Como era de esperarse, en las actuales condiciones, “la clase política zacatecana” -cualquier cosa que en la academia o en la jerga local se entienda por eso- con las múltiples actividades emprendidas por esa diversidad de actores políticos en lo que va del actual sexenio, a todos ellos, este fin de año anticipa los meses finales del período gubernamental de Miguel Alonso Reyes. Tiempo propio para pensar, valorar y proyectar el futuro deseado y el realmente posible, alcanzable por cada uno de ellos desde la particularidad de su trayectoria, circunstancias ¿y contactos? Un tiempo de sucesión política tan impensado hasta hace poco y en el que fuera a ocurrir la repentina ausencia de Tomás Torres, una personalidad humana, cultural, social y política que hubiera jugado un papel relevante en ella, como uno de sus actores principales, por sus méritos, experiencia y don de gentes; difíciles de reunir y por haber vivido su formación y desarrollo, con sus propias circunstancias.
No obstante, Zacatecas cuenta con otros políticos; quienes, diversos desde sus historias y trayectorias particulares, consideran a sí mismos ser políticamente consistentes como posibles candidatos a contender por la gubernatura y alguno de ellos, suceder a Miguel Alonso. Algo se debe exigir e insistir a todos: que en su discurso y hechos sean prodemocráticos.
Por supuesto, en cada partido político existen y emergen militantes como posibles contendientes. Incluso habrá partidos que pensarán y lograrán “ciudadanizar” tan relevante proceso, si llaman, examinan, seleccionan y preparan, a alguien externo a ellos para “hacerlo” y “lanzarlo” a contender por la gubernatura, con o sin alianzas político – partidarias, etc. En fin, hoy existen múltiples posibilidades para intervenir y tomar parte en una sucesión gubernamental, legislativa y municipal, que cuenta entre sus actores a un PRI, al que renovado o no, con problemas internos o no, se le disputarán como partido hoy dominante: la integración de la próxima legislatura estatal, la gubernatura, las presidencias municipales y los ayuntamientos. De hecho, la moneda estaría en el aire para una sucesión que debería concluir en la conformación plural de una estructura política también plural y competente para conducir un período gubernamental más de un Zacatecas inmerso en y objetivo, todavía, de las políticas federales con fuerte carga neoliberal; propias, por tanto, para multiplicar la desigualdad holística existente en nuestro estado y municipios, sin más perspectiva que lograr su profundización, si no se le oponen políticas “propias” y proyectos productivos locales que acarren beneficios concretos y consistentes a las mayorías, más allá de la dádiva de alimentos, cuya dotación, como la de servicios, debería ser sustituida o completada con respaldos profesionales y económicos, regionales y locales, para hacer productivo o más productivo al entorno, de modo de avanzar, ellos mismos por sí mismos, con consistencia en su desarrollo, a pesar de la aridez.
Esto implica y exige, al próximo gobierno, estatal, municipal y comunitario, andar, como se decía antes: como tortuga con lumbre o como si se llevara lumbre en los aparejos. Sin olvidar, por supuesto, que a la ejecución anteceden, desde la historia de nuestras múltiples particularidades y visiones, hasta la imaginación de las formas más diversas para proyectar y materializar la obra pública y social del gobierno: estatal, municipal y comunitario. De facto, este último debe ser el primero en tomar la voz y aportar pruebas de que se quiere y se puede, no empeorar más la situación, sino lo contrario, aun en forma paulatina: frenar, detener y remediar el deterioro para mejorarla con beneficio popular, particular y ampliado, según se estructuren las escalas de pensamiento, proyección, deliberación y acción, en torno a los problemas concretos, vividos por los zacatecanos, desde su historia e inmediatez: desde lo concreto, desde los resultados de la acción o no, de los gobiernos.
Así, ¿la plausibilidad se vuelve historia? Una, a la que se debe insistir en querer, delinear y construir con éxito individual, comunitario y social y político, porque esto último es la “piedra de toque” para imprimir continuidad, en línea y en espiral, por la complejidad histórica y política que conlleva construir una novedad, por modesta que sea cada obra realizada. Algo distinto, muy distinto, por ejemplo, a la directividad desde la que se construyeron las glorietas municipales, hasta sin querer, autoritaria, si no se consultó a los cabildos o no se les hubiera consultado, si acaso se les consultó. Si así fue, se debe proveer de fondos a los respectivos municipios para su mantenimiento, en donde estén construidas. Necesario, para que los viajeros disfruten su uniformidad, sin sufrir su deterioro particular como un obstáculo adicional a su tránsito.
Percepción desde la izquierda: hay una rebelión silenciosa e implacable. La tarea: cómo traducirla en un frente nacional para derrotar en la vía legal al actual sistema. En perspectiva: Cómo convertir eso en estrategias sólidas para avanzar de modo continuo y acumulativo. Zepeda Patterson, Rodríguez Araujo y Elvira Concheiro: tiene razón su pregunta abierta. ■