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viernes, 26 abril, 2024
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Trump y Ariadna

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

Y aquí estamos, de nuevo y como no podría ser, en el teatro del mundo, que debería ser la humanidad, presenciando actuar y aunque no se quiera, cómo se le elude o cómo se acude a artificios para enfrentar a los humanos con diversas formas de sanción u opresión de su humanidad ¿y más a los que migran? De plano, dentro, fuera del país o en sus fronteras, se trata de meras resistencias o hasta de francas negativas a percibir, reconocer y tolerar al otro, (aunque no sea paisano y) sin mayor exigencia, como ser humano: quien sea y donde esté. Secreto a voces de la complejidad actual, se le quiera o no, reconocer como tal, sea la existente como aquella, imaginaria o necesaria, a la que uno debe o debiera contribuir a crear y  a aprender a interactuar con ella para, en efecto, impulsarla, contenerla o modularla, sin detenerla, para “luchar” económica, política y culturalmente por convertirla en desarrollo; elemental para que todo mundo, quien sea, pueda ganar y gane mediante su incorporación productiva ¿y cívica? para disfrutar de esos incrementos, a la vez que continúe su estar preparado y se prepare para continuar contribuyendo a generar otros nuevos incrementos, en común, ¿hasta implantar una espiral virtuosa que “no” tenga fin, sino sea una sucesión continua que no impida sino propicie el revolucionar individual y el social, ambos, como desarrollo?

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Lo anterior intenta, no describir, sino imaginar un complejo actuar humano, social y cultural; en cambio, al operar o intentar operar uno, solo con la complejidad, ¿qué tanto impacta y en qué sentido irá la creación o herencia social y cultural, común? O bien, hacer eso desde la soledad o desde una mentalidad de cuentachiles (o millones), será más que lamentable porque eso impide a uno o a muchos, ¿a una mayoría? florecer como los elementos humanos, culturales e históricos que somos, poseedores y sujetos por una humanidad y una cultura, las que de esa manera (restrictiva) verían impedidas sus posibilidades hasta para intentar generar aun “pequeños” incrementos de desarrollo. En cambio, podría suceder todo lo contrario, generar hasta crecientes incrementos de desarrollo, si al poner lo social – cultural, en acto, ¿se impulsaría y haría otra historia? De eso hay muchos ejemplos, individuales, de grupo, “comunitarios” y más allá, hasta de circunscripciones políticas, son ejemplo por contar con suficiente potencia institucional pero también humana, cultural y social, como para poder ayudar, concurrir a salir a sus integrantes, ciudadanos, residentes, migrantes, del los atrasos que sean, para alcanzar estadios distintos de cultura y desarrollo, los que luego son muchos, como opción y hasta  se vuelven interminables, mediante, precisamente, la generación social, común, de otros nuevos incrementos o estadios  de desarrollo: de su sociedad, su cultura y humanidad. ¿Todo en espiral, virtuosa?

Si el Trump (as), mira pobreza en su país, subempleo, desempleo o hasta pobreza, simplifica, demasiado, si en lugar de ordenar investigar su origen, el del subempleo, del desempleo o hasta de la pobreza, que es tremendamente multifactorial; o si como autoridad, se limita a estigmatizar a parte de la población, curioso, a los no oriundos en esas tierras (y vaya riesgo que implica hacer eso, cuando los Estados Unidos de América, fueron constituidos por migrantes. Olvido, mañas u ocurrencias del poder(oso), lo cierto, no son los paisanos quienes, según él, deben pagar por ello, al ser expulsados o no entrar. Más grave aún, cuando se quiere hacer pagar un MURO a México, para contener la emigración que de allí proceda, incluso, aunque no sólo sea de mexicanos, ¿de qué se trata, si el muro, en buena parte ya existe? El imaginario del mercachifle Trump, es tan amplio, como estrecha su mente, propia para restringir una convivencia internacional con tan larga data como son las ciudades de regular o urbes de tamaño medio, existentes en la frontera y no es repetición, sino asentamiento de las múltiples violaciones en que ya está incurriendo Trump y su aparato estatal o diplomático, desplegado desde hace años en la frontera.

Por supuesto, el uso de los recursos tecnócratas de que hace alarde Trump, lo lleva a insistir en varias formas mediante las cuales se podrá cobrar a la “brava” o a fuerzas, el costo del muro que él mismo ordenó construir, aunque ya existía una gran parte de él. E imagina imponer, desde cuestiones fiscales, económicas, comerciales, hasta múltiples formas de presión, como gravámenes, según su posibilidad y “ocurrencia”.

Un cierre de frontera, así ocasionado, conlleva la agitación de distintos estigmas para gravar, presionar a México, como forma de mostrar “su prepotencia” y debilitar a la economía de México, su soberanía y su autodeterminación estatal. Por supuesto, el lado fuerte de Trump, es la demanda que antes satisfacía México, con productos de la industria, la agricultura, etc. y cerrado o medio cerrado ese mercado, no va a quedar de otra a México que incursionar en otras zonas, donde sea posible comerciar con lucro, o, en lo interno, reconvertir todo lo que sea posible.

Para la reflexión, de Alfredo Jalife-Rahme: “…se ha generado un lucrativo “círculo vicioso”: los cárteles mexicanos alimentan la epidemia adictiva del gigante vecino del norte, mientras EU les suple generosamente sus armas.” (https://goo.gl/p1Zj9V). ■

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