La Gualdra 653 / Cine
El 25 de mayo del año pasado, un jurado presidido por Greta Gerwig, la directora de Barbie (2023), Lady Bird (2017) y Frances Ha (2012), entregó la prestigiada Palma de Oro del Festival de Cannes a Anora, de Sean Baker. El premio y sus consecuencias hicieron un gran favor a numerosos cinéfilos que no conocían la obra de este director de 53 años, especializado en mostrar con honestidad las tragedias del capitalismo gringo a través de personajes marginales e “inmorales”, pero tremendamente humanos.
Anora transcurre durante las intensas semanas de una teibolera contratada por un multimillonario ruso, quien no tiene ninguna otra meta en la vida que despilfarrar y desmadrarse. Esta transacción permite a la chica vivir muchísimos lujos, empatía y cierta conexión con su cliente, que a su vez lo pasa genial hasta que se termina el hechizo. Sin embargo, Anora o Ani, como prefiere que la llamen, está lejos de ser una Cenicienta: es una mujer insolente, impertinente y empoderada que sabe hacer muy bien su trabajo. Sabe, también, que el dinero lo es todo en esta sociedad, todo, sin excepción. Ivan o Vanya, de cariño, tampoco es un príncipe azul: es malo en la cama, inmaduro, está harto de su familia, no quiere crecer y lo único que sabe es que su dinero sirve para tener sexo, drogas, alcohol y videojuegos. La premisa de cuento de hadas que pudiera recordar a Pretty Woman (1990) se subvierte muy pronto con personajes propios de una estructura social-familiar que no funciona bien, que sólo deambula alrededor del dinero.

El primer acto de la película divierte por su ritmo y la experiencia de llevarnos de la mano de estos jóvenes a todos los excesos posibles. Termina con una boda en Las Vegas y los acordes de “Greatest Day”, de Take That, perfecta para musicalizar de manera emotiva un video de bodas. La ironía del “amor” se acaba pronto y es cuando aparecen unos rusos matones que, encomendados a anular el matrimonio y devolver a Vanya a su país, dirigen el tono de la cinta a una comedia negra a lo Tarantino, los Coen o los Safdie; pero la película es de Sean Baker y estos tipos no son sanguinarios, sino personas que, también, están haciendo su trabajo por dinero, lo único que nos mueve como sociedad.
El trabajo actoral protagónico de Mikey Madison (Scream, Érase una vez en Hollywood) y del ruso Mark Eidelshteyn (La tierra de Sasha) es tan destacable como la fotografía y puesta en escena de una película honesta que evita lanzar discursos o moralejas sobre cómo debería portarse la sociedad. Al contrario, sus secuencias se encargan de transmitirnos distintas formas de dignidad… alguna puede ser compartir una sonrisa, otra romper a llorar.

Nominaciones al Oscar para Anora:
Mejor Película
Mejor Actriz: Mikey Madison.
Mejor Director: Sean Baker.
Mejor Actor de Reparto: Yura Borisov.
Mejor guion original: Sean Baker.
Mejor Montaje: Sean Baker.