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jueves, 28 marzo, 2024
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Desayuno en Tiffany’s, mon ku. ‘Maquinaria Panamericana’, de Joaquín del Paso

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

La Gualdra 267 / Cine

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Al costado del aeropuerto de la Ciudad de México hay una fábrica de máquinas de construcción que está en bancarrota. Se mantiene gracias a que el dueño y patrón (el Patriarca) paga a sus letárgicos empleados el salario con el dinero de su propia bolsa. Lamentablemente una buena mañana el patrón muere y los oxidados empleados se tendrán que ir a la calle. Sin embargo, el inteligente contador les pide de no salir de la fábrica, ni avisar del suceso a nadie, todos deben de encerrarse, hasta que encuentren una manera de rescatar la fábrica –una fábrica que hace años no produce ni una sola tuerca-.

Éste es el guion de la película Maquinaria panamericana dirigida por Joaquín del Paso. Una farsa de la burocracia mexicana revestida del tono y la opresión de El ángel exterminador (Luis Buñuel, 1962). Tengo que confesar que esta sensación me había sido familiar cuando vi la película en el marco del 12 Festival de Cine de Zúrich, pero fue sólo comentándolo con Héctor Llanos Martínez, reportero del periódico El País, que encontré esa referencia. Es pues una farsa que no busca risas fáciles, sino la complicidad del espectador a un tema serio.

En entrevista Del Paso nos contó que la cinta fue un proyecto que se le vino a la cabeza cuando regresó de Polonia (estudió durante siete años la carrera de cine) a México. Entonces encontró esa empresa que le recordó la empresa de maquinaria de su propia familia. Tenía tan solo cinco meses para filmar antes de que la destruyeran. Así, entre finales del 2013 e inicios del 2014, escribió en tres meses el guion y filmó en cinco semanas y media. Luego, al terminar de filmar se vino el problema de post-producir; para eso se dio una vuelta por los talleres de construcción en Toulouse y Riviera Maya en 2015 y conseguir los últimos apoyos, para presentarla, finalmente, en febrero del 2016 en la Berlinale.

Una de sus estrategias para reconstruir el ambiente laboral fue recuperar a los propios trabajadores de la propia empresa y luego hacer un casting para actores profesionales. Esto no quiere decir que haya habido improvisación, ya que todo estaba planeado y dibujado en story-boards, lo que implicaba que cada obrero tuviera una parte a estudiar y un llamado a filmar.

Como dato anecdótico, pero que explica la película y le da además un tono vintage, es que ésta está filmada con una sola cámara en película de 35 mm. Una técnica que se tiene ya en el baúl de los recuerdos. Nos comentó del Paso: “Tener una cámara digital de alto nivel era imposible por el precio. Sólo podía aspirar a tener una cámara digital de mediano rango… algo muy importante para que la película pudiera sobresalir era la manera en la que se ve; entonces buscando con mis contactos en Fuji –ya no existe Fujifilm- me enteré que muchas empresas de Fuji estaban cerrando y estaban liquidando todo su negativo. Entonces yo compré con un golpe de suerte todo el negativo que utilicé para la película en Austria a dos euros cada lata (cada lata son 120 metros y da para cuatro minutos). Compré toda la película por poco dinero. Después Carlos Reygadas me prestó sus cámaras y sus lentes cuando fui a presentarle el proyecto –él es una persona que ha apoyado mucho a los jóvenes y talentos mexicanos-… Me faltaba el revelado, entonces fuimos a varias empresas y en una de ellas, Labofilms, que estaba también en un proceso de quiebra, doloroso para los dueños… Ellos se identificaron con la historia y decidieron apoyar la película también; nos dieron un descuento gigante, casi nos regalan el revelado. Gracia a eso pudimos realizar la película”. En total la cinta costó menos de ocho millones de pesos, gran parte otorgados en especie.

Así la película acentúa los tonos quemados del sol que permiten recordar los video-homes de los años 80 y las imágenes de los “Godínez” de oficina; las secretarías tejiendo, tomando café, chismeando y comiendo; los maquinistas viendo revistas eróticas y jugando; y otros etcéteras siempre ligados al estereotipo de arcaicas prácticas industriales mexicanas.

Del Paso consigue con el emplazamiento de su cámara, casi sin moverla, relatar secuencias grotescas e hilarantes. Consiguió encontrar los puntos claves para fijar su lente en oficinas, talleres, baños, cafeterías, patios y pasillos. Y se dio el lujo de marearnos con una bacanal que mezcló el alcohol con el aceite y la destrucción de las máquinas y de la empresa en una especia de despedida final.

La cinta ganó el premio a Mejor Largometraje Mexicano en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF) y del Festival de Cine de Guadalajara (FICG) en el presente año, además de diversas nominaciones y selecciones en festivales internacionales. Ojalá y no tarde en llegar a Zacatecas.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-267

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