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viernes, 19 abril, 2024
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Traducciones visuales: Rezando con tunas

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Por: ANNA MARÍA D'AMORE* •

La Gualdra 512 / Lenguaje / Traducción

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Marcel Marceau describía a la comunicación en silencio como “un vínculo entre los pensamientos del hombre”. No obstante, gran parte de la comunicación entre seres humanos depende de las palabras para ser efectiva. La evangelización, medio y fin para la conquista y el control ideológico en la Nueva España, requería del uso de la palabra en una situación compleja, en un contexto del choque entre dos culturas, cada una con su propia lengua y cosmovisión. No solo había diferencias lingüísticas y conceptos culturales disímbolos; los frailes españoles además se encontraron con una organización distinta de la expresión oral y con formas no alfabéticas de escritura. Testimonios de la época indican que los franciscanos se percataron de algunas prácticas comunicativas mexicas que se realizaban por medio de imágenes y se llegó a fomentar entre los nahuas el acudir a confesarse con sus pecados representados en pinturas.

Con estos antecedentes, se desarrollaron estrategias para la evangelización, incluyendo un ejercicio curioso de “traducción” que se dio en los primeros años de la labor misional en la Nueva España. Se enseñaba a los indígenas a persignarse, a venerar imágenes de los santos y a repetir oraciones en latín y fue gracias a algunos de los primeros nahuas trilingües (náhuatl-español-latín) que se ideó la traducción de textos latinos al náhuatl con signos pictográficos fonéticos, para ser “leídos” en voz alta. Y así fue como se tradujo al náhuatl el Pater noster –el Padre nuestro- utilizando símbolos nahuas tradicionales. Lo curioso es que la traducción fue homofónica en lugar de semántica; esto es, se buscaron palabras nahuas cuyo sonido asemejara el de las palabras latinas que integran la oración, sin tomar en cuenta su significado. 

Se realizó la transcripción pictográfica, entonces, empezando con el vocablo pantli, que designa un banderín con el que los nahuas representaban el número 20, porque su sonido se consideró muy parecido a pater; fue seguido por nochtli, tuna. De esta manera se tradujo la oración completa, palabra por palabra. 

La imagen utilizada como recurso didáctico, adoctrinador, o propagandístico sirve para fomentar la fijación de ideas; pero los evangelizadores novohispanos utilizaron banderines y tunas para lograr únicamente la repetición de sonidos. Esto seguramente resultó contraproducente para la evangelización, en cuanto a la comprensión de conceptos y la adopción de creencias, ya que se introdujeron asociaciones y connotaciones irrelevantes: produjeron “ruido visual” y con ello, confusión teológica. Las palabras iniciales del “Padre nuestro” definen la relación entre Dios “padre” y la persona que ora. Poco o nada tiene que ver el número 20, representado con una banderita, con el Padre dios ni las tunas con la idea de intimidad colectiva que plantea el uso del pronombre plural posesivo e inclusivo “noster/nuestro”.

Esta traducción intersemiótica fracasa como herramienta pedagógica y resulta ser una estrategia no-comunicativa que redondea en la no inteligibilidad intercultural, aunque siendo pragmáticos, probablemente conllevaba beneficios anti-inquisitoriales para los oradores nahuas.

* Universidad Autónoma de Zacatecas. Unidad Académica de Estudios de las Humanidades.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la-gualdra-512

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