Su gusto nace por obtener un ingreso económico extra, para ayudar a su familia
La artesana busca impartir talleres en su tierra natal, enfocados a mujeres
María Dolores Zepeda desde hace 20 años se ha dedicado a mantener la tradición artesanal del vidrio estirado en su natal Tlaquepaque, Jalisco. Este año visita la Feria Nacional de Zacatecas (Fenaza) ofreciendo su arte. Cuenta que este oficio lo aprendió del padre de sus hijos.
Su gusto nace por la inquietud de obtener un ingreso económico extra, para ayudar en la economía familiar. “Aunque al principio no fue sencillo aprender. Resulté con muchas quemaduras, algunas cortadas, raspadas, pero no desistí y aquí seguimos echándole ganas”, dice la artesana.
Con base en su experiencia, busca impartir talleres en su localidad, enfocados a mujeres, para que puedan aprender un oficio, y que les sirva para tener un ingreso que les ayude a la economía del hogar.
Además de que les permite atender a sus hijos y no descuidar a su familia, pues el taller se puede instalar en el hogar, tal como el que tiene María en su casa; sólo se requiere un soplete, una mesa, vidrio, cortadora, entre otros objetos.
En su lugar de origen, las nuevas generaciones no tienen interés en aprender el oficio, así que sobre todo busca mantener la artesanía, pues sólo conoce a 3 artesanos del vidrio en su localidad.
Actualmente, la única de su familia que sigue sus pasos es su hija, quien le ayuda a cortar, a pintar y a cortar algunas piezas. Espera, que se dedique 100 por ciento a ser artesana de vidrio, y que mantenga esta tradición familiar.
Su precisión, imaginación y creatividad, la ha convertido en una de las mejores artesanas de la técnica de vidrio estirado, no sólo de su natal Jalisco, sino de México y su fama ya ha llegado a nivel internacional.
Gracias a su creatividad e ingenio, puede elaborar figuras que parecieran ser imposibles de formar a través del vidrio, pero para María, en sus diseños no hay imposibles, porque el límite es su imaginación.
Dice que cualquier figura que venga a su imaginación la puede elaborar. Incluso, hay personas que le han pedido que les haga una figura igual a la de sus mascotas, de perros por ejemplo y ella lo hace encantada, pues considera que al vidrio se le debe dar vida y forma.
Comparte que este trabajo requiere de paciencia y dedicación. Y ella le dedica casi las 24 horas del día, pues darle forma y detalle a cualquier figura no es tarea fácil y fabricar cada escultura puede llevarle horas e incluso días.
Explica que el material es vidrio refractario. Como material solamente utiliza un soplete, con este se calienta el vidrio y se va moldeando, se le va dando la figura que se requiera y el vidrio se estira como una barra de silicón caliente.
A través de los más de 20 años en los que ha trabajado la técnica de vidrio estirado, María ha elaborado cientos de figuras. Aunque elabora de todo tipo, sus figuras favoritas son los colibríes, los cuales puede llenar de colores con las combinaciones que realiza.
Las artesanías que elabora María tienen una peculiaridad: ninguna es igual a otra. Aunque reconoce que hay piezas que son más laboriosas, algunas que le han encargado de ese tipo son las sirenas, las hadas, los duendes, las imágenes de vírgenes y santos.
Para dar una terminación perfecta a cada pieza, la artesana María le agrega un detalle especial, que sólo ella puede aportar a sus figuras, y que es su tiempo, dedicación, y sobre todo el amor a lo que hace.
María se mantiene activa durante todo el año, gracias a las invitaciones que le hacen para mostrar y vender su obra, ya sea en tianguis y exposiciones feriales o de festivales locales y regionales.
Hace envíos a otras ciudades y lugares en el extranjero, al mayoreo. “Para mí, trabajar el vidrio significa representar a mi municipio, a mi estado y a México en el mundo. Hacer arte y figuras es algo que me llena y me da vida y no lo cambiaria”, dice María.
