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sábado, 7 junio, 2025
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Filantropía y educación en Zacatecas, 1826-1828

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

Como una herencia del antiguo régimen, entiéndase el orden colonial novohispano, cuando se establece en México el sistema federalista recién estrenado como nación, entre las principales fuentes de financiamiento para el fondo de la instrucción pública empleado en abrir escuelas de primeras letras y dotarlas de preceptores, estaban los fondos de propios y arbitrios (ingresos) municipales, generalmente exhaustos y las heredades, también llamadas legados piadosos. Las Juntas municipales por lo general no contaban con recursos y una de las quejas más recurrentes de las autoridades era que el ramo educativo de los estaba en el total abandono.

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Las donaciones por medio de legados de herencias que algunos ricos hacían en favor de la enseñanza con el nombramiento de un albacea para el cobro de los réditos,  con el decreto del 9 de junio de 1831 (LGEP), adquirieron un carácter obligatorio. Lo que con el trabajo del pueblo había salido, aunque fuera solo en parte, al pueblo debería regresar. Del valor y monto total de las testamentarías deberían ingresar a la Hacienda Pública determinado porcentaje.

En  1826, la Subdirección de Instrucción nombró una Comisión exprofeso para que informara sobre los capitales anexos con los que contaban las escuelas de la capital zacatecana. Estos fondos no eran otra cosa que aportaciones en términos de  donaciones voluntarias, réditos  de dinero en préstamo o bienes heredados que gente acomodada  e interesada en apoyar a la educación   donaba a las escuelas para su auxilio, como se decía por entonces. Cumpliendo el cargo la Comisión informó que el C. Esteban Ruiz adeudaba el 5 por ciento de la suma de 3 mil 252 pesos, pues “paga [o debería pagar] de renta por la casa y tienda que habita, 650 pesos anuales”, según constaba  en la escritura de fianza que a favor del Y.A. “dejó los capitales a beneficio de escuelas de hombres y mujeres, el finado D. Domingo   de Celis y Torices”.1 Como albacea, Ruiz adeudaba al Ayuntamiento, como albacea de los capitales de Celis y Torices adeudaba la suma de 1253 pesos y 2 reales. Por entonces, en la Administración General sólo se hallaba depositada la cantidad de 600 pesos como parte de las dietas cedidas en favor de las escuelas por el diputado  Antonio García. Cifra a la que se sumaban “108 pesos, 6 reales de los sueldos que da el Estado al director de la Escuela [Normal] de la Constitución, cuya plaza está vacante desde el 23 de septiembre anterior hasta la fecha” 2

Al momento en que la Comisión rindió su informe, la Administración General también tenía en su poder 76 pesos mensuales, que para el beneficio de las escuelas entregaba el Estado, destinados al pago del sueldo del auxiliar del director de la Normal. En total el saldo reportaba 1008 pesos.

En poder de Esteban Ruiz, por concepto de los réditos vencidos existían 1253 pesos, 2 reales. En total, ambas partidas daban un total de 2262 pesos. El informe sin firmas ni fecha, concluía diciendo: “Estas son las noticias que ha adquirido la Comisión y para el conocimiento de ustedes.”.3

No eran pocos los fondos con los que contaban las escuelas, aunque no todos estaban disponibles debido a los malos manejos o imprevistos  por los que había pasado Esteban Ruiz, incidentes propios de todo comerciante.

Por esa época,  los salarios que  se pagaba a los maestros  no pasaban de los 500 pesos  anuales, por lo que no eran suficientes los fondos existentes en las arcas públicas para cumplir con la obligación de pagarlos, aunque éste no era el único gasto que tenía que hacer el Estado para el sostenimiento de la instrucción.

Sobre el legado de los capitales heredados por Celis y Torices, se menciona a escuelas de niños y niñas por separado. El diputado Antonio García como don Domingo de Celis y Torices y otros, fueron de esas personas desprendidas que siempre han existido dispuestas a donar parte de sus bienes  a favor de la noble causa educativa. Durante el régimen colonial  prevalecía la humanitaria costumbre de parte de algunos barones de sostener hospitales, edificar templos y conventos, así como colegios o escuelas. Esta filantrópica práctica en el periodo colonial había dado lugar a la fundación de lo que se conocía como obras pías.

El informe que entregó la Comisión sobre los capitales de las escuelas no satisfizo del todo al Ayuntamiento. Este demandaba una aclaración sobre los réditos generados por los capitales que había legado a las escuelas el finado  Celis y Torices. Con la finalidad de aclarar esa situación interpuso una demanda ante el Juzgado 10. En consecuencia, el órgano encargado de indagar el conflicto citó a al C. Juan José Bolado,  comerciante, con el fin de que rindiera la declaración conducente del caso. La convocatoria a Bolado no era gratuita dado que era uno de los dos vecinos en quien don Domingo se apoyó como fiador para depositar sus capitales, cuyos réditos deberían ser entregados a la Comisión de Escuelas. En el año de 1828, Bolado y de sus declaraciones se  asentó: “habiendo sido llamado el día de ayer a contestar en el Juzgado 10, sobre la quiebra que ha hecho el C. Esteban Ruiz a los intereses que recibió del legado piadoso que fundó el finado don Domingo de Celis y Torices bajo las fianzas del C. José María Torres y mía, advirtió  que el negocio se extravía con perjuicio de los intereses destinados a la educación de la juventud y a los míos.4

Dados los vericuetos legales del litigio, y no estando dispuesto a perder su tiempo, en virtud “de que se volverá un juicio muy dilatado y para evitar males de tanta trascendencia”, Bolado dejó el caso en manos del C. Pedro Ramírez para que fungiera como su representante e hiciera ante la autoridad del Ayuntamiento “las proposiciones que en mi concepto deben terminar este negocio”. Esta historia continuará… ■

 

Referencias documentales.

 

(Endnotes)

1                AHEZ, Fondo Ayuntamiento, Serie Enseñanza, “Comisión para informar sobre los capitales de las escuelas de Primeras letras”, 1826.

2                Op., cit. fº 1 v.

3                Loc. cit.

4               AHEZ. Fondo  Ayuntamiento, Serie Enseñanza, “Juan José Bolado informa sobre su declaración relacionada con la quiebra del manejo de los réditos de los capitales legados por don Domingo de Celis y Torices a las escuelas”, 1828.

 

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