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domingo, 22 junio, 2025
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Apariencia revolucionaria y democrática en el infantilismo de la CNTE

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

Del pliego petitorio de los profesores que integran la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (la CNTE), corriente interna del SNTE, destacan dos demandas: incremento del 100 por ciento al salario, que necesitan 363 mil 600 millones sumados al salario actual para llegar a 727 mil 200 millones de pesos sólo en educación básica, no incluye gastos de infraestructura, programa “La Escuela es Nuestra”, becas Benito Juárez, Rita Cetina y operación administrativa de la SEP. La otra demanda es el retorno a las normas de jubilaciones y pensiones del ISSSTE que heredó Calderón de Zedillo y pasó por Fox.

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Son datos públicos que dan cuenta de las demandas de esta fracción del magisterio tradicionalmente beligerante que defienden como justas (aunque habrá quien crea que lo justo sería un aumento salarial del 200 o más). No son racionales. La primera es presupuestalmente inalcanzable y la segunda plantea sacar del sarcófago una norma que ya no es compatible con el entorno fiscal, administrativo, ni legal. México es diferente al de hace 18 años para atrás.

Temas colaterales son la forma artesanal, aunque tradicional, de la organización, la ideología y postura política que sugiere. La CNTE nació el 17 de diciembre de 1979, hace casi medio siglo y su lucha muy combativa se enfocó a las reivindicaciones económicas y contra la corrupción sindical. Prendió y ha hecho historia en los estados más pobres y con una gran presencia de los pueblos originarios, como son Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán.

Previo a la CNTE, desde 1957 los maestros disidentes se organizaron en el Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), liderado por Othón Salazar quien fue militante y diputado federal plurinominal del Partido Comunista Mexicano. Pero dentro del magisterio había profesores con militancia, o no, en los partidos de la izquierda y algunos simplemente progresistas.

En Zacatecas, ese movimiento tuvo extraordinarios exponentes; recuerdo a Rolando Pech Pat, Armando Cruz Palomino, Juan José Solís, Leonel Cordero Betancourt (todos ellos del Partido Comunista Mexicano) otros como el profe Sergio (no recuerdo sus apelativos) del Partido Revolucionario de los Trabajadores, Isac Pinedo Bahena de la Corriente Socialista, Juan Torres de quien nunca conocí su orientación ideológica y política y muchos otros de Fresnillo, Zacatecas, Valparaíso, Pinos, Nieves, Vetagrande, etc., a quienes no recuerdo de nombre y afiliación partidaria. Lo cierto, no había ninguno del PRI ni del PAN (éstos nunca han tenido interés por los sindicatos), los primeros mantenían un control charro de las estructuras sindicales igual, o peor, a la que se vivió con Soraya Bañuelos.

En la CNTE del sur de México, siempre se ha percibido una tendencia ideológica-política influenciada por la guerrilla regional, una organización con decisiones centralizadas, disciplinada a una sola orden y corporativa. Muchas de sus alusiones recuerdan a los profesores y guerrilleros Lucio Cabañas, Genaro Vázquez y a la Liga Comunista 23 de Septiembre. No olvidemos que en esa región han surgido diversas agrupaciones sociales y políticas muy radicales, como el EZLN. La influencia ideológica y práctica de protesta de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), fundada en 1935, también permea en muchos maestros egresados de las Normales Rurales que se crearon en el gobierno de Lázaro Cárdenas. Todos ellos se dicen de orientación marxista-leninistas. En sentido estricto sus organizaciones no responden a esa orientación.

Eso no descalifica la importante contribución en las luchas y conquistas magisteriales, económicas ni las de democratización sindical. Hoy, la FECSM como la CNTE están siendo llamadas al análisis riguroso de la realidad social concreta, sus métodos de trabajo interno, de lucha reivindicadora, la urgencia de un programa orientador y su compromiso con la sociedad. Sin embargo, el egoísmo social de sus demandas actualmente enarboladas salta a la vista al no considerar a los alumnos, sus escuelas y su compromiso transformador con la sociedad. En los dirigentes visibles, ese análisis deseable no está en la mira. Sin eso, no habrá autocrítica, superación, actualización de rumbos, métodos de protesta y empatía social.

El espacio se me acaba. Tengo estadísticas, cuadros, gráficas, la ley y sus reformas. Comprimo: Cuando Calderón inició su gobierno un maestro se jubilaba con el 66 por ciento del salario (10 mil 560 pesos según el salario de hoy. Es el que actualmente reclama la CNTE); con la reforma del 1 de abril del 2007 Calderón bajó la pensión al 27 por ciento (4 mil 320 pesos). Desde AMLO se jubilan con una compensación del Fondo de Pensiones para el Bienestar 8 mil 800. Claudia Sheinbaum ha subido la pensión al 100 por ciento del salario, a 16 mil pesos mensuales para quien tiene el salario MÍNIMO magisterial. Muchos maestros tienen salarios muy superiores y se jubilarían con el 100 por ciento de su último salario.

Aun así, los profes paristas reprochan que la presidenta les prometió algo que, a menos de un año de gobierno, aún no les cumple. Exigen la abrogación del Décimo Transitorio de la Ley de Calderón. No se han percatado que piden abrogar algo que ya no existe, no se aplica, es letra muerta. Tampoco les beneficia la ley de Zedillo. No sólo son leyes del pasado que, como refacción vieja quieren usar en un modelo del año. Los maestros ocupan una ley 2025, compatible con la ubre de donde fluirán los recursos, el marco jurídico, fiscal, la movilidad de la edad demográfica por la ampliación de la esperanza de vida y las condiciones económicas de la nación.

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