Lulú y Gudy
En una época del mundo cuando aún no había personas, y en dónde los animales y criaturas más extrañas eran libres de andar en el mundo, una de esas criaturas era una cachorrita llamada Lulú; era muy pequeña, apenas tenía 40 días de nacida, su pelaje era blanco y tenía una mancha color marrón en su ojo derecho. Un día salió de su guarida para descubrir el mágico mundo donde le había tocado vivir. El cielo era de un color azul pastel brillante y el sol estaba en su máximo esplendor; en fin, era un día perfecto para explorar.
Los primeros momentos fuera de la guarida de Lulú no fueron sencillos, pues se enfrentaba a su primera dificultad: resbaló y quedó levemente atrapada en un hoyo.
Gudy, quien era otro cachorrito que llevaba explorando el mundo al igual que ella, la ayudó a liberarse jalando las ramas que la tenían atrapada en el hoyo. Lulú le dijo a Gudy que si conocía algún lugar para poder jugar. Gudy, que ya llevaba días explorando, conocía el parque mágico, pero para poder llegar ahí debían atravesar un puente de arcoíris que estaba protegido por un dragón muy enojón y que cada que podía asustaba a todos los animales y criaturas que intentaban pasar por ahí. En el camino al parque mágico, se encontraron con un unicornio morado que se unió a la aventura. Al llegar al puente, el dragón les dijo con una voz muy fuerte ¡No pasarán! Asustados, los cachorritos retrocedieron, pero no contaban con los poderes mágicos del unicornio, quien, con su cuerno de colores, pudo congelar al dragón y felices cruzaron el puente.
Al cruzar el puente arcoíris, Lulú y Gudy no podían creer lo que veían; había árboles de dulces, las nubes eran de algodón de azúcar, había unicornios, hadas, una gran laguna donde el agua era morada y en la cual había sirenas y peces; las flores podían comerse, pues eran de diferentes sabores e incluso de sabor chocolate.
Los dos cachorritos no podían creer que les había tocado vivir en un mundo maravilloso. ¿Qué más les quedaba por descubrir? Para conocer la respuesta sólo les quedaba una cosa por hacer: jugar y disfrutar de este mágico lugar.
FIN
Autora: Fernanda González Sánchez
Edad: 9 años
Villa de Cos, Zacatecas
