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viernes, 19 abril, 2024
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Un rockcito para todos los roles / Las piedras siguen rodando, para no hacer musgo

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Por: JAIME FLORES GUARDADO •

El rocanrol, desde sus raíces, ha sido muy controvertido, sin embargo, fue tomando fuerza a través de las manifestaciones de Bill Halley and the Comets, Elvis Presley en USA y The Beatles en Inglaterra, los cuales iniciaron un proceso de incorporación de la música de los intérpretes de blues y los clásicos ritmos de Chuck Berry, principalmente. Por las mismas fechas, otro grupo de jóvenes hacía lo mismo, aunque en sentido protestoso, y desde la forma de vestir, de actuar y de pensar, era diferente a los Beatles, que representaban el estatus fresa de una sociedad ávida por cambiar los estándares de los conservadores adultos que copaban el orbe. Representaba la contracultura; desaliñado, desgarbado, rebelde y propulsor de una forma de vida que, a pesar de ser desarrollada en los suburbios, nadie se atrevía a asumir como propuesta para gritarla a los cuatro vientos –efectivamente, eran Los Rolling Stones– como la principal arma de inconformidad.

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La conformación de la banda no fue concebida en definitiva; fue evolucionando paso a paso, desde las coincidencias de Brian Jones, Jagger, Watts con la Alexis Corner Blues Incorporated; Richards y Jagger con ese atrayente sonido de Waters, Berry y sus coterráneos Reed o Howlin’ Wolf, que atraparon en su magia a esta dupla que, hasta la fecha, siguen siendo “compadres” –simón, en español–; así lo manifiestan en sus declaraciones y en sus conciertos; difunden el ritmo y blues que rescataron para su estilo, hacia Latinoamérica, en este concierto celebrado en México el 19 de marzo de dos mil dieciséis en el Foro Sol.

Pareciera que ésta sería la última piedra lanzada al charco de los latinos, pero, desde 1985, año en que se incluía a México por primera vez en una gira mundial, sus Satánicas Majestades fueron vetados por el gobierno en turno y, nada, diez años después, actuarían para la banda de acá, luego de transcurrir el desafío monetario de los dueños del México represivo.

Hoy se daban las condiciones nuevamente para ofrecer dos conciertos más a las huestes aztecas, que siempre repletan las sedes. La gira Olé Latinoamérica no fue la excepción, y hasta los que no alcanzamos boleto en la preventa de Ticket Master nos las ingeniamos para caerle al Foro Sol, costara lo que costara. El ticket llegó desde Guadalajara, gracias al carnalito Gabriel Robles Oscos; ahora, decidir entre asistir al concierto o quedarte al enlace matrimonial de tu hijo mayor –por supuesto que lo más importante era eso, el casorio–, o caerle en avión al término de la ceremonia. Finalmente, el muchacho decidió anticipar la boda para que el rockero de casi seis décadas a cuestas no se perdiera de ese memorable evento donde tocaría la banda preferida de su padre, Las Piedras Rodantes.

Sus Satánicas Majestades, desde los primeros acetatos carcomidos por el tiempo, no así su contenido, que ha quedado para la historia. ‘Satisfaction’ y ‘Fue en un café’ son rolas que Lorenzo lleva ungidas a la piel desde mediados de los sesenta, todo un historial lleno de peripecias para escuchar en vivo a la banda de las seis décadas
Sus Satánicas Majestades, desde los primeros acetatos carcomidos por el tiempo, no así su contenido, que ha quedado para la historia. ‘Satisfaction’ y ‘Fue en un café’ son rolas que Lorenzo lleva ungidas a la piel desde mediados de los sesenta, todo un historial lleno de peripecias para escuchar en vivo a la banda de las seis décadas

Desde el principio, Lorenzo ha escuchado a Los Stones, cuando tocaban covers de los grandes del ritmo y blues. Luego, los Escarabajos de Liverpool les hicieron una rola, I wanna be your man, de la cual hicieron una excelente versión. La inquietud de los nuevos protestosos trajo consigo una serie de planteamientos en sus líricas; vomitaban en cada audición frases fuertes, de reclamo hacia una sociedad tan conservadora como la nuestra; no era, para nada, algo común que una banda de rocanrol gritara acremente que no tenía ninguna satisfacción, que los dejaran pasar la noche juntos o que sentían lástima por el demonio; estaban convirtiéndose en iconoclastas de una generación que daba muestra de recuperar el terreno perdido.

Cinco horas antes del concierto, Lorenzo arribó al Foro Sol para ocupar su lugar –ahora en “gayola”, no como cuando estaba soltero, en la fila 24– y esperar pacientemente a que aparecieran sus Satánicas Majestades. Puntualmente, se descolgaron los teloneros Little Jesus, con una propuesta acá, alternativa –así le dicen a la amalgama de estilos que van desde un fabuloso funk que, de repente, se convierte en jazz-, para cerrar con una melodía de ésas que en el barrio catalogan como pop, casi casi caramelo, por sus líricas.

Joyas de donde podemos extraer ‘rolísimas’ como ‘Let spend the night together’, Ruby Tuesday’, ‘Lady Jane’, ‘My girl’, aún vigentes para los seguidores que desde los sesenta venimos escuchando a los Stones
Joyas de donde podemos extraer ‘rolísimas’ como ‘Let spend the night together’, Ruby Tuesday’, ‘Lady Jane’, ‘My girl’, aún vigentes para los seguidores que desde los sesenta venimos escuchando a los Stones

La espera valió el boleto, no importa que haya costado un ojo de la cara; había que estar presentes allí, evocando el estribillo aquel, conocido en la época revolucionaria “Mátenlos, después los juzgamos”. Lorenzo ya estaba allí, frente al escenario, después saldrían las deudas y pendientes contraídos con antelación. El openning se escuchaba levemente, como un susurro; simón, como siempre, las notas de Not fade away al fondo. Repentinamente, aparecen los guitarros, quienes se dejan caer con los potentes riffs de Jack el saltarín; la audiencia se levantó como si el automático de un resorte hubiera sido accionado en general.

El concierto se dividió en tres momentos, desde el punto de vista de Lorenzo; en el primero, tocaron piezas de sus primeros discos, las más prendidas, las que incendiaron la pradera en la era sicodélica, de lo grueso del rock contestatario, aquel rock que nacía con el movimiento hippie, el que muchos añoramos, el que nos mantiene vivos.

‘Love in vain’, ‘Midnight rambler you got the silver’, ‘Let it bleed’, ‘Simphaty for the devil’, ‘Parachute woman’, ‘Stray cat blues’, ‘Salt of the earth’ son las piezas más conocidas de estos dos álbumes que los Stones rolaron a finales de los sesentas
‘Love in vain’, ‘Midnight rambler you got the silver’, ‘Let it bleed’, ‘Simphaty for the devil’, ‘Parachute woman’, ‘Stray cat blues’, ‘Salt of the earth’ son las piezas más conocidas de estos dos álbumes que los Stones rolaron a finales de los sesentas

La banda se movía al ritmo de Juan Rayo saltarín. Se veían chavas jóvenes, adultos panzones, sin mata, parejas disparejas, hipitecas, posers, políticos y ladrones con el mismo gafete, artistas de radio, cine y televisión, payasos, músicos y no músicos, todo mundo bailando y cantando… “Yo nací en un turbulento huracán y gemí en los brazos de mamá bajo la torrencial lluvia, pero, ahora todo está muy bien, es formidable de hecho. Pero todo está bien, soy Juan Rayo, El saltarín” (Jumpin´Jack Flash). La ovación general, la banda ya eufórica por las chelas, un sonido impecable –de primer mundo– te permitía escuchar perfectamente el show, y las pantallas gigantes atrás del escenario te daban chance de verle hasta las verrugas a los músicos y, ni se diga, a Sara, la corista de color que acaparaba la atención del mismo Jagger, cuando sabrosamente movía todo el escenario con su cadencia, y los espectadores recorrían con la mirada el sinuoso cuerpo de ébano que, parecía, iba a envolver en un torbellino a todos. El sonido de su gran influencia estaba allí, presente -pareciera que Berry tocaba su guitarra y hacía su pasito del pato– con ese clásico rocanrol que nos gusta, que siempre nos ha gustado… “Si pudiera ganar, si pudiera cantar una canción tan divina, podría ser suficiente para tu destrozado corazón. Si lo rompí y lloré, sí lloré, yo digo, yo sé, esto es sólo rocanrol pero me gusta, me gusta, sí, lo hago”. (It´s only rock´n roll, but I like it).

“Que chingón estar de vuelta, espero que este concierto sea mejor al anterior”, Mick Jagger, después de esta rola, en ese español tan característico de los extranjeros, como el inglés que nosotros hablamos en las cantinas o donde andemos; muy rescatable su forma de comunicación.

Continuará en el próximo Rockcito

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