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jueves, 25 abril, 2024
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Las Morismas, una relación “que va más allá de la anécdota histórica”: Romero

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Por: ALMA RÍOS •

■ Se busca insertar la festividad en la lista mundial de patrimonio inmaterial de la humanidad

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En oportunidad de conformar el expediente que busca se inserten las morismas zacatecanas en la lista mundial de patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco, Synergia, el programa de La Jornada Zacatecas TV, abordó esta expresión para hablar del tema de la identidad.

La danza de moros y cristianos, esto es, la recreación de la victoria de la cristiandad sobre el imperio otomano mediante la batalla de Lepanto que tuvo verificativo el año 1670 en los mares griegos, se extendió por ordenanza de Felipe II en todo el territorio del antiguo imperio español.

Llegada a México con la Conquista, se ha constituido en Zacatecas no solamente como referente de este hecho histórico, sino que incorporó componentes prehispánicos, de entre otros eventos y circunstancias, La Guerra Chichimeca, una lucha de resistencia indígena que tuvo una duración de 50 años, dijo Maricruz Romero Ugalde, investigadora del fenómeno en el estado.

El trabajo de la etnóloga egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, pone distancia del hecho histórico y literario implícito en las morismas zacatecanas, y dijo, se circunscribe a la transmisión de valores y conductas “de ser moro o cristiano en una fiesta”.

Agregó, la motivación de sus participantes en esta manifestación, es la actitud de sacrificio. Característica que se añade  al hecho de que se verifica en los reales de minas y los valles cercanos.

Refirió que hasta el periodo en que realizó su investigación (1999-2005), se realizaba en 11 municipios y 40 localidades.

Mientras que el Estado mayor de la  morisma es el cuerpo enterado de los aspectos históricos de la representación, “los demás se acuerdan más como una anécdota. Lo importante es la actitud de vivir la fiesta en términos de intensidad emocional”.

Esta participación implica la preparación del vestuario, estar en las “llamadas”,  identificar los toques de clarín de las bandas de guerra. Y destacadamente, un compromiso en términos de experiencia de vida, en algo “que los va a unificar a todos”.

El orden se establece mediante el respeto a la jerarquía patriarcal, y además de su vínculo con la institución eclesiástica católica, se expresa ligado a la calendarización de la preparación de la tierra para la cosecha, que corre de marzo a finales de octubre.

“Entonces una de las hipótesis es que también tenemos aquí una relación que va más allá de la anécdota histórica”. Son además los vínculos sociales referidos a la relación con la tierra.

Cada 15 días se reúnen mediante lo que denominan las “visitas”, mediante las que van compartiéndose información sobre el campo, y a la par, se conocen hombre y mujeres.

“Desde mi perspectiva algo que hay en la parte de construcción de identidad, lo más relevante es la organización y el matrimonio”, dijo.

Marco Torres Inguanzo, conductor de Synergia, propuso que esta expresión masiva se diferencia con el cristianismo privado que refiere a la subjetividad individual protestante.

“Aquí se trata de la defensa de la cristiandad, entonces lo que podríamos nosotros decir  es que esta experiencia de fe es la constitución misma de pueblo”. La manera simbólica dijo, en cómo se actúa la pertenencia.

“De tal manera que es la experiencia de la formación del cuerpo de un orden social cristiano” como identidad colectiva, que implica valores compartidos: obligaciones, “todo un ethos que rige la vida doméstica, las relaciones de parentesco, el matrimonio, etc”.

Maricruz Romero Ugalde diferenció no obstante, a la institución católica y la forma en que las personas viven su fe.

Lo más importante dijo, son los valores de sacrificio y refirió como ejemplo el que los morismeros participan durante cuatro días en la fiesta, cosa que asimismo resulta difícil aún para el expectador.

Torres Inguanzo señaló este aspecto como interesante en tanto que según análisis de la sociología en la vida contemporánea, uno de los elementos que “entran en crisis y se desfondan” es la ética sacrificial, mismos que denotan el que la cristiandad como orden social, que no el cristianismo, van muriendo.

La profesora investigadora de la Universidad de Guanajuato, señaló que la ética del sacrificio no es privativa del cristianismo y propuso que en la expresión de las morismas más bien refiere a la raíz prehispánica.

CONTRA synergia, foto 2

“En el sentido de que tu comunicación con dios es una comunicación de dar, pero de dar a tu extremo, eso está presente aquí”.

Lo que destacó como muy importante, es la forma de hacer comunidad, donde todos los géneros están bien diferenciados pero no con equidad. Pero también otro elemento de interés, la influencia que ha tenido en estas expresiones la migración.

A los niños se les involucra desde el vientre o en sus primeros años porque los padres pagan deudas adquiridas (mandas) en beneficio de los hijos, pero en el caso de los jóvenes empieza a desconocerse la importancia de participar en este tipo de conmemoraciones rituales.

Entre lo que se denominó las notas identitarias que marcan esta práctica simbólica, Maricruz Romero Ugalde, enumeró en primer término el que se constituye como un acto de comunicación con lo sagrado mediante el sacrificio, mismo que tiene un claro referente con la familia patriarcal y de la que deriva un sentido de comunidad en términos de la búsqueda del bien común.

Las mayordomías están ligadas a la institución católica, y estas organizaciones a su vez se expresan como un puente con la archicofradía de Pánuco, las demás cofradías y el Consejo Consultivo de Enrique Estrada, la más reciente organización de este tipo.

De esta manera se manifiestan siete núcleos, Pánuco, Vetagrande, Zacatecas, Fresnillo, Jerez, Guadalupe y Enrique Estrada y 40 de sus localidades.

Estas organizaciones expresan cinco formas: el Estado mayor, el batallón de artillería, el respectivo de caballería, los relatores de parlamentos y las danzas de matlachines, estas últimas, encabezan las procesiones y están presentes en los siete centros. “Cada una de estas cinco formas de participación son hilos de la red”.

Cuestionada acerca de la hipótesis que presenta en el libro que da contenido a su investigación sobre las morismas zacatecanas Entre la guerra y la paz, Romero Ugalde precisó, surge de la comparación que se hizo de éstas y las españolas, según la cual la manera en que se desplazan los caballos realizando figuras, a las que dan el nombre de “Búsqueda de las reliquias de San Juan el Bautista”, no tiene parecido con las europeas y sí con danzas Coras.

“Es una representación filosófica del mundo mesoamericano. Hay cinco mil años de historia antes de que llegaran los españoles (…) La plaza de las morismas generalmente es un terreno irregular, (…) pero a la hora en que los jinetes hacen sus figuras, siempre marcan un centro y cuatro puntos”, un referente que proviene de Mesoamérica, dijo.

La fiesta de la morisma, dijo Torres Inguanzo, es una  fiesta viva, pero se expresa en un mundo que tiende hacia la atomización y presenta retos a la constitución social, pues dijo, “estamos llenos de decadencia”.

Desde las ciudades y el modelo global dijo la investigadora, se podría pensar en ese encuadre, pero opinó no existen los absolutos, sino los procesos de negociación.

“Creo que Zacatecas tiene mucho que dar porque para mí los dos elementos fundamentales para armar este expediente de solicitud de reconocimiento como patrimonio cultural, va en dos sentidos: la importancia simbólica que hace comunidad, y la posibilidad de seguir autoconstruyéndose”, aquí dijo, son parte importante los jóvenes y el que opten también por valorar ante la oferta global.

Manifestó por último como un riesgo para todas las morismas, al que denominó de identitario, “el que todos estos grupos generalmente representan la guerra y viven en conflicto”, pero deben dijo, ser reconocidas por igual, “porque si esta búsqueda de reconocimiento social internacional las escinde, entonces si hay un problema”.

Ese es el gran reto dijo, “de que lo vean más en términos de comunidad también de moros y cristianos y de que esos conflictos los resuelvan en términos de cordialidad, de consenso, por el bien común de la propia fiesta”.

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