Poco se informa de que EEUU es el segundo país más endeudado del mundo. Llevan 23 años con ese mal incontrolable y peligroso. Según la página Expansión/macrodatos.com, en el 2021 la deuda fue de 24 billones 894 mil 852 millones de euros. Al cierre del 2022 ya era de 29 billones 308 mil 819 millones, se sumaban 4 billones 413 mil 967 millones. Estas cifras no nos dicen gran cosa si no las comparamos con el Producto Interno Bruto “… suponen que la deuda en 2022 alcanzó el 121,31% del PIB de Estados Unidos, una caída de 6,82 puntos respecto a 2021, cuando la deuda fue el 128,13% del PIB”. Dicho de otra forma: el país del norte de América adeuda más de lo que produce.
Innegable, Estados Unidos es el país más injerencista e invasor del mundo. En el siglo XX y XXI puede constatarse su tradición neocolonizadora por la vía armada, por la vía del trasplante del patrón de crecimiento económico neoliberal (para resolver sus problemas con costo a la economía del país sometido), por el uso de los políticos corruptos de derecha, por la presión política y los bloqueos económicos para crear miseria y hambruna que levante a los pueblos en contra de sus gobernantes nacionalistas (que llaman populistas) con la falsa esperanza de que los gobiernos de derecha resuelvan sus problemas de sobrevivencia. Desde luego, el uso de los monopolios capitalistas de la comunicación que esparcen la ideología imperialista y proceden al desprestigio de los gobiernos nacionalistas descontextualizando los hechos, presentando parcialidades de los mismos o francamente mintiendo.
Estos datos de la economía de EEUU (una crecidísima deuda por pagar frente a un PIB cada vez menor), es suficiente para entender que, más que antes, el gran capital norteamericano y su gobierno están muy presionados por hacerse de una riqueza mayor a la que son capaces de producir. Entonces, hay que tomarla de otras naciones. Diría Nicolas Maquiavelo: “el fin justicia los medios”. Ese es el contexto que permite entender su actitud belicosa y de pica pleito en Ucrania, Palestina y su injerencismo en varias naciones latinoamericanas como, Perú Chile, Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia, Venezuela, Honduras y México. Pero también explica el activismo del gobierno de USA de mantener intocable la economía de las actividades ilícitas, en particular de las drogas y las armas que les deja grandes dividendos.
Ni al gran capital, ni a su gobierno (sea demócrata o republicano), le interesan los Derechos Humanos, las dictaduras, el Estado de Derecho, el bienestar de la sociedad o la democracia. Son pretextos que le permitan encubrir y justificar la toma del control político y económico de las naciones subdesarrolladas a las que doblega para que trabajen a su favor. La historia, y nuestra actualidad, demuestra que la política imperialista de Estados Unidos no tiene ojos, ni oídos para la pobreza extrema, las dictaduras, la antidemocracia, la violación de Derechos Humanos, ni por romper el Estado de Derecho en aquellos países que se han convertido en fervientes siervos. También quedan a salvo aquellas naciones geopolíticamente no esenciales o los que carecen de riquezas estratégicas.
La estrategia gringa es de promover e imponer gobernantes en los países a los que haya que arrebatarles riqueza (algunos de ellos formados en las universidades gringas, como Juan Guaidó de Venezuela o Carlos Salinas y Ernesto Zedillo de México). Para que el mundo no proteste se establecen alianzas con las derechas nacionales, a quienes se les corrompe, se les da asistencia, capacitación, financiamiento y apoyo logístico y publicitarios por medios nacionales e internacionales en los que se habla de cualidades que, en la mayoría de los casos, no tienen. En contra partida, esos mismos medios demeritan el trabajo y las cualidades de los gobiernos locales, a los que presentan como dictadores y causantes de los males que les inventan.
En esas circunstancias, el imperio aprovecha la estructura que existe de conservadores políticos, empresariales y hasta de las fuerzas armadas internas para derrocar gobiernos, o para sucederlos por la vía “democrática”. En los casos en que eso no es posible también hacen uso de los recovecos legales y de los funcionarios de los poderes judiciales para desconocer a gobernantes no deseados por los grandes capitales extranjeros y su gobierno. Incluso, han llegado al extremo de perseguirlos y encarcelarlos; como a Lula Da Silva de Brasil; Evo Morales de Bolivia o Pedro Castillo de Perú.
En la lucha por la verdad, la libertad de expresión, el derecho a saber, las libertades en general, la legalidad, la transformación, la soberanía de los pueblos, el progreso y la transformación constante; en el mundo han surgido nuevas alternativas; los llamados yotubers, de eso hablaré en otra ocasión.