Conviene precisar que el año de 1767, representa una fecha clave. Viene a ser una especie de parteaguas en la educación novohispana y de las demás colonias del imperio español. Además de las repercusiones de orden social y cultural que trajo la expulsión de los jesuitas el año en cuestión, dando lugar a una parálisis en aquellos lugares donde tuvieron bajo su administración instituciones educativas como fue el caso de Zacatecas. La Real Provisión de Carlos III del 5 de octubre del año en cuestión, estableció que los maestros se deberían reintegrar junto con los preceptores seculares por medio de cátedras de oposición en la enseñanza de las primeras letras, gramática y retórica. Para ello se establecerían viviendas y casas de pupilaje para maestros y alumnos en los colegios que fueran necesarios. Meses antes de que se diera a conocer dicha provisión, el 27 de febrero, Carlos III, «por motivos reservados a su real ánimo», ordenó el extrañamiento (expulsión) de los jesuitas de todo el imperio. No fue fácil recuperar el ritmo y el nivel académico impuesto por la compañía al grado que tras su salida sobrevino un periodo de estancamiento educativo. En Zacatecas no se tiene noticia del funcionamiento del Colegio y las escuelas de primeras letras de los regulares de la Compañía de Jesús que, si las hubo, el tiempo anterior a la reapertura del Colegio Seminario con el nombre de San Luis Gonzaga ocurrida en 1785. Mediante la creación de la Real Junta Superior de Temporalidades y las subalternas en los reinos y provincias, los bienes jesuitas incluidas sus casas de enseñanza, serían confiscados por la corona.
El tiempo comprendido entre la reapertura del Colegio y el periodo independiente se caracteriza por ser un periodo permeado por el discurso de la ilustración y el intento por propagar el establecimiento de escuelas de primeras letras. Observamos en éste periodo de mediana duración (de 1875 a 1835) caracterizado por la transición entre el antiguo régimen y el nacimiento de México como nación soberana, un proceso de secularización de la enseñanza como nunca antes visto. El influjo de la retórica de la ilustración con sus llamados a cultivar la virtud, instruir a la juventud en las luces y marchar por la senda del progreso, se hace presente. Es en estos momentos cuando aparece el ideario del ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos. Este ilustre personaje fue un político asturiano de tendencia centrista y reformista. “Prototipo del ilustrado español”, se desempeñó como ministro de Carlos III. Al iniciarte el movimiento juntero formó parte de la Junta Central representando al sector moderado, opuesto tanto a liberales como a reaccionarios. Entre las reformas que propuso se encuentran la del fomento de la enseñanza por medio del establecimiento de las escuelas de primeras letras. Se le ubica como un precursor de la educación popular obligatoria, universal, y gratuita para los casos de los niños pobres. Entre sus escritos de carácter pedagógico sobresalientes se encuentran Memorias Pedagógicas (1790–1809), Memoria sobre la educación pública o sea tratado teórico-práctico de enseñanza con aplicación a las escuelas y colegios de niños. Cartuja de Baldemos, Mallorca, 1802 y Bases para la formación de un plan general de Instrucción Pública. Sevilla, 16 de noviembre de 1809. Las ideas de Jovellanos tendrían una amplia influencia entre los diputados congresistas que votaron la Constitución de Cádiz de 1812., en Diccionario Enciclopédico Grijalbo, 1995, p. 1064 y Whttp:// eswikipedia.org. lunes 20 de enero de 2014.
Era tal la fe de Jovellanos en la educación del pueblo que atribuía a ésta un papel decisivo para el progreso, pues entre otras razones consideraba que en la instrucción pública radicaba: “[…] el primer origen de la prosperidad social, sin duda. Esta es una verdad no bien reconocida, o por lo menos no bien apreciada; pero es una verdad”, (Meneses, Ernesto, (2011), Tendencias educativas… pp. 87-88).
