Especialistas de diversas instituciones latinoamericanas participaron en el seminario “Análisis de contexto: una aproximación a los fenómenos criminales complejos” convocado por la Unidad Académica de Desarrollo y Gestión Pública de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), en el que coincidieron en la importancia del análisis de contexto para estudiar la criminalidad
Gina Cabarca Macías, de la Universidad de Los Andes, comentó que el análisis de contexto en Colombia surgió a partir de la necesidad de la investigación criminal y comprender los diversos paradigmas de investigación criminal.
Al respecto, mencionó que el primer paradigma es el de Sherlock Holmes o “hecho a hecho”, en donde la investigación criminal es reactiva, es decir, se interpone una demanda y se investiga algún acontecimiento pasado a través de las ciencias forenses y otras herramientas.
El segundo paradigma es el de criminalidad organizada, pensada para ser proactiva y prevenir hechos futuros, de forma que la preocupación del investigador es caracterizar a los autores del delito y así conocerlos, saber dónde están y aprehenderlos.
Lo importante es entender
la organización criminal e
identificar qué evidencias
ayudarían a vincularlos
a un procedimiento penal,
destacan los especialistas.
Lo importante es entender la organización criminal e identificar qué evidencias ayudarían a vincularlos a un procedimiento penal, es decir es una investigación más sensible a aspectos políticos y sociales.
Cabarca Macías detalló que el tercer paradigma es el de crímenes de sistema, en donde el crimen es cometido de tal forma que es sistemático y generalizado y la judicialización es fundamental, de forma que combina otros paradigmas para explicar el comportamiento de la criminalidad de la que son responsables organizaciones criminales complejas.
Es decir, dijo que los patrones criminales no son estadísticas descriptivas sobre los hechos, por ejemplo, cuando se caracteriza el fenómeno de la extorsión, las estadísticas judiciales plantean cifras sobre denuncias por año, de forma que un patrón es cuando un análisis muestra que las víctimas identifican que los números corresponden a una serie.
Es decir, no se trata de la estadística judicial, sino de los hechos que caracterizan una repetición relevante, como en este ejemplo, a una numeración en serie a partir del cual se realizan las extorsiones y entonces pueden ser atribuibles a una sola organización criminal.
Por su parte, Daniel Vázquez, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó cómo se aplica el análisis de contexto para estudiar redes de macrocrimialidad, mismas que tienen tres estructuras, una criminal, empresarial y política, por ejemplo, en el caso mexicano con los cárteles del narcotráfico.
En el tema de las desapariciones, expuso que se analizaron quién tenían la gobernanza criminal y cuáles eran las técnicas de desaparición, datos útiles a partir de las cuales se pudieron plantear mejores hipótesis de búsqueda, aunado al perfil de personas que desaparecían.
Asimismo, refirió que, al analizar la red de macrocriminalidad en Coahuila, se encontró que no eran los criminales los que fungían como nodos, sino personajes de la política que operaban en la entidad mientras que en Veracruz sucedió algo similar, ya que los nodos principales eran políticos y no criminales.
Para enfrentar esa situación, Vázquez consideró que se ha cometido el error de atacar los nodos, pero no la estructura política y empresarial, de manera que las organizaciones macrocriminales se preservan.