Como no hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla, ¡por fin, han terminado las campañas! Mismas que se caracterizaron en lo general por su tono soporífero, pues con excepción de los debates que muchos siguieron más que por interés, por morbo y diversión como cualquier espectáculo, resultaron aburridas.
La del 2024 será la elección más grande e importante de nuestra historia. Los comicios de este año han estado marcados por la violencia electoral con el asesinato de candidatos. También se ha distinguido por la recurrente intromisión del presidente quien ha sacado a flote su incongruencia histórica (por el tiempo y el espacio) violando la ley. Esta incongruencia consiste en que cuando fue candidato y víctima de los fraudes protestó por la intromisión en las campañas de los titulares del poder ejecutivo. Se cambió la ley, pero ahora como mandatario se distinguió por no respetarla.
Será la más grande por los más de 782 mil cargos en disputa que llevará a la instalación de 170 mil casillas. La lista nominal de electores anda alrededor de los 99 millones de mexicanos.
La importancia de estas elecciones radica en lo que en ellas se define y quienes están detrás de los candidatos. La disyuntiva radica en optar por dos proyectos opuestos y enfrentados. El opositor encabezado por Xóchitl Gálves que representa a la coalición Fuerza y corazón por México es respaldada por la coalición del PAN-PRI-PRD. En Xóchitl, la coalición de partidos del viejo régimen con su carga de desprestigio y marcados por la corrupción que los llevó a perder en el 2018; carentes de figuras creyeron encontrar en la empresaria-política hidalguense a su mejor carta. Guapachosa y cachonda, casi siempre llena de enjundia, aunque no exenta de ponerse nerviosa. Como casi siempre se anda riendo y mostrando su buen sentido del humor, dicen que es poseedora de un gran carisma. Esas prendas no le bastaran para derrotar a su oponente, pues de repente le sale lo ignorante y lo corriente. La pusieron creyendo ver en ella a una candidata ciudadana no obstante su filiación panista dado los cargos públicos que ha ocupado. Se define como de centro izquierda, aunque su perfil es más bien la de una política populachera a secas bañada por el aura neoliberal que basa en la competencia y el mérito individual el éxito. Sobra decir que esta opción representa a la derecha. La apoyan quienes consideran que el actual gobierno ha devenido en una dictadura autoritaria atentatoria de los derechos y libertades. Habla de defender la vida y la libertad usando como mejor arma el temor. Sus flancos de ataque contra el gobierno, Morena y sus aliados son los malos resultados en seguridad, salud y educación. En el fondo quienes apoyan a Xóchitl buscan reestablecer el régimen de privilegios que algunos de los sectores acuerpados en este bloque perdieron o que sienten están amenazados si vuelve a ganar el partido y aliados del gobierno.
El otro proyecto es el que encabeza Morena aliado a las rémoras del PT y del Verde. Lo encabeza Claudia Sheinbaum. La exjefa de gobierno de la ciudad de México en buena medida es la antípoda de su adversaria. Hija de una pareja de científicos, ha sido dueña de la mejor arma que ha demostrado ser la mejor vía para la movilidad social, su educación. Ella misma se formó como científica. Como política siempre ha marchado al lado y junto al proyecto de López Obrador. Por eso nada tiene de extraño que éste la haya escogido para que continué con su obra de gobierno, si bien la Sheinbaum buscara imprimirle su propio sello. Calificada de soberbia por sus adversarios políticos, posee la serenidad, el equilibrio y la madurez y los conocimientos en los terrenos de la ciencia y la política.
Claudia buscará afianzar el nuevo régimen de gobierno iniciado por AMLO. Con políticas y medidas centralistas se distingue, fiel a su lema de “primero los pobres”, por tratar de redistribuir mejor el ingreso a través sobre todo de desparramar el dinero de los impuestos en programas sociales para con ello reducir la pobreza y combatir la inequidad social. El proyecto y programa de Claudia que a lo largo de toda la contienda se mantuvo en primer lugar de casi todas las encuestas es tan simple que una vez en el cargo tratará darle continuidad a todo aquello que el obradorismo hizo bien, desechar o enmendar lo que no resultó como la fallida estrategia de seguridad y darle un giro a su gobierno en caminando al país por una ruta más moderna en la búsqueda de un mayor crecimiento económico para que los mexicanos accedan a un mejor nivel de desarrollo con bienestar, justicia y equidad. Los polos de desarrollo que busca impulsar a lo largo y ancho del territorio nacional serán el sustento de su proyecto.
La encuesta de encuestas, la que realmente contará es la del domingo. En el plano local nuestro voto será razonado y consciente. No votaré por funcionarios deshonestos y rateros ni por los facciosos.
La disyuntiva de la jornada del domingo dos de junio consiste en que sólo hay dos sopas, Máynez vendría ser el postre.
Votaré por Claudia e invito a mis cinco lectores a hacer lo mismo. Después celebraremos con la mesura que la ocasión amerita.