(5 CONCURSO DE CUENTO CORTO DE LJZ)

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Había una vez un gatito que llegó a una casa; era bebé y solitario; había sido abandonado por su familia y era gruñón. Un día, explorando la casa, se encontró a un perro que ahí vivía; el perro estaba durmiendo su siesta y, cuando despertó, vio al gato, se miraron y el gato no era amable y no quería ser su amigo; el perro, triste, le ofreció de sus croquetas y agua para que fuera su amigo. El gato pensó y pensó hasta que se le ocurrió una gran idea. ¿Y si fuéramos amigos?, pensó el gato. -Si ese perro fuera mi amigo, él me defendería de los otros animales que me quieren comer-.

El perro invitó a gato al parque que estaba cerca de su casa para jugar con su pelota favorita. Ahí los otros animales chicos y grandes los veían con envidia por su amistad. De pronto, un grupo de perros se acercaron al gatito, saboreando, se lo querían comer de un solo bocado. En eso, el perro escuchó un maullido temeroso y se dio cuenta de que el gatito estaba en peligro; corrió a toda velocidad hacia el gatito, dio un gran salto, un fuerte ladrido y los asustó. El gatito, al ver lo bueno y amable que fue el perro al defenderlo, corrió a buscar un pequeño hueso para agradecerle. En ese momento, el gatito se dio cuenta que podría formar parte de la familia del perro y juntos tener aventuras y cuidarse siempre. Pasaron los días, Perro y Gato siempre al pendiente uno del otro. Vivieron felices para siempre. Fin.

No importa que sean animales diferentes, chicos o grandes, para mí el valor de la amistad es el más importante para no sentirme solo y poder vivir con alguien grandes aventuras, ser compartido con mis juguetes favoritos, y respetarlo aunque mi amigo piense diferente que yo.

Autor: Diego Leonardo Infante Medina

Edad: 7 años

Colegio del Centro

Guadalupe, Zacatecas