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viernes, 29 marzo, 2024
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Riesgos, peligros, avances

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Por: RENÉ LARA RAMOS • Admin • admin-zenda •

Terrible nota, terrible realidad, no sólo para los migrantes, revelada por Sergio Rincón, en el portal, “Sin Embargo”. Donde ayer lunes se dejaba leer: “Desde hace una década, organizaciones de derechos humanos y la hermana Leticia Gutiérrez Valderrama, directora general de Scalabrinianas Misión para Migrantes y Refugiados (SMR), advirtieron a las autoridades que las organizaciones criminales estaban asesinado, secuestrando, violando y torturando a extranjeros. Pero fue después de la primera masacre en San Fernando, Tamaulipas, cuando les creyeron.”

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“Para pasar hay que pagar, y en este país se paga a la autoridad de facto, que es el narcotráfico. Por más que nos quieran decir que el presidente Enrique Peña Nieto o el secretario de Gobernación tienen el control de este país, eso es ridículo y los migrantes nos lo pueden dejar ver: nadie que no cuente con documentación puede cruzar por la frontera del norte si no contrata los servicios de los cárteles que operan en la franja controlando el tráfico de todo: armas, drogas, personas, mercancías, de todo”.

A casi seis años de la primera masacre de San Fernando, la situación no ha cambiado, pues de sur a norte el narcotráfico controla los caminos del migrante, dentro y fuera de México. A eso se enfrentan los más de 400 mil centroamericanos que pasan por la República con la esperanza de llegar al norte, de acuerdo con estimaciones de organizaciones no gubernamentales. La síntesis, entregada con sus declaraciones, deja sin aliento, aunque ella, la hermana Leticia, la de la voz, no se desalienta, sino, con conciencia y valor,  persiste al señalar: El horror para los migrantes en México lo crean la policía y el narco. ¿Terrible realidad?

Es decir, en México,  en Semana Santa, hay representación y recuerdo del dolor, pasión y muerte de Jesús. Pero más allá de esa celebración religiosa, dolor, pasión y muerte, son más constantes que emergentes en sus múltiples, formas y facetas, sean abiertas o encubiertas. Aunque como sufrimiento, es algo que se vuelve cotidiano cada vez más, es decir, el padecer ya casi no abandona a los mexicanos, sino a diario asedia y acecha, a una gran mayoría: no sólo los apabulla el crimen, sino un cúmulo de problemas no resueltos y de distinto tipo, según lugar, cultura, tradición o historia.

Lado doloroso de una pasión hasta hoy, tan interminable  como inevitable. Increíble, además, que de ese dolor y pasión, hasta políticamente se intente administrar o dosificar su magnitud o intensidad, con dádivas o repartos, para grandes mayorías de seres humanos, conciudadanos nuestros, a quienes si algo les sobra y los agobia, en efecto, son carencias hasta básicas que para colmo, de ese modo, eventualmente se llegan a convertir en reclamos políticos, vía electoral. ¿Cuántas televisiones, cuántos bultos de cemento, cuántas despensas, son o serán reclamadas como eventuales votos y de qué manera?

Por lo pronto, dado el comportamiento del mercado mundial de energéticos y los en este momento magros logros de la privatización / venta de Pemex o de “nuestros” antiguos recursos petroleros, suelos, etc., se comienza a resentir su ausencia como trasfondo sobre el que se podía paliar el gasto público, en tanto, todo sigue siendo tasado y traducido a dólares, hay que dar más por menos, por más que se diga sortear bien problema, sin fondo(s) o con cada vez menos fondos, muchos de ellos, tampoco recuperables de inmediato.

Cada día está más cerca el inicio formal de la actividad electoral universitaria, todo un proceso que si algo tiene para sus actores, los universitarios, todos, en tanto, la UAZ no es sólo responsabilidad exclusiva de ellos, sino que por ser ella misma una gran complejidad, se debería de intentar  provocar los incrementos pertinentes a ensayar para que en efecto pueda planearse una educación universitaria a desplegar, con sentido de presente y de futuro. De manera que con la mirada más allá del horizonte y la mente puesta en la complejidad mundial, regional, nacional y local, todo pueda iniciar con el debate para establecer mecanismos fluidos para la elaboración, exposición de propuestas del que en definitiva sean resultado y resulten por ello de la investigación in situ y del debate entre quienes las hacen y enarbolan, y de todos aquellos que se sumen de ese modo a ese proceso. Todo con el fin de que el debate sea el piso simbólico a partir del cual se diseñe también y sobre todo por los propios universitarios, el futuro de la UAZ, y los cambios de su operar algún futuro desde el presente. ■

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