que se encariñó con Brinquitos y lo adoptó sin darse cuenta de que sólo tenía tres patas. Cuando el niño llegó a su casa descubrió que el conejito no tenía una patita, pero no lo quiso regresar a la granja porque lo quería mucho y no le pareció un problema que le faltara su patita, porque el conejito era muy feliz y divertido.
Después, el niño se dio cuenta de que su conejito era muy listo y que su patita trasera era muy fuerte y que así estaba contento. Gracias a Brinquitos el niño aprendió que no importan las dificultades; todos podemos ser felices.
FIN
Autor: Andrés Alejandro Dávila Araiza
Edad: 8 años
Centro Educativo Centenario de Rotary
Zacatecas, Zacatecas
