El circo ahí está: animales enteros llenos de bellacos y bellacas, nuestro país y sus pequeños estados nacionales en colaboración con la locura: el mundo de los libros están reducidos a un punto por punto de quien sabe qué editorial, pero los que aparecen en la escena, Irene Montero desde la España mega antiquísima, llena de trasfondos y luego Jorge Volpi, tan canalla y frívolo desde niño, confesionario de arbitrariedades culinarias y apoyos de derecha, haciendo ante el público respetable un pacto de impunidad, de valemadrismo, de presencia bien pagada con los impuestos municipales tan sagrados para el pueblo y sus diversiones.
Todos nos convence y todo nos inquieta, tanto Volpi como doña Irene a sus 49 años, coinciden en que la llamada inteligencia artificial no llegará nunca a los altísimos niveles de la intuición humana y que hay cartabones y lastres que se adhieren sin llegar ni siquiera a una pestaña de un poeta provinciano que siente la emoción de comprar una cerveza o de engañar e insultar a sus padres con tanta tranquilidad y parsimonia.
Ciudades y poesía, libros y acuerdos, países que nos llegan en que todo debe coincidir y rebelarnos.
Hemos insistido en que el Palacio Municipal de la ciudad de San Luis Potosí fue sede del obispado de Ignacio Montes de Oca y Obregón, cuarto obispo de esta zona, en donde su paternidad remontó a una gran variedad de cultura y de acciones políticas doctoradas en hacer la devoción y encargarse de la vida espiritual de los potosinos en la silla episcopal para condenar a los movimientos liberales que fueron muy en boga a principios del siglo y que finalmente florecieron la semilla que derrocó al régimen tiránico y déspota de Porfirio Díaz Mori.
Le hemos reiterado al alcalde de la ciudad de San Luis Potosí Enrique Galindo Ceballos, del altísimo honor que en esa sede municipal estuviera una de las bibliotecas más famosas del mundo, sino que la mejor de todo el continente y que era del acervo personal del obispo Montes de Oca Y en donde llegó a estar la primera edición del Quijote a nivel mundial, libros incunables de verdadero valor incalculables y que finalmente fueron regalados y destrozados en hogueras durante las revueltas de 1910 y también muy bien utilizadas por carniceros y comerciantes para despachar la carne que se podría o los frijoles con gorgojos.
Finalmente creímos en las bondades que el hombre tenía para con sus semejantes y todo encuentro entre escritores han de mantener una Concordia que solicite elaborar un plan municipal para que todo mundo pueda leer y comprobar que la vida en común es un compromiso y una posibilidad real de alcanzar los triunfos que toda ciudad adquiere desde que optamos por las políticas romanas y de Grecia, para armar ciudades con concejales, síndicos y municipales que tuvieran patria y ayuda mutua.
Quise acercarme a la autora Española y al buen y próspero Jorge Volpi, pero la fila de curiosos y de admiradores de su obra era tan larga, que fácil se pudiera esperar hasta dos horas o tres y quería preguntarles a ambos autores acerca de consultas que nos competen, como eso de que los libros nos escogen a nosotros, así como a sus autores y que ya siendo nosotros señalados para leerlos y no hacerlo, entonces tanto libros como autores, se molestan y se enojan y se esconden en esa dimensión en donde nada queda sino una leyenda minúscula, en el mundo pavoroso de las letras y sus academias sagradas, que no le llegan a ningún taxista o alguna prostituta.