La denuncia de abuso sexual hacia un niño con autismo en un colegio ubicado en el municipio de Guadalupe, ha generado una serie de reacciones divididas entre apoyo a la familia denunciante y la defensa institucional de la escuela. La madre del menor ha señalado que su hijo fue víctima de abuso dentro del plantel y que existen al menos cinco casos adicionales que han salido a la luz tras la difusión del caso en redes sociales el pasado 24 de febrero. Mientras tanto, el instituto ha rechazado las acusaciones, asegurando que la Fiscalía General de Justicia del Estado de Zacatecas (FGJEZ) no encontró evidencia en su contra y que no existen procesos legales abiertos contra su personal. Cabe destacar que, hasta el cierre de esta edición, la FGJEZ no ha proporcionado información a este medio sobre denuncias e investigaciones de abuso sexual en relación al caso.
Sin embargo, otros señalamientos se han sumado al de la madre de familia del pequeño con autismo. En estos testimonios se mencionan presuntos casos de abuso y maltrato dentro del plantel, incluyendo relatos de niños que habrían sido amarrados a sillas y de situaciones en los baños, donde no había cámaras de seguridad.
El 27 de diciembre de 2024, el centro educativo publicó un comunicado en el que calificó la denuncia como difamación y anunció que emprendería acciones legales contra la madre denunciante. La escuela afirmó que el abuso no ocurrió en sus instalaciones, sino que era una «situación que viene de casa».
Ante la viralización de la denuncia, emitió un segundo comunicado el 25 de febrero de 2025, asegurando que no hay procedimientos legales en su contra ni en contra de su personal, y afirmando que ha colaborado con la Fiscalía proporcionando material de videovigilancia y expedientes psicológicos como parte de la investigación. Además, reiteró su compromiso con la educación de calidad y el bienestar de sus alumnos.
Dicho comunicado fue respaldado por varios exalumnos, quienes expresaron mensajes de apoyo. Algunos enfatizaron que el colegio cuenta con videovigilancia y protocolos de seguridad que dificultarían que ocurrieran hechos como los denunciados.
Sin embargo, otra persona señaló lo desafortunado de esta postura de descalificar a las víctimas, indicando que «decir que no me pasó a mí no significa que no haya sucedido».
Además, se ha criticado que la institución sigue minimizando las denuncias, defendiendo su reputación en lugar de atender la gravedad del caso, sin anteponer el interés superior de la infancia.
Por medio de redes sociales, la madre denunciante ha recibido muestras de apoyo, además de otras denuncias como: «Tuve a mi hijo en esa escuela, a cada rato pasaban cosas de este tipo, por eso lo saqué. Los niños lloraban de miedo al ir al baño, y cuando pedíamos ver las cámaras, casualmente no servían».
Asimismo, una psicóloga que ha dado seguimiento a otra presunta víctima desde hace más de seis años declaró que «se ha dado continuidad al daño psicológico que sufrió una niña en esa institución cuando tenía menos de tres años». Agregó que la madre de esta víctima ha intentado obtener justicia sin éxito, enfrentando obstáculos similares a los actuales.
Otro comentario en Google Opiniones da cuenta de un ambiente hostil. Una exalumna que estudió siete años en la escuela afirmó: «Muy buena educación, pero experiencia terrible, existe el bullying por parte de alumnos y maestras, yo hablo por experiencia propia. Los alumnos van desde homofóbicos hasta clasistas y gordofóbicos, las maestras no hacen absolutamente nada y la directora mucho menos. Los traumas que tengo provienen todos de esta escuela. El ambiente es lo más tóxico que existe».