■ Pretende utilizar como vehículo el género de terror, con el cual está familiarizado
La maldad que las personas ejercen “con toda intención pero sin conciencia”, será el tema con el que este año Guillermo Gómez Ávila incursionará en el cine como realizador. Los dos cortometrajes que se preparara a filmar no pretenden ser moralistas dice, pero sí buscarán hacer reflexionar al espectador.
Para ello utilizará como vehículo el género de terror, uno con el que estableció un fuerte vínculo desde su niñez, cuando conjuntamente con su madre participaba de su afición por las películas españolas de este tipo.
El caracterizador, -como se define a sí mismo-, participante en las producciones locales Lobo y Atrapados de Edín Alaín Martínez; y ¿A qué sabe? de Yaín Rodríguez, entre otras, presentará sus historias en blanco y negro a fin de generar una atmósfera adecuada para su narrativa, comenta a La Jornada Zacatecas.
Sin adelantar mucho sobre la primera de estas historias, dijo sólo que se relacionará con el fenómeno del bullying, y sobre la otra la guardó celosamente bajo reserva.
Guillermo Gómez Ávila es un buscador permanente de medios para expresar sus obsesiones: la vida y la muerte. Sus creaciones han sido materializadas por medio de la escultura, la pintura, el arte con reciclaje y el maquillaje para cine, entre otros.
De esta manera pueden observarse criaturas fantásticas, espíritus del bosque representados por duendes, hadas, árboles con facciones humanas y bustos de seres imaginarios de toda “latitud cósmica”.
Pero también recupera en su maquillaje y sus piezas como “la Cabeza de Miguel Hidalgo”, los procesos de descomposición del cuerpo humano.
La belleza del mismo se encuentra en la estructura ósea según Guillermo Gómez, “es la perfección de la vida en el cuerpo humano, el esqueleto”.
Los materiales que han moldeado, vaciado o esculpido sus manos inician desde su niñez con la masa de maíz, la plastilina, el barro, después ha trabajado la plastilina epóxica, silicona, yeso, cera, “foamy”, fibra de vidrio concreto, estireno, vaciados de plomo, bronce, plomo y aluminio. También ha realizado piezas de chocolate y caramelo.
Recuerda como un primer foco de interés, las festividades de Día de Muertos. Todos los elementos asociados al recordatorio que los mexicanos hacen de sus difuntos y las calaveras de azúcar, los pequeños cajones de cartón en que se recrean los rituales de despedida de la gente que cercana, llamaba su atención.
Antes de encontrar su vocación quiso ser médico, y sus primeras experiencias en cercanía con los cadáveres le dejaron pocas ganas de seguir ese camino. La manipulación del cuerpo humano inerte le causó dice, una tristeza profunda.
El creador elude el calificativo de artista y destaca siempre su carácter autodidacta y su capacidad inventiva. Actualmente ofrece talleres de caracterización y escultura en la Casa de Cultura Zacatecas, los sábados a las 12 del día y 13:30 horas.
Los espacios donde pueden apreciarse de manera permanente sus piezas son el Restaurant La Leyenda. Cuadros, bustos de pequeño formato y escultura en cera, entre otros.
En la Casa del Inquisidor realizó una figura en fibra de vidrio de un personaje que demacrado por el hambre y la tortura, busca desesperadamente la libertad pretendiendo saltar por un balcón y una mujer que sufre la muerte en la hoguera, así como la recreación de la cabeza del prócer de la lucha de Independencia que tuvo en Zacatecas uno de sus lugares de exposición, Miguel Hidalgo y Costilla.
Próximamente, Guillermo Gómez Venegas exhibirá nuevas series de su obra en la Cenaduría La Verbena y el Café 9 Vidas. Esto último programado para los meses de febrero y marzo, respectivamente.
