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Historias caóticas

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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO • admin-zenda • Admin •

El domingo 25 de septiembre de 2016 apareció en “La Jornada” un artículo de Immanuel Wallerstein titulado “Estancamiento secular” en el que reitera una conclusión a la que ya ha llegado antes: estamos en un punto de bifurcación de la economía mundo capitalista, punto a partir del cual ya no podrá funcionar como lo ha venido haciendo hasta ahora. Es una vieja observación empírica que la economía funciona en ciclos, por lo que a veces hay auge y en ocasiones depresión, lograr explicar esos ciclos continua siendo un problema abierto. Pero interpretarlos no: hay muchas interpretaciones de ellos. Una que fue dominante se desprende del marxismo (que a su vez la tomó de la historia filosófica de Hegel) y consiste en aseverar que las crisis sucesivas llevaran a la destrucción del sistema capitalista. Tal predicción está desmentida, y los efectos políticos se resumen en el pasmo en el que están las izquierdas de inspiración marxista por todo el mundo. La interpretación de Wallerstein abandona las historias filosóficas deterministas inspiradas en el idealismo alemán y toma sus elementos de la dinámica cualitativa desarrollada en la mecánica celeste por Henri Poincaré y popularizada como “teoría de las catástrofes” por René Thom. Los elementos característicos de esa teoría son tres: 1.- la aparición de discontinuidades en la evolución del sistema, lo que significa que hay cambios bruscos que nos pasan de un régimen a otro de movimiento, 2.- Las divergencias exponenciales, que significa que dadas pequeñas fluctuaciones estas se amplifican con el tiempo, 3.- histéresis, o dependencia de cada nuevo estado de su historia previa. Wallerstein analiza el desarrollo del sistema mundo capitalista y cree descubrir patrones que se pueden asimilar al punto (2) porque en ciertos intervalos históricos de tiempo el sistema entra en una dinámica que lo lleva a múltiples posibilidades, y es ahí donde entra la acción humana: el sistema no tiene los medios de decidir unívocamente de entre todas las posibilidades que tiene, así que debe haber un medio de elección. Wallerstein nos indica que ese medio es la acción política organizada. Lo que enfatiza es que el sistema ya no puede continuar operando como hasta ese momento. El punto aquí es que “bifurcación” indica dos posibilidades, pero los sistemas económicos, cuando devienen inestables, no tienen ante sí dos posibilidades, sino muchas. Demasiadas como para ser contabilizadas y decidir racionalmente sobre ellas. En tal sentido la historia se vuelve “caótica”, impredecible, y en esos intervalos caóticos es cuando la acción humana cuenta, ya que las decisiones tomadas se amplificaran hasta afectar a todo el sistema, llevando a la instauración de uno nuevo radicalmente diferente del anterior. Si ello es así del sistema mundo lo es también de sus componentes, ya que podemos suponer que su comportamiento se réplica en todas las escalas, estando en todas ellas presente el objetivo de la acumulación indefinida de ganancias. Y la crisis se propaga por todo el sistema. En el caso del sistema político mexicano los síntomas del caos se manifiestan como depreciación considerable de la moneda, recortes en el gasto público y recesión económica aguda. Es ese el escenario en el que se inserta la UAZ, y debemos tenerlo presente. El funcionamiento del sistema UAZ tiene como fundamento la explotación intensiva de su personal con el objetivo de acumular capital político para que cada uno de los grupos logre sostenerse en la administración central. Por eso las contrataciones no siguen la lógica de la matrícula: en la UAZ se contrata para acumular votos, no para atender matrícula. Por eso podemos apreciar ciclos de contrataciones antes y después de las elecciones, ya que antes de las elecciones se contrata para ganar, y después para pagar los compromisos. Esta dinámica llevó a la UAZ a la crisis, lo que anuncia que tal sistema, basado en ese patrón de contrataciones, no podrá sobrevivir mucho tiempo. La actual administración, debido a su subordinación a Gobierno de Estado y sus muy particulares intereses, considera que el funcionamiento de esa dinámica sigue siendo posible, por eso recrudece la explotación intensiva bajo la ideología de “cumplimiento estricto de la ley”, y hace pirotecnias discursivas y actos espectaculares para disimular que de fondo no tiene otra estrategia que tratar de rescatar un sistema útil a una minoría. Ahora bien, la decadencia del actual sistema corrupto no anuncia nada mejor, podría ser el preámbulo de algo mucho peor porque precisamente esa es la tendencia de los que hoy administran la UAZ, y en una situación caótica como la presente si no se pone freno a las tendencias autoritarias éstas lograran imponerse. Como ya hemos dicho, no se puede predecir qué es lo que vendrá, pero se pueden discernir tendencias hacia alguna de las múltiples posibilidades del sistema mundo, y en la UAZ esas tendencias, que se disciernen apenas nos damos cuenta de que las medidas que toma la presente administración pretenden incrementar el ritmo de la explotación, van hacia peor. Pero en situaciones caóticas acciones pequeñas pueden desviar la tendencia y reencauzar el rumbo hacia mejores cosas. Esperamos que los universitarios conscientes de su situación tomen esas acciones, a pesar de la propaganda y la intimidación. ■

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