En los últimos días el país se ha convulsionado. Los ciudadanos han salido a las calles para manifestarse en contra de los aumentos al precio de las gasolinas. Los ciudadanos han tomado autopistas, oficinas recaudadoras, gasolineras, aduanas y oficinas de gobierno. Según asociaciones pro derechos humanos, el gobierno ha respondido sacando a las calles a grupos de pandilleros para saquear comercios y esparcir el pánico.
Las protestas ciudadanas han destruido la poca credibilidad del presidente y han servido para poner contra las cuerdas a los gobernadores, diputados y senadores, pero seamos sinceros, el presidente ya no tenía credibilidad y los diputados y senadores ya se acostumbraron a recibir mentadas de madre, por eso debemos cambiar la estrategia, debemos usar la rabia social para cambiar las cosas, la presión ciudadana debe servir para poner nuevas reglas, acabar con los privilegios de la clase gobernante y terminar con la corrupción.
La única solución a los problemas del país es la honestidad, nuestros políticos están tirando nuestro dinero y piensan que pueden pedirnos más y más dinero, ellos piensan que a pesar del descontento social basta con una despensa para que todo mundo los vuelva a querer.
Debemos quitarle a los diputados sus herramientas legislativas, sus seguros de gastos médicos y poner un tabulador de salarios para los congresos locales y federales, de esta forma evitaremos que los diputados se distraigan entregando apoyos para sus cuates mientras se olvidan de aprobar las leyes que necesitamos, lograremos que ellos y sus familias se atiendan en el Seguro Social, para que entiendan la frustración que sentimos los ciudadanos cuando no encontramos médicos ni medicinas y evitaremos que los familiares, amigos y amantes de nuestros diputados sigan engrosando las nóminas de los congresos.
Debemos quitarle a los gobernadores las bolsas discrecionales, así evitaremos que gobernadores como Alejandro Tello, le puedan repartir más de 600 millones en estímulos a los funcionarios de su contentillo o que le reparta más de 100 millones en contratos de publicidad a los medios que más cuiden su imagen.
Debemos obligar a todos los funcionarios a transparentar su patrimonio, para que saber exactamente con cuando dinero llegan a un puesto público y con cuánto dinero se van, pero lo más importante de todo, debemos acabar con la impunidad, para que los ladrones vayan a la cárcel y aquellos que sientan debilidad por el dinero de nuestros impuesto, entiendan que si nos roban, terminaran en la cárcel.
Debemos vender el avión presidencial, acabar con las pensiones para los ex presidentes y quitar el fuero, es necesario que los políticos dejen de vivir como reyes y empiecen a vivir como ciudadanos.
En realidad el gasolinazo no es la causa de nuestros problemas, la verdadera causa es la corrupción, mientras el dinero público se siga usando para satisfacer la avaricia de nuestros políticos, no habrá presupuesto que alcance y los impuestos seguirán subiendo todos los días, por eso es importante que además de eliminar los privilegios, terminemos también con la cultura de la corrupción.
Nosotros también debemos cambiar, por eso basta de pagar mordidas, basta de pagar diezmo, basta de recibir despensas a cambio de nuestro voto y basta de tratar como “señores” a los políticos corruptos.
Este país está cambiando, los ciudadanos hemos despertado y vamos en la ruta correcta, pero no debemos detenernos, estas manifestaciones deben servir para lograr un cambio profundo en el país, debemos seguir manifestando nuestro repudio y debemos entender que las pequeñas acciones producen grandes cambios.
Algunos políticos piensan que las manifestaciones terminaran y que todo volverá a la normalidad, piensan que después de la rabia viene la calma y podrán seguir robando a sus anchas, pero este país ha cambiado y nunca volverá a ser igual, la conciencia de los ciudadanos ha despertado y puede lograr grandes cambios en este país, pero no debemos olvidar que la honestidad es la única salida.
La revolución de conciencias ha comenzado, atrévanse a manifestarse, es hora de cambiar. ■
